Carlos Javier Salgado Fuentes, Doctor en estado de Derecho y Buen Gobierno (Ciencia Política), presentó en Tábara su obra La cuestión económica de la región Leonesa. Una obra en la que expone el desequilibrio que se viene padeciendo desde que León dejo de ser una región diferenciada para unirse a Castilla.

Aquella Constitución que asumimos en el año 1978, seguramente no tuvo en cuenta la evolución tan desigual que iba a tener la España de las Autonomías y especialmente algunas provincias a las que los derechos que enunciaba en cada uno de los artículos, no iban a llegar nunca o se iban a alejar mucho de los deseos que en ella se plasmaban, quedando relegados sus habitantes a ciudadanos de segunda división.

Si por el hecho de nacer en un lugar o en otro de la península, hay ciudadanos que ven limitados sus derechos a la enseñanza, a la sanidad, a la comunicación, a…., no cabe duda que las posibilidades que tienen de acceder a ese bienestar al que todos aspiramos, se encuentra limitado y en muchos casos, se considera como ese sueño al que difícilmente se podrá llegar.

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Ese desequilibrio que hay entre las comunidades de un mismo estado, entre las provincias de una misma comunidad o entre las comarcas de una misma provincia, no permiten que contemplemos ese equilibrio justo que debería establecerse para que cumpliendo el mandato constitucional, todos tengamos los mismos derechos, si asumimos las mismas obligaciones.

En cambio, nos damos cuenta que mientras que unas regiones van erigiéndose como el motor del desarrollo, lo van consiguiendo a cambio de otras que cada vez se van degradando un poco más y no llegan a ese equilibrio que les permita llegar a un mínimo necesario para conseguir que la calidad de vida de sus habitantes sea más equiparable a la del resto de la población.

Es un problema y cada problema tiene siempre sus responsables, en este caso son los que se encargan de liderar el desarrollo de su comunidad y por intereses particulares o por una incapacidad manifiesta, se alejan de las promesas que fueron haciendo para acceder a los cargos de responsabilidad en los que les hemos colocado y se olvidan muy pronto de cuáles son sus responsabilidades.

Somos conscientes que en una misma Comunidad siempre hay provincias que por su posición estratégica o por los recursos naturales con los que cuentan, deben siempre liderar el progreso de sus hermanas, pero para eso están nuestros dirigentes, para evitar que el desequilibrio y la desigualdad, lleguen a crear un abismo al que si no se pone remedio va creando, como dice el titulo, unos ciudadanos que son de primera categoría y otros de segunda.

Sirva un ejemplo para ver con claridad esta situación. Cuando se constituyen las autonomías, entre todas había una que se encontraba siempre por encima de la media, era de las punteras que había en todo el estado, la Comunidad Autónoma del País Vasco. Pero también hace cuarenta años, esta comunidad contaba con grandes diferencias entre sus habitantes. Mientras la pujante Vizcaya era el motor de las otras dos, Guipúzcoa mantenía un desarrollo importante gracias a las industrias menores de maquina herramienta y al desarrollo pesquero y turístico, mientras que la tercera provincia, Álava, era la considerada provincia pobre porque solo contaba con la agricultura como principal actividad económica.

Los dirigentes se propusieron revertir esta injusta situación y en la actualidad el País Vasco sigue siendo una de las Comunidades más prósperas del País, pero sus tres provincias que siguen estando entre las más desarrolladas han invertido el orden y es Álava la que lidera la prosperidad de la Comunidad seguida inmediatamente después por Guipúzcoa y Vizcaya.

Es el resultado de un compromiso que los dirigentes políticos asumieron en su día y han trabajado activamente para que el equilibrio entre sus habitantes les haga disponer de una calidad de vida en la que apenas se perciben esas desigualdades que hay en otros lugares.

Castilla y León, es una Comunidad en la que pasa todo lo contrario, los desequilibrios entre sus provincias son abismales y mientras el eje Valladolid-Palencia-Burgos tiene unos parámetros por encima de la media en casi todos indicadores de la evolución de la provincia, ocurre todo lo contrario en lo que antiguamente conformó el reino de León (León-Zamora-Salamanca), donde se aprecia una desigualdad lacerante, que en los últimos años se va agravando de una forma considerable y si no se adoptan medidas con carácter de urgencia, puede llegar a un estado que difícilmente pueda revertirse.

