En una velada musical llena de pasión y virtuosismo, los talentosos alumnos de la Academia Internacional de Música de Tábara cautivaron a un numeroso público entregado en el Salón de Actos del Edificio del Reloj. Acompañados al piano por el renombrado pianista Sergei Bezrodny, el concierto de solistas demostró que estos jóvenes músicos están destinados a convertirse en destacados intérpretes de la música de cámara en un futuro próximo.

El programa meticulosamente seleccionado abarcó una variedad de composiciones clásicas que desafiaron las habilidades técnicas y emocionales de los artistas en el escenario. Desde los tonos apacibles de Haydn hasta la pasión ardiente de Sarasate, el repertorio ofreció un espectro completo de emociones musicales.

La velada comenzó con el «Trio de Londres nº 1 en Do M Hob. IV; 1» de FJ Haydn. La flauta encantadora de Pablo Centeno Bartolomé, el violín expresivo de Diego Bermúdez Zhmaev y el profundo violonchelo de Martín Herrera Barrio se entrelazaron en un diálogo musical elegante y juguetón que demostró el tono para el resto de la noche.

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La interpretación del «Concierto Adelaida en Re M» de WA Mozart, adaptado por Casadesus, presentó a Frida Gandía Jensen al violín, cuyo virtuosismo brilló en el Allegro Maestoso. La colaboración entre Jensen y Sergei Bezrodny al piano fue un testimonio del poder emotivo de la música cuando es ejecutada con pasión.

Martina Moliner, acompañada por Sergei Bezrodny al piano, conquistó a la audiencia con el «Concierto en Sol m op. 26» de M. Bruch. La intensidad y el lirismo del violín de Moliner fueron hábilmente realizados por las habilidades pianísticas de Bezrodny, creando una experiencia musical cautivadora.

Uno de los momentos destacados de la noche fue la interpretación de la «Sonata para 2 violines op. 56» de S. Prokofiev por Sofía Moya Barragán y Javier Gutiérrez Carmona. La conexión entre los dos violines creó una narrativa musical emotiva, capturando la atención de la audiencia en cada nota.

La segunda mitad del concierto continuó asombrando a medida que los músicos exploraban una gama de emociones y estilos musicales. La «Sonata en La M» de C. Franck, interpretada por Martín Herrera Barrio al violonchelo y Sergei Bezrodny al piano, evocó una pasión y un