almeida – 1 de enero de 2015.
Con la puntualidad precisa para no restar protagonismo a las campanadas que se emitían a través de la pequeña pantalla, el mecanismo de la torre del reloj comenzó a accionarse diez minutos después que el año 2015 hubiera dado comienzo.
En la plaza, algo más de tres docenas de personas soportaban estoicamente las temperaturas que había en el exterior donde el mercurio trataba, sin conseguirlo, de llegar al numero 0.
A cada una de las campanadas, los que se habían reunido fueron degustando esas uvas de la suerte que alguien puso de moda y todos estallaron en un jolgorio generalizado cuando sonó la última de las campanadas y se fueron dirigiendo a los seres queridos que se encontraban a su lado para desearle lo mejor en el año que acababa de nacer.
La explosión de petardos y pequeños cohetes finalizó con un pequeño artefacto pirotécnico que dibujó en el cielo estrellado varias figuras que llenaron de colorido la fría noche tabaresa ante el aplauso y jolgorio de los asistentes.
Era el comienzo de una noche que para algunos fue bastante larga porque poco a poco fueron saliendo de sus casas quienes querían recibir el nuevo año de fiesta y fueron llenando los bares del pueblo que habían organizado un cotillón para que todos pudieran celebrarlo resguardándose de las temperaturas que no hacían más que descender dando comienzo a una de esas heladas características de estas fechas.
Ahora a esperar que el año que acaba de nacer nos haga ir olvidando el que se ha quedado atrás que para muchos ha sido una de las fechas que desearan borrar de su calendario.