Es la situación a la que nos han conducido los que deberían trabajar para el desarrollo y no lo han hecho y cuando lo han hecho, ha sido siempre de una forma partidista en beneficio siempre de los mismos, sin tener en cuenta a los que peor lo estaban pasando.

Hay muchos indicadores que nos permiten analizar cómo hemos llegado a esta situación, son esos síntomas que cuando se detectan, si no se adoptan medidas para solucionarlos, van contagiando a los demás, hasta que la metástasis se convierte necesariamente en irreversible.

Analizaremos algunos de estos indicadores para comprender la precaria situación en la que se encuentra la provincia de Zamora, que cuenta con una población que ya ha perdido la esperanza de ese estado del bienestar y de pensar en un futuro como el que se dibuja cada cuatro años en los programas electorales de la gran mayoría de partidos políticos.

Ese incumplimiento de las promesas que aparecen en los programas electorales es lo que ha hecho que la población comience a despertar y de un 11% de ciudadanos que en el año 1986 seguían pidiendo mantener el antiguo reino de León, hemos pasado a un 27%, porcentaje que irá creciendo si los desequilibrios que se ven en el libro siguen por los mismos derroteros y no hay nadie que sea capaz de hacer que reviertan.

Fondos de Cohesión

Cuando se comienza a contemplar una unión de los estados europeos, uno de los problemas que inmediatamente se visualizan es esa diferencia que hay entre los estados y las diferentes velocidades en las que se desarrollan, ese ejemplo del País Vasco, y como el buen padre de familia, se busca la formula para ayudar al que más lo necesita para que no existan las abismales diferencias que crearían unas desigualdades en las que todos no dispondrían de las mismas oportunidades.

Para buscar ese equilibrio, se establecen los fondos de cohesión en los que se destinaran inversiones y recursos a aquellas regiones que más lo necesiten. Para ello se establece que a través de la renta per capita, se determinara los lugares a los que irán destinados estos fondos.

Este criterio tiene particularidades especificas que nuestros dirigentes políticos no supieron ver o no quisieron defender y como consecuencia para una provincia como Zamora que en el año 1.995 se encontraba un 15,6%  por debajo de la media de la renta per capita y en el 2015 se encuentra un 16,9% por debajo de la media, era claramente destinataria de estas ayudas, pero como la comunidad en su conjunto gracias a esas provincias más desarrolladas se encontraba en el límite de la media, Zamora se quedó sin percibir esas ayudas porque no entraba en los criterios de convergencia.

Con el paso del tiempo y al ver que nuestras zonas de influencia cada vez se encontraban mas degradas y no era fruto de la casualidad sino que muchos lo achacábamos a la causalidad, era la causa de seguir unos parámetros que no se ajustaban a lo que era la realidad.

Envejecimiento

La historia nos recuerda a Zamora la Vieja y el presente, nos hace ver la realidad de que Zamora, cada vez es más vieja, pero no comparándola con nuestros vecinos más inmediatos, es un referente a nivel europeo, un ranking del que no nos debemos sentir nada orgullosos.

En los últimos 30 años Zamora ha tenido un descenso de 3,1% en la tasa de juventud, contando con una población de entre 0 y 15 años que supone el 10,1% de la población lo que significa que no hay esperanza de vislumbrar un relevo generacional.

Por el contrario, también ocupamos el primer puesto en el envejecimiento de nuestra población al ser la provincia más envejecida de toda la comunidad con un 30,1% de la población mayor de 65 años.

Demografía

El envejecimiento de la población hace que los índices demográficos, tampoco resulten muy halagüeños y vamos perdiendo población de una forma muy acusada y grave.

El descenso en los últimos 35 años en la provincia de Zamora ha sido de 51.688 personas, un dato muy similar a las vecinas provincias de León y Salamanca, por el contrario en Valladolid se ha visto incrementada por 33.221 personas.

La evolución en las tres provincias de la región Leonesa es de un descenso del 12% lo que las sitúa en el último lugar de todas las comunidades autónomas y en el caso de Zamora, del año 1983 al 2018 ha visto cómo menguaba un 22,8%, lo que la lleva a liderar el ranking de la Comunidad y en la la provincia con mayor descenso de la población.

