Carlos Javier Sánchez Chimeno, es un hombre vinculado al pueblo de Faramontanos de Tábara, donde a través de la asociación cultural musical La Turiela, ha encontrado ese espacio, en el que poder desarrollar algo que siempre le ha apasionado, la música.
Carlos Javier, nació en Heidelberg, Alemania y desde muy pequeño, en el salón de baile que sus abuelos tenían en Palacios del Pan, fue creciendo mientras escuchaba música y permanecía envuelto en todas las actividades culturales que recalaban en su pueblo y que se ofrecían en el local de sus mayores.
Era algo, que enseguida captó su interés y cuando los estudios le llevaron a Zamora, en el colegio Maestro Haedo, comenzó a hacer sus pinitos dirigiendo algunas incipientes obras de teatro y también implicándose en actuaciones musicales y de teatro, como el grupo Ocellum Duri, que fue el grupo que clausuró el teatro Principal de Zamora antes de la reforma, en la última actuación que se representó.
Fueron 16 años en los que Carlos Javier, se fue implicando en todo lo que estaba relacionado con la música y el teatro y siempre, lo hacía en puestos de organización y de dirección, desarrollando lo que llevaba en su interior.
Fue el amor, el que lo llevó a Faramontanos de Tábara, de allí era la mujer con la que iba a compartir su vida y al final, recaló en esta pequeña población de la comarca Tabaresa.
El afán de estar siempre organizando cosas, le condujo a programar diferentes excursiones para los vecinos de su pueblo de adopción y en estos viajes, se encargaba de amenizar la monotonía que siempre había en cada uno de los trayectos, por lo que unas veces trataba de que el tiempo transcurriera lo más rápido posible contando chistes, aunque generalmente siempre acaban entonando alguna melodía tradicional, que era de todos conocida.
A principios de siglo, en el año 2004, coincidiendo con la boda de una vecina, surgió la organización de un coro para amenizar la celebración y Carlos Javier, no se amilanó, reunió a parte de la familia de la novia y después de escuchar las voces de cada una de ellas, se atrevió a formar un pequeño coro, con un reducido repertorio, que resultó lo más sobresaliente de aquella celebración y fue largamente comentado y alabado entre todos los vecinos.
Aquel incipiente éxito y respaldo de todos los vecinos, le animó a formar un coro, tras las peticiones que reiteradamente le hacían y viendo el interés de sus vecinos, reunió a 35 personas y formaron el primer coro en el año 2005, al que pusieron el nombre de uno de los topónimos del pueblo más conocidos, La Turiela.
En los inicios, ensayaban durante dos horas al día y Carlos Javier se dio cuenta, que había algunas voces brillantes, por lo que se animó a continuar con el trabajo iniciado.
Resultaron años duros y de permanente aprendizaje, en los que el principal apoyo que tuvieron, fue del Ayuntamiento de Faramontanos y de la Aasociación de Santa Eulalia, que, tanto económicamente, como moralmente, los animaron a seguir adelante.
Poco a poco, el nombre del coro La Turiela, era cada vez más conocido y solicitado para celebrar algún acontecimiento especial o simplemente, una misa castellana en alguno de los pueblos de los alrededores, resultando cada una de las actuaciones, un aprendizaje constante para mejorar y ser cada vez un poco más profesionales.
El coro estaba superándose de tal forma, que para Carlos Javier comenzaba a superar las expectativas que se había formulado inicialmente y tres años más tarde de su fundación, pensó que era el momento de dar el salto y buscar un profesional que se hiciera cargo de llevar la parte artística a la que él ya no podía llegar.
“Engañó” a Luis María Martín Negro, profesor en la academia que tenía en Zamora y director del grupo Santarém Folk y de la Coral Ciudad de Zamora, para que escuchara uno de los ensayos y después de oír aquellas voces, Luis María aceptó hacerse cargo de la dirección artística de aquella formación, lo cual representó un cambio muy significativo durante los siguientes años.
Con satisfacción, Carlos Javier asegura, que apenas han recibido ayudas institucionales en base a subvenciones y todos los recursos para los gastos que el coro tiene que asumir, se recaudan a través de las aportaciones que generan las actuaciones que realizan, porque al final, los desplazamientos, vestuario, material, etc. representan un gasto significativo para una pequeña asociación local.
En el año 2015, la asociación cultural y el coro, experimentaron otro giro importante en sus dos décadas de existencia, con la contratación de José López Cid, un profesional de la escuela de música de Benavente, que se hace cargo del coro y además de introducir repertorio nuevo, va involucrando a diferentes músicos de la banda de Benavente, por lo que se experimenta un cambio muy importante y significativo.
En este tiempo, apenas 20 años, el coro La Turiela, ha gravado dos discos con música tradicional de esta tierra, canciones de toda la vida, que todos hemos escuchado a nuestros mayores en alguna ocasión.
También, una vez al año organizan el encuentro de corales en Faramontanos de Tábara, en la que se invita a dos coros nacionales o internacionales, que acuden para deleitar al pueblo de Faramontanos, que ya encuentra en esta actuación, algo que consideran tradicional en el pueblo.
Es importante la creación en el año 2017 de una escuela de música, que comenzó enviando a los alumnos a Benavente, primero el propio Javier los acercaba a Benavente en su coche, luego en microbús y más tarde en taxi, hasta que al final, han conseguido que dos profesores impartan lecciones a los 17 alumnos en la actualidad tienen de forma permanente, en la escuela de música que se ha creado.
El coro de La Turiela, está siendo cada vez más reclamado en diferentes lugares de la geografía, incluso también en Portugal, como la actuación que tuvieron en Coímbra en el año 2018.
Sus actuaciones se centran en música para misas, actuaciones con música tradicional folklórica y villancicos y todos los integrantes, las 20 mujeres que forman el coro, tienen muy claro quiénes son, esas voces nacidas del pueblo y que cantan para el pueblo y en todo momento, saben perfectamente lo que son, lo que tienen y hasta dónde pueden llegar. Un coro que sigue vivo gracias a toda esa gente del pueblo, hombres y mujeres que han pasado por el coro y hoy siguen luchando por mantenerlo vivo.
Nos congratulamos de poder contar en un pequeño pueblo, como es Faramontanos de Tábara, con un grupo cultural que sabe mantener la esencia de nuestras raíces, a través del folklore y son capaces de poder transmitirlo a todos los que desean escucharlos y felicitamos también a Carlos Javier, por haber cumplido ese sueño que fue gestándose en su interior, desde que era muy pequeño