El II Festival Internacional de Música de Tábara llegó a su apoteósico final la noche del 24 de agosto con un concierto de clausura que dejó al público maravillado en el Salón de Actos del Edificio del Reloj. La velada comenzó con unas palabras de Francisca Gutiérrez, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Tábara, quien agradeció a la Academia Internacional de Música de Tábara por su esfuerzo en llevar a cabo este segundo festival, superando las dificultades de última hora. Gutiérrez subrayó la importancia de estos eventos para la vida cultural de Tábara y alentó a la Academia a seguir ofreciendo festivales como este año tras año.

El director de la Academia, Juan María Cué, también tomó la palabra para reafirmar el compromiso de la institución con la difusión de la música clásica, no solo de los grandes nombres que todos conocemos, sino también de compositores menos renombrados, pero igualmente valiosos. Cué explicó que la primera parte del concierto se centró en el cancionero popular español, una colección de piezas que Miguel Manzano recopiló en su día y que Juan mismo adaptó para ser interpretadas con instrumentos clásicos como el piano, la flauta, el violín y el violoncello. Esta adaptación, dijo Cué, demuestra que la música no tiene fronteras y puede competir con los grandes clásicos.

Un Concierto que Tocó el Alma del Público

El concierto inició con la interpretación de las Canciones Populares: Arbolio de Juan María Cué, que fueron recibidas con gran entusiasmo. La mezzosoprano gijonesa Serena Pérez, invitada especial de la noche, ofreció una actuación sublime. Acompañada por Raquel Fernández Berdión en la flauta, Sergei Bezrodny al piano y el propio Juan María Cué al violoncello, Serena Pérez hizo gala de su extraordinario dominio técnico y su capacidad vocal. Su interpretación de las cinco piezas, «Oh, qué niña tan bonita», «Que no te puedo hablar», «Interludio», «Carretera del puerto» y «A tu puerta, niña», fue una muestra de versatilidad y emoción, dejando al público sin palabras.

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La noche continuó con la interpretación de Cinque Impressions d’un séjour à la champagne de Eugene Goossens. Las cinco piezas que componen esta obra, «Parmi les collines», «Le long de rivières», «Le petit moulin à eau», «L’église du village» y «A la vogue», evocaron imágenes de la campiña francesa con una sutileza y delicadeza que capturaron la esencia bucólica de la obra. La interpretación, llena de matices, permitió a los asistentes disfrutar de una experiencia sensorial única.

El concierto concluyó con un tributo a Maurice Ravel, a través de la interpretación de sus Chanssons Madécasses. La voz de Serena Pérez brilló con intensidad en las piezas “Nahandove”, ¡”Aoua!» y «Il est doux», ofreciendo una interpretación cargada de emoción y carácter, que cerró la noche con broche de oro.

Una Promesa para el Futuro

Antes de despedirse, Juan María Cué agradeció al público por su apoyo y entusiasmo, y aseguró que la Academia ya está trabajando en la próxima edición del festival. El público, visiblemente conmovido y satisfecho, despidió a los artistas con una ovación de pie, dejando en el aire la promesa de un nuevo encuentro el próximo año, en lo que ya se perfila como una cita ineludible para los amantes de la música clásica en la región.

El concierto de clausura no solo fue un reflejo de la calidad artística de los músicos participantes, sino también un testimonio del impacto cultural que el Festival Internacional de Música de Tábara está teniendo en la comunidad, consolidándose como un evento de referencia en el panorama musical.

Galería de fotos, SAF

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