SAF – 24 de septiembre de 2018
Buenos días y gracias a todos por participar en este acto de la fiesta patronal de instituciones penitenciarias, en el que contamos con la presencia de la subdelegada del gobierno en salamanca, del director del centro de topas, y otras autoridades de zamora y salamanca.
somos símbolo de esa corresponsabilidad no escrita sobre la prisión, que está a mitad de camino de ambas ciudades vecinas y siempre hermanadas.
Mi más sincera gratitud, oficial y personal, a todas las autoridades y demás personas que nos acompañan.
Me cabe el honor de intervenir por primera vez en este breve pero emotivo acto, que me ofrece la posibilidad de expresar, sobre todo, mi reconocimiento y apoyo al colectivo de funcionarios de prisiones, del que hay aquí una amplia representación zamorana.
Mi apoyo y reconocimiento sincero está basado en esa profesionalidad y generosidad con la que desempeñan su trabajo día a día, de las que estoy informado tanto por la subdelegada del gobierno de salamanca como por el director del centro.
Un trabajo especialmente delicado e incluso arriesgado, a veces; un trabajo realizado, siempre, con la vista puesta en la consecución de los fines que tienen encomendados por la constitución.
Ustedes saben mejor que nadie que cuando el sistema penitenciario consigue reinsertar a un penado, logra que aumente la seguridad ciudadana, porque significa una amenaza menos para todos y un refuerzo indudable de la democracia y de los valores constitucionales.
La seguridad, es además, uno de los valores más apreciados por los ciudadanos. las encuestas así lo testifican.
Trabajar por ella es un servicio público y una aportación importante que ustedes hacen a la sociedad, contribuyendo con ello a mejorar la vida de todos nosotros.
Esta sociedad, de la que a veces hablamos como si fuera un ente inespecífico, está formada también por los internos, y ustedes lo saben mejor que nadie porque trabajan incansablemente para que, mientras pagan su deuda con la sociedad, se desenvuelvan en un ambiente lo más humanizado posible y se desarrolle con ellos una auténtica tarea de reinserción social.
Las experiencias y los programas que llevan a cabo en este sentido, así como las actividades de tipo formativo y cultural, son un ejemplopara otros centros penitenciarios.
El promover iniciativas de autoestima, el sentirse útiles, es una necesidad básica del ser humano y realizar actividades gratificantes que favorecen el desarrollo personal –culturales, deportivas, lúdicas…- contribuye eficazmente a la reinserción que perseguimos.
Mi agradecimiento expreso a los profesionales que hacen posible la existencia de estas experiencias y trabajan incansablemente tanto en actividades de ocio como en los módulos de respeto.
En esta línea está el gobierno de España, el ministerio del interior y la secretaría general de instituciones penitenciarias; pero si son importantes las decisiones políticas, son eficaces -sobre todo y lo sabemos bien- por los esfuerzos de todos los funcionarios y voluntarios (muchos de las ongs) que trabajan o actúan en este campo.
Hablando de reinserción, quiero hacer una mención especial y concreta a lo que tengo más cerca, al trabajo que se realiza en el CIS de Zamora, que en verdad está siendo un baluarte eficaz de esa política de reinserción e integración de los penados en la sociedad.
Reinserción e integración constituyen los objetivos fundamentales del cometido que realizan los funcionarios del CIS de Zamora, que además sacan fuerzas para prestar atención a las familias de los internos.
Por lo que conozco directamente y por lo que sé por otras vías, creo que es de justicia resaltar la importante labor que desarrolla este colectivo, siempre bajo la tutela judicial y la dirección jerárquica del gobierno, y brindarles todo nuestro apoyo.
Quiero finalizar como empecé, expresándoles mi gratitud y admiración por su trabajo; como subdelegado, en nombre del gobierno de España, y como ciudadano de un estado que es más seguro gracias, también, a su trabajo.
Les deseo un feliz día de la Merced.
Subdelegado del Gobierno en Zamora, Ángel Blanco García