Desde que hace ya algunos años, comenzamos a tener conciencia de la despoblación que padecían algunas, y cada vez más, la mayoría de las regiones y provincias de España, son muchos los proyectos tendentes a frenar esa lacra galopante, que sufrimos en algunos lugares y que al final, las políticas que se han aplicado, no han dado ningún resultado que merezca la pena destacar.
Son muchos los factores que inciden en esta acusada despoblación que, provincias como Zamora, están padeciendo de una forma brutal. Muchos se han dedicado a analizar las causas por las que se ha llegado a esta situación y al final, las conclusiones de todos los análisis son muy similares. Centralización de aquellos recursos que podían fijar la población, abandono por parte de las administraciones de aquellas regiones abocadas a la desaparición y falta de políticas activas, que no siempre son populares para intentar revertir esta tendencia, que nos conduce irremediablemente a una muerte anunciada.
Nuestros dirigentes políticos tienen una visión a muy corto plazo, generalmente son cuatro años como máximo, en los que fijan sus objetivos y algunos, la mayoría, no tienen ningún pudor, después de esos cuatro años, en volvernos a prometer, todo aquello que cuatro años antes nos aseguraron que iban a hacer y que han sido incapaces de poder llevar a cabo, para mejorar la calidad de vida de los que confiaron en ellos y se sienten defraudados.
Para algunos, afortunadamente la memoria siempre resulta muy débil y en los casos que no sea así, siempre están los expertos, que, como buenos charlatanes de feria, nos venderán aquello que deseamos comprar y volveremos nuevamente a confiar en las mismas promesas.
Otro de los factores que complica la evolución de las pequeñas poblaciones que tiene Zamora, es la cantidad de núcleos de población con los que cuenta, la mayoría abocados a esa desaparición que ya nadie cuestiona. Tengamos en cuenta que los últimos años ostentamos todos los récords negativos en cuanto a los peores parámetros socioeconómicos que podamos imaginar. Provincias como Cáceres, con el doble de superficie y el doble de habitantes, cuentan con menos núcleos de población que los que tiene esta provincia, que se ha convertido en la principal candidata para que, en dos o tres generaciones, la mayor parte de su territorio quede despoblado.
Se han propuesto soluciones que no sirven para nada, porque si echamos la vista atrás en las últimas décadas, la situación ha ido empeorando cada año y eso ya es algo, que para algunos de nuestros dirigentes debe resultar irreversible, porque nadie es capaz de afrontar este problema, para evitar que esto siga sucediendo.
Recuerdo hace media docena de años, cuando asistí a una reunión en un pequeño pueblo zamorano, en la que se dieron cita todos los dirigentes políticos y sociales de la provincia y uno de los proyectos que se anunció como la gran panacea, era la creación de una oficina encaminada a frenar la despoblación. Lo curioso es que esta oficina se encontraba ubicada en Valladolid y por muy buenos que sean los técnicos que dirijan ese proyecto, si no viven la realidad del día a día, difícilmente podrán encontrar soluciones para erradicar el problema que tienen entre sus manos.
Seguramente habrán salido en esta oficina numerosos proyectos que al final siempre acaban en algún cajón, ese mismo en el que se ponen todos los dosieres, de aquello que no se puede o no se quiere resolver.
Para centenares de poblaciones que tenemos en esta provincia abocada en pocos años a su desaparición, es necesario que comencemos a aplicar políticas activas que frenen este avance hacia la desaparición completa de estas poblaciones.
Cuando se cierra un bar, una tienda, una panadería, una farmacia, una escuela y otra serie de servicios que resultan vitales para el latido de estos pequeños pueblos, se está poniendo sobre ellos una sentencia de muerte que nadie va a poder indultar.
Imagino que ese cajón en el que se guardan todos los proyectos, si los que formaban aquella Comisión han sido un poco diligentes, se encontrará repleto de ideas y de proyectos, por lo que me atrevo humildemente a proponer uno más para que, aunque no se tome en consideración, al menos sirva para desahogar la frustración que a veces acumulo, sobre aquellos que rigen nuestro destino.