Como ejemplo, Burgos que a finales del siglo pasado contaba con una población de 365.000 personas, descendió a 350.000 en el año 2.000 pero al ser mimada por la administración en el año 2010 repuntó de nuevo a 375.000 habitantes.

Nacimientos y Crecimiento vegetativo

Lo anteriormente expuesto, tiene como consecuencia que cada vez se produzcan menor número de nacimientos  aunque la media de España en los últimos 25 años ha descendido el 1%, en el caso de nuestra provincia ha sido del 36% lo que hace muy difícil ese ansiado relevo generacional.

Estos datos nos llevan a un crecimiento vegetativo que tampoco resulta muy esperanzador porque en el año 2017 en nuestra provincia se registraron 901 nacimientos y hubo 2.694 defunciones, lo que arroja un déficit de -1.793 para alcanzar el equilibrio que permitiera seguir manteniendo población, ya que las muertes en nuestro caso, triplican a los nacimientos, algo que resulta a todas luces insostenible.

Desempleo

Uno de los factores decisivos en esta situación es la evolución que ennuestra provincia está padeciendola población con una cada vez más acuciante falta de empleo y cuando existe, a veces es con una precariedad que no hace concebir esperanzas de un futuro prometedor.

Según los datos de la encuesta de población activa (E.P.A) de 2018, la provincia de Zamora en el año 1983 era de toda la Comunidad, la que registraba unos porcentajes menores de paro con el 8,7% de la población desocupada. Sin embargo, en el 2.017, con un 17,3%, es la provincia que más paro soporta de toda la Comunidad.

También el número de personas ocupadas ha disminuido de una forma importante porque si en 1984 los ocupados eran 71.300, en el año 2.018 ha descendido este número hasta los 64.400 un descenso del -9,7%.

Eso nos ofrece una actividad del 50,9% cuando el umbral debería estar en el 56%. Sin empleo no se fija población y la gente tiende a buscar en otros lugares el medio en donde poder ganarse la vida.

Emigración

Es una le las lacras de la provincia que cada vez más, ve cómo sus mejores valores, esa generación que podía revertirlo todo, busca en otras zonas un mayor bienestar para poder seguir viviendo.

La emigración de Zamora es cada vez más importante y cuantitativamente va haciendo que nuestros pueblos se vayan quedando vacíos porque las perspectivas de seguir viviendo en ellos se hacen cada vez más difíciles.

De los nacidos en tierras zamoranas, en la actualidad, el 12,7% residen en otras provincias más prosperas de nuestra comunidad y los que han emigrado a otras zonas de España o al extranjero, representan el 62,30% que han ido abandonando los pueblos y comarcas que les vieron nacer y eso es la consecuencia de que cada vez nuestros pueblos se encuentren más vacíos.

Sostenibilidad económica

Este es otro de los parámetros en los que destacamos de forma muy negativa y la esperanza no resulta nada prometedora porque la tendencia es cada vez más significativa lo que hace que en poco tiempo nos encontremos en la cola, en el último lugar de conseguir una sostenibilidad que nos permita albergar alguna esperanza de futuro.

Tomando la media de toda España que esta situada en el 1,55, las provincias que mejor índice presentan son Baleares 2,24 y Madrid 1,90 y en el lado negativo de este indicador se encuentra Extremadura con un 1,13 y nuestra provincia está muy cerca de ese lugar de la cola con un 1,17, aunque por la evolución que llevamos no tardará mucho tiempo en que también ocupemos ese lugar.

Abandono del campo

Es la consecuencia de esa despoblación cada vez más acusada, el campo que siempre ha representado el medio de subsistencia de los pobladores de esta provincia ha visto cómo la despoblación se hace más acusada en las zonas rurales y el campo que siempre ha estado cuidado y protegido se va abandonando.

Entre los años 1991 y 2010, la provincia de Zamora sufrió 9.478 incendios que fueron consumiendo una buena parte de la riqueza forestal que siempre ha tenido la provincia.

Recursos

Es el único apartado en el que ofrecemos unos datos positivos por la producción que contamos, pero también se convierten en el apartado negativo por el impacto medioambiental que soportan, las cuales no tienen los consumidores que utilizan y no producen estos recursos.

