almeida – 22 de agosto de 2018.
Existe un proverbio chino que dice, que si le das un pescado a un hambriento, le servirá de alimento para ese día, pero si le das una caña y le enseñas a pescar, podrá alimentarse para el resto de su vida.
Algo de esto fue lo que llevó a María del Carmen Villalón a África, de donde había escuchado tantas cosas y muy pocas de ellas eran buenas y quiso por si misma, conocer la realidad que se estaba viviendo en el continente Africano.
Esta religiosa nació hace 79 en Ferreras de Abajo y desde muy joven, se interesó por el servicio a los demás y en la congregación de las Dominicas de la Anunciada, fue donde pensó que podía realizar esa labor enseñando a los demás los conocimientos que ella fuera adquiriendo en su vida.
Estudió enfermería en Salamanca y hace más de cuarenta años, el 22 de septiembre de 1977, se embarcó rumbo al continente africano y el destino la condujo hasta Ruanda con la incertidumbre de lo que allí se podía encontrar.
Y se encontró una misión que tenía muchas necesidades porque estaba en precario para las 500 personas que tenían que atender, sobre todo por problemas de las enfermedades que allí se producen de forma habitual como la malaria y los problemas intestinales por el consumo de alimentos y agua en condiciones insanas, que en ocasiones se incrementaban de una forma alarmante.
También había una labor muy importante para atender a los numerosos partos que se producían a diario. Los dos primero años vinieron al mundo más de mil quinientas criaturas y para esa abundante labor, necesitaba no solo más medios, también más conocimientos y la religiosa comenzó una formación de dos años como matrona para poder hacer frente a aquellos partos que venían con algo más de dificultad.
Fue entonces cuando fue cogiendo forma la idea de la creación de un hospital y se solicitaron ayudas a diferentes países; Alemania, Francia, España,…. y por fin el hospital es una realidad que en la actualidad cuenta con 200 camas repartidas en 14 pabellones y lo atienden de forma permanente 11 médicos y 118 enfermeras (radiólogos, oftalmólogos, dentistas,…). Es un hospital en el que se ha avanzado sobre todo en la prevención porque todos los que lo atienden, son médicos nativos que se han ido formando allí y dos veces al año se recibe la visita por medio de convenios de colaboración de otorrinos y oftalmólogos que pueden llegar a realizar casi tres mil operaciones de cataratas en el tiempo que están en Ruanda.
Todo esto conlleva un proyecto en el que se vayan formando los nativos para que sean ellos, los que vayan asumiendo las tareas que se necesitan y junto al hospital se ha creado una escuela de enfermería en la que se forman en la actualidad más de trescientas personas en dos especialidades, enfermería y matronas y está previsto un proyecto de un laboratorio que solucionaría muchos de los problemas preventivos que se plantean.
Son tres años los que se están formando antes de salir con su diplomatura para ayudar a los demás lo que está representando un gran beneficio para el país.
También se ha implicado en un proyecto educativo. Viendo que los niños no aprobaban los cursos en los que estaban estudiando, se implicaron en una escuela de enseñanza primaria y después de cinco años, se van viendo unos resultados que permiten albergar buenas esperanzas, porque la formación es fundamental para el desarrollo de un país.
En la escuela, los niños acaban hablando tres idiomas; el Kiñaruanda que es la lengua nativa, el inglés como lengua oficial y el francés como antigua lengua oficial. Existe en la actualidad un proyecto para que el inglés sea la lengua oficial en los países de la zona (Uganda, Tanzania, Kenia, Ruanda y Burundi).
Se encuentra muy satisfecha que tanto los sacerdotes como los profesionales que van saliendo, sean nativos del país y se impliquen en los proyectos que están haciendo, solo necesitan ese empujón en forma de confianza para que todo vaya saliendo y la labor de conseguir fondos, una vez que se van viendo los trabajos es más sencilla, sobre todo cuando se va haciendo de lo ordinario algo extraordinario.
Por eso el refrán chino, es importante que en todos los rincones de África se ponga en práctica, porque son muchas las necesidades que van surgiendo y no dependen de cubrirlas de forma momentánea, hay que enseñarles a que sean ellos los que las vayan las cubriendo según van surgiendo.
Actualmente solo quedan dos españoles en la misión y son los nativos los que se van implicando en cada nuevo proyecto, como el que sacó a 300 niños de la guerra que se quedaron huérfanos y se buscaron padrinos para que pudieran estudiar y cuando se formaron y fundaron una familia, se les ayudó a conseguir una casa en la que poder vivir y son ellos los que luego se implican ayudando a los demás.
Es un país pobre que recientemente ha descubierto unos yacimientos de wolframio y carsetita, pero en el PIB está situado en el puesto 138 del mundo y la riqueza que genera el país se encuentra repartida entre unos pocos.
La población pasa necesidades, comen una sola vez al día por lo que a través de una organización de Barcelona, se les está habilitando un comedor en el que poder cubrir esas necesidades básicas y cada día se ofrece comida para 200/300 personas que van por el centro.
Se ha trabajado mucho para que la antigua misión se haya convertido en una obra que funciona y el país se da cuenta de ello y desde el ministerio se paga lo que representa mantener a algunos médicos, porque es algo que al final va a quedar para ellos y para el desarrollo de la zona en la que se encuentra implantado.
Pero lo más importante es que son ellos los que gestionan su destino con la formación que se les ha dado y en estos cuarenta años la hermana se siente orgullosa de haber contribuido a formar un proyecto importante y a que los que están implicados en cada uno de ellos son buenos cristianos, convencidos que saben lo que es compartir con los que menos tienen, esas enseñanzas que Jesús nos enseñó en el evangelio que nos legó.
María del Carmen pasará unos días más en la tierra que la vio nacer, esas raíces que tiran tanto, sobre todo cuando como ella, se encuentran tan lejos de su tierra y de los suyos, pero para esta religiosa ya su corazón está compartido con la tierra de acogida a la que espera volver en el mes de septiembre y es consciente que ya no puede desarrollar la ingente labor que antes hacía porque los años van mermando las fuerzas, aunque el interés por lo que se va haciendo, se mantiene si cabe un poco más fuerte y ya piensa en ese pozo que están construyendo para conseguir agua, ese don tan necesario que se encuentra a 150 metros de la superficie, pero sabe que si llegan a los 300 metros la tendrán en abundancia y su objetivo son esos 300 metros a los que espera llegar con ayuda de la técnica.
Son proyectos en los que todos participan porque del resultado que se obtenga también todos se van a beneficiar y quedará para los que vengan que tendrán más fácil su subsistencia.
Hay personas especiales en la vida, el caso de María del Carmen, es un ejemplo de estas vidas muchas veces anónimas, que van dejando su huella por donde pasan en forma de logros que van a beneficiar a un importante colectivo y es preciso de vez en cuando poner cara a quien se encuentra detrás de esta tarea tan importante.
Gracias hermana, por esa abnegada labor, ese trabajo de una vida en la que siempre ha primado el bienestar de los desfavorecidos que la rodeaban.
Galería de fotos del mercadillo benéfico – Fotos: SAF | ||