• Las fiestas de Tábara han alcanzado su punto culminante con la celebración del Día de la Patrona, Nuestra Señora de la Asunción. Desde primeras horas de la mañana, el ambiente festivo inundó las calles del pueblo, comenzando con una de las actividades más esperadas y peculiares: la tradicional carrera de calzoncillos. En esta singular competición, los participantes, ataviados únicamente con calzoncillos, se disputaron los codiciados títulos de «Capitán» y «Capitana Calzoncillos», en una carrera llena de risas y espíritu competitivo. Tras la carrera, el público pudo disfrutar de una deliciosa chocolatada con bizcochos, una perfecta manera de recargar energías para el resto del día.

A mediodía, la devoción se hizo presente con la solemne Misa en honor a la Patrona, Nuestra Señora de la Asunción. La iglesia se llenó de fieles que acudieron a rendir homenaje a la Virgen, en una ceremonia cargada de emoción y fe, que es el corazón espiritual de estas fiestas.

Ya entrada la tarde, los más pequeños tuvieron su momento de diversión con los juegos infantiles de agua. Risas, chapuzones y un sinfín de juegos refrescantes hicieron las delicias de los niños, quienes disfrutaron al máximo de esta actividad pensada especialmente para ellos.

El evento principal del día llegó con la tradicional corrida de toros, una cita ineludible para los aficionados taurinos. Este año, la plaza de toros, montada como siempre en el emblemático Palomillo, fue el escenario donde los diestros Eusebio Fernández y Diego Mateos García hicieron gala de su destreza con el capote y la muleta. Los cuatro novillos, provenientes de la prestigiosa ganadería Lorenzo Rodríguez Espioja de Ledesma, Salamanca, ofrecieron un espectáculo lleno de emoción y bravura, encendiendo la pasión de la afición tabaresa que, como cada año, llenó la plaza para vivir de cerca este tradicional festejo.

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Con la caída de la noche, el ambiente festivo se trasladó a las calles con el pasacalles a cargo de “Los Tomillos”. Este preludio musical fue el anuncio de uno de los momentos más esperados por las peñas: la concentración en La Cañada. Allí, todas las peñas del pueblo se reunieron para realizar el tradicional paseíllo hacia la Plaza Mayor, acompañados por la charanga. La alegría y el colorido de las peñas llenaron el recorrido, marcando el inicio de la gran Verbena.

A medianoche, la Plaza Mayor se transformó en el epicentro de la fiesta con la esperada actuación de la Orquesta Gallega “CAPITOL”. Un impresionante despliegue de luz y sonido hizo vibrar a la juventud de Tábara, que se entregó al ritmo de la música hasta altas horas de la madrugada. La verbena, como siempre, fue un derroche de energía, con todos disfrutando al máximo de una noche que parecía no tener fin.

Pero la emoción no se detuvo allí. A eso de las tres de la madrugada, durante el descanso de la orquesta, el esperado toro de fuego hizo su aparición, para deleite de grandes y pequeños. Este espectáculo pirotécnico, siempre lleno de adrenalina, es uno de los momentos más icónicos de las fiestas de Tábara, y este año no fue la excepción.

Para cerrar la noche, la juventud se dirigió en masa hacia la “calle Estafeta” para presenciar el Gran Desenjaule del Toro-Carrito, un evento cargado de adrenalina y no exento de riesgos. En este singular espectáculo, los peñistas se enfrentaron a un toro-carrito con cuernos encendidos, simulando los originales, en un juego lleno de emoción donde la agilidad y el ingenio son clave para esquivar los embistes del «toro». La mezcla de riesgo y diversión hizo de este evento uno de los puntos culminantes de la noche, cerrando con broche de oro un día lleno de tradición, pasión y alegría.

Las fiestas de Tábara en honor a Nuestra Señora de la Asunción están demostrando una vez más por qué son tan esperadas y queridas por todos, ofreciendo un equilibrio perfecto entre devoción, tradición y diversión desenfrenada.

 ¡Viva la Patrona y viva Tábara!

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