Si lo que generamos revertiera íntegramente en la provincia, seguramente todos los parámetros que venimos describiendo cambiarían de una forma drástica, pero lo que producimos se benefician otros lugares y nosotros vemos cómo para generar estos recursos tienen que desaparecer pueblos enteros e importantes zonas que siempre se habían dedicado al cultivo que representaba la forma de ganarse la vida de las gentes que vivían en estas tierras.

En energía eléctrica, Zamora producía en el año 2008 16,9 MWh y en el 2017 descendió esta producción a 13,3 MWh, lo que representaba una producción del 21,3%, aunque el consumo en la provincia era sustancialmente inferior y gran parte de la producción se exportaba a zonas con menos recursos.

Los embalses que hay en la provincia cuentan con una capacidad de 2.649 hm3.

En cuanto a los recursos mineros contamos con una riqueza importante que ya se explotaba en tiempos de los romanos con minas de Oro en Pino del Oro, Sayago y la Sierra de la Culebra, con producción de sal que se extraía en las lagunas de Villafafila y con producción de wolframio, estaño, plomo, manganeso, barita, tántalo,… estas explotaciones se encontraban principalmente en la zona de la Carballeda y en la Sierra de la Culebra y para su transformación había una intensa actividad de hornos en poblaciones que nos recuerdan en su nombre su pasado (Ferreras, Ferreruela, Fornillos de Sayago, Fornillos de Arriba,….). A finales del siglo pasado, contábamos en la provincia con 276 explotaciones que mantenían una actividad, que era sostenible.

En cambio los proyectos de grandes producciones a cielo abierto de multinacionales que no dejarán aquí nada, como la proyectada mina de Litio en las inmediaciones de Fermoselle, lo que conseguirán es que se degrade la riqueza natural que todavía queda en algunas zonas y cuando hayan obtenido todo el beneficio dejarán asolada la zona de influencia en la que se han implantado.

Algo similar ocurre con las macro granjas porcinas. Implantaciones de una producción masiva que eliminarán la competencia de las pequeñas explotaciones sostenibles que contamos en la actualidad y cuando hayan conseguido todo el beneficio, no quedará nada, porque ya la tierra y el agua desaparecerán abrasadas y contaminadas, no quedará ni tan siquiera la posibilidad de poder utilizar esos terrenos para otros fines y la riqueza que genera la degradación de estos lugares se irá para otras zonas que seguirán prosperando a nuestra costa.

Infraestructuras

Ferroviarias

Sin unas buenas infraestructuras, sin la comunicación necesaria entre los pueblos es muy difícil que llegue el desarrollo tan necesario para las regiones y para los pueblos, porque las buenas comunicaciones hacen posible el aumento poblacional y favorecen el desarrollo y el progreso económico.

Esa fue la visión que tuvo Claudio Moyano cuando diseñó un proyecto para poder exportar lo que se producía en la provincia y dar salida a todo el cereal con una conexión desde Zamora a Medina de Rioseco para enlazar con el proyectado Canal de Castilla que llevaría los productos para embarcarlo en Santander con destino a todo el mundo.

Pero la llegada del ferrocarril trastocó este proyecto, aunque Zamora también quedó relegada de los avances que traía el ferrocarril al quedar fuera del eje ferroviario de Gijón a Oporto y tener que recurrir al Puerto de Santander, más alejado de nuestra provincia y con mayores costes en los traslados.

También en la conexión interior Zamora se quedó relegada porque para desplazarse hasta Madrid, tenía que hacerlo a través del nudo ferroviario de Medina del Campo y lo hizo 60 años después de Valladolid. Pero el retraso también fue con el norte (18 años), con el Sur (32 años) y con el oeste (20 años). Un retraso acumulado de 70 años que resultaron fundamentales para haber accedido a un desarrollo importante.

Cuando ya contaba con unas comunicaciones aceptables, en los años 80 vio como se cerraba el 35,5% de su red ferroviaria, perdiendo comunicaciones muy importantes como el tren de la Vía de la Plata que la comunicaba con el norte y con el sur de la provincia y enclaves tan relevantes como las conexiones con Oporto y Extremadura.

En el año 2014, vio cómo se suprimía casi la mitad del trazado de su red ferroviaria a cambio de la Alta Velocidad, que pasa por Zamora, únicamente porque se encuentra de paso a Galicia, de lo contrario, seguro que tampoco hubiera estado presente en la mente de quienes trabajaron en este proyecto. Pero las importantes comunicaciones con el norte y con el sur se han visto cercenadas.