Considero que el actual responsable de nuestra provincia, es una persona que, como se suele decir vulgarmente, ha cogido el toro por los cuernos porque ante problemas que se habían enquistado durante varios años, ha sido capaz de afrontarlos y buscar una solución, por eso, albergo una mínima esperanza de que este problema de la despoblación que sufrimos, que me consta que para él también representa un problema importante para solucionar, lo afronte de la misma manera.
Cuando un pueblo recibe una de esas anunciadas sentencias de muerte, (cierre por jubilación de uno de esos establecimientos que son básicos para la convivencia y la vida de los pueblos), en lugar de poner trabas aquellos que estarían interesados para seguir con la actividad, hay que ofrecerle todas las facilidades que sean precisas, incluso primarles para que lo hagan.
Como ejemplo, en uno de nuestros pequeños pueblos de esta provincia, donde los panaderos por la edad llegaron a conseguir esa recompensa de la jubilación que se habían ganado por todos los años de trabajo, quisieron que la pequeña panadería que regentaban, siguiera funcionando, porque eran conscientes de que representaba uno de esos latidos necesarios para el pueblo. Allí se reunían todas las mañanas las vecinas para adquirir la hogaza de pan que iban a necesitar durante unos días y compartían con los demás, aquellas cosas intrascendentes, pero tan importantes para la vida de estas personas. Alguien trató de mantener ese negocio, pero debido a las condiciones que le exigían resultaba inviable.
Todos somos conscientes de que las normativas que tenemos, son de obligado cumplimiento, especialmente en lo tendente a normas de seguridad y normas sanitarias. Un negocio que se instale en esta comunidad tiene que cumplirlas. Pero no es lo mismo que estas normas se apliquen a un negocio que se abra o se traspase en una gran ciudad, a que lo haga en un pueblo, porque en la gran ciudad, si no se cumplen, se buscará otra ubicación, otras personas para poder hacerlo, … pero en un pueblo, llega esa sentencia que condena a los vecinos a privarse de uno de los servicios básicos.
Creo que sería necesario, que nuestros dirigentes tuvieran en cuenta esta premisa y no sería oneroso habilitar una oficina especial para estos casos tan puntuales. Disponemos de técnicos suficientes que en muchas ocasiones duplican o triplican las labores que le han sido encomendadas, por lo que propongo derivar un pequeño número de estas personas, habría que buscar entre aquellas que de alguna forma asuman y tengan como objetivo el trabajo que se les propone (frenar la despoblación) y establecer una oficina para estos casos tan particulares y a la vez, tan necesarios para estos pequeños pueblos.
Esta oficina se encargaría de establecer un censo de todas las poblaciones de nuestra provincia para catalogar los servicios que dispone, sobre todo aquellos que resultan imprescindibles para la vida de ese pueblo y contar con un banco de datos, para ver el tiempo que van a estar operativos.
En el momento que se vea que uno de estos negocios vitales para la población se encuentra abocado al cierre, generalmente por la jubilación de sus propietarios, articular las medidas necesarias para que ese negocio, continúe ofreciendo los servicios a la población, suavizando las trabas burocráticas, incluso estableciendo unos nuevos trámites para estos casos especialmente singulares y preocupantes.
Hay muchas personas que estarían dispuestas a venir al mundo rural, si se les permitiera contar con una oportunidad con la que poder ganarse la vida. Esta oficina buscaría limar siempre dentro de su cometido aquellas dificultades que pueda tener este negocio para continuar ofreciendo sus servicios y en aquellas poblaciones que por la escasa población que cuentan, hasta sería necesario primarlas económicamente. Sería una forma de que estos dineros dispuestos para frenar la despoblación, cumplieran con el objetivo para el que han sido asignados.
Hay ejemplos de pequeños pueblos con menos de 100 habitantes, en los que se ha puesto en funcionamiento esta propuesta, ofreciendo a la persona que se va a hacer cargo de uno de estos negocios vitales, las ayudas necesarias para no dejar a la población sin un servicio que resulta imprescindible.
Nuestros dirigentes, que son aquellos que se comprometen a un futuro mejor para aquellos que gobiernan, tienen una propuesta más para estudiarla y solventar todas las trabas que pueda tener, para llevarla a la práctica y hacer algo efectivo para los que gobiernan, o como nos tienen acostumbrados a meterla en ese cajón para que quede en el olvido.