El Teatro Ramos Carrión se convirtió ayer tarde en el escenario de un evento musical único, marcado por la brillante interpretación del joven pianista Diego Turrión. Con una formación de diez años en el Conservatorio de Zamora, Turrión cautivó al público con un concierto que fusionó la magia del cine con la pasión por la música.

El espectáculo, titulado «Mi Vuelta al Cine en 80 días», ofreció a los asistentes un viaje por las más memorables bandas sonoras cinematográficas, comenzando con el clásico eterno «Casablanca». Esta presentación no solo destacó por la excelencia musical, sino también por la narrativa emotiva que llevó a los espectadores a recorrer la vida del concertista, desde sus primeros pasos en la música hasta su consagración en el escenario del Ramos Carrión.

El estreno del piano Bösendorfer añadió un toque de distinción a la velada, realzando la experiencia sonora y visual para el público. La combinación de las melodías inolvidables del cine con la destreza interpretativa de Turrión creó un ambiente íntimo y emocionante que mantuvo a la audiencia cautiva durante todo el espectáculo.

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Diego Turrión, nacido en Zamora en 2003, ha demostrado desde una edad temprana su pasión y talento por la música. Ingresó al Conservatorio Profesional de Música de Zamora a la edad de 9 años, donde dedicó una década a perfeccionar su arte. Su trayectoria musical incluye presentaciones en diversos escenarios, desde el prestigioso Hotel Valbusenda Resort & SPA hasta bodas y conciertos en toda la provincia, con el objetivo de difundir la música y promover la cultura en su comunidad.

«Mi Vuelta al Cine en 80 días» es un espectáculo que apela a todas las edades, con una selección de bandas sonoras que van desde los clásicos atemporales hasta las animaciones más queridas de Disney. Además de deleitar al público con su talento, Turrión incorporó piezas significativas en su propia trayectoria musical, permitiendo al público conocerlo más de cerca.

El concierto fue recibido con una ovación prolongada, demostrando que Diego Turrión no solo conquistó los corazones de los espectadores con su virtuosismo en el piano, sino que también logró crear un vínculo emocional a través de la música y el cine. Esta larga ovación del público refleja la admiración y el asombro que dejó en toda la audiencia.

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