Autovías

Zamora también ha sido la gran olvidada en los proyectos de infraestructuras terrestres ya que accede a la conexión con la Vía de la Plata con 13 años de retraso y su comunicación con otras zonas importantes de influencia, también lo ha hecho con demasiado retraso; con Castilla desde el 2005, con Salamanca desde el 2009 y con León desde el 2015 lo que ha supuesto que siempre vayamos a la cola en cuanto a las inversiones previstas que van muy directamente relacionadas con el desarrollo de la provincia.

En cuanto a la proyectada autovía que nos comunique con Portugal parece que no entra dentro de una planificación lógica para el desarrollo de los pueblos sino del capricho y las voluntades de los dirigentes que lo utilizan como un arma de poder y la autovía que debería unir Zamora con Portugal a través de Alcañices ha supuesto una nueva demora y el proyectado enlace entre Braganza y Puebla de Sanabria lleva el mismo camino.

Eso nos da una idea del hartazgo de la población en la que un 63,7% de los ciudadanos tiene la percepción que el estado en el que se encuentran sus carreteras sea deficiente.

Nuevas Tecnologías

Actualmente, no se concibe el desarrollo de una región o de una provincia si no cuenta con acceso rápido a las nuevas tecnologías de la comunicación y es otra de las asignaturas que tenemos pendientes al tener una gran parte de la provincia en la zona oscura de estas comunicaciones.

En el II foro contra la Despoblación, celebrado en Puebla de Sanabria, se dejó patente que era necesario contar con conexiones por fibra que de forma ágil garantizaran en todo momento esta necesaria comunicación para cualquier sector económico y de actividad.

Según los participantes en dicho encuentro, hoy es posible que ningún rincón de la provincia se encuentre incomunicado lo que nos lleva a que es solo un problema de dinero. Pero nadie da el paso para cuantificar este problema y las soluciones que tienen para que deje de serlo y sobre todo, ¿cuándo se va a contar con esa conexión tan importante y vital en estos días?

Por la impresión que sacamos de aquel encuentro, nuestros dirigentes pretenden crear un territorio inteligente completamente digitalizado cuando lo que necesitamos de forma prioritaria es poder acceder todos a ese ancho de banda, que permita a todos los ciudadanos poder acceder sin problemas a las nuevas tecnologías.

De nuevo volvemos estar los últimos en cuanto a las prioridades de nuestros dirigentes y parece que sus intereses no se ajustan a las necesidades que tiene la población que gobiernan, porque da la sensación que hablamos distintos idiomas.

Sanidad y enseñanza

Dos pilares del estado del bienestar que van íntimamente ligados en nuestra provincia por las deficiencias que ambos presentan en cuanto a las necesidades de la población.

El abandono al que nuestros dirigentes han sometido a nuestros pueblos haciendo que se vayan quedando cada vez más vacíos hace que tanto las escuelas como los médicos vayan desapareciendo de los pequeños pueblos y se vayan concentrando en poblaciones cabecera de comarca.

Esos derechos que dice nuestra constitución, no valen para los niños que tienen que desplazarse kilómetros por unas carreteras a veces en un estado deplorable para tener esa enseñanza que nos garantiza nuestra carta magna.

También nuestros ancianos que cada vez precisan de mayores atenciones, no cuentan con ese médico que pueda diagnosticar las dolencias que cada vez se presentan con mas frecuencia y tienen que buscarse la vida para acceder a los lugares en los que tienen ubicado el centro que puede atenderles.

Es una vergüenza que algo tan básico y fundamental en un estado de derecho y que se dice de bienestar, tenga cercenados algunos derechos a los que no se puede renunciar. Por eso el malestar de los ciudadanos hace que el 72,2% piense que estos servicios son deficientes.

Por lo que se extrae de esta obra y sobre todo en lo que más nos afecta que es la provincia de Zamora, vamos derechos a un abismo del que si no se adoptan medidas urgentes, es posible que todas las medidas que lleguen para paliar la situación en la que nos encontramos lleguen demasiado tarde y ya va siendo hora de que los representantes públicos de Zamora se den cuenta de la situación y trabajen para remediarla.

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