• El pasado domingo 6 de octubre, el pequeño pueblo de Castrogonzalo fue escenario de una cita solidaria: la tercera edición de la Carrera Memorial en honor a Leticia Rosino. Leticia, una joven originaria de Tábara, perdió la vida en un trágico acto de violencia, pero su recuerdo sigue más vivo que nunca en el corazón de su comunidad y especialmente en Castrogonzalo, que año tras año se reúne para recordarla y transformar el dolor en un sí.

A pesar de que el evento estaba programado para las 10:30 de la mañana, el clima no quiso acompañar. La lluvia, persistente y fría, deslució el ambiente, y muchos de los corredores y espectadores que se habían congregado para participar en el homenaje vieron sus ánimos mermados. Sin embargo, entre el agua y las nubes, hubo un breve receso en el que un pequeño grupo de participantes decidió desafiar las condiciones y salir a correr los 5.000 metros del recorrido. Fue un acto simbólico: correr no solo por deporte, sino por una causa que trasciende los límites del tiempo y del clima.

La madre de Leticia, Inmaculada Rosino, tomó la palabra ante los presentes. Con voz firme pero cargada de emoción, agradeció la presencia de todos, destacando que el hecho de que la memoria de Leticia siga viva es en sí un triunfo. “Nadie estamos libres de estos actos asesinos”, recordó, haciendo un llamado a la necesidad urgente de unirse como sociedad para erradicar la violencia de género y machista. Su mensaje fue claro: esta carrera no es solo un homenaje, es una lucha colectiva para evitar que tragedias como la de Leticia se repitan.

El legado de Leticia Rosino, aunque truncado prematuramente, ha dejado una huella profunda en todos aquellos que la conocieron, y en aquellos que, aunque no la conocieron, se sienten conmovidos por su historia. Su memoria no solo inspira a quienes la evocan con cariño, sino que también moviliza a quienes desean un futuro libre de violencia.

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Cada zancada, cada paso de los corredores que se atrevieron a desafiar la tormenta, fue un símbolo de amor, resistencia y esperanza. Al cruzar la meta, no solo completaron una carrera; Recordaron a Leticia y reafirmaron su compromiso con la justicia y la igualdad. Los niños que participaron, los adultos que corrieron y las personas que asistieron para apoyar desde la orilla, compartieron el mismo mensaje: «Leticia, no te olvidamos».

La Carrera Memorial Leticia Rosino, aunque golpeada por el mal tiempo, fue una prueba de que el deporte puede ir mucho más allá de la competición. En esta ocasión, no se trata de medir tiempos o distancias, sino de unir corazones en un acto de solidaridad y de lucha. Castrogonzalo, con su espíritu comunitario y su compromiso con la justicia, nos recordó que, incluso en medio de las adversidades, el amor y la memoria son fuerzas poderosas que pueden transformar el mundo.

Así, el legado de Leticia sigue vivo, no solo en su familia, sino en todos aquellos que, paso a paso, se niegan a olvidarla y siguen luchando por un futuro mejor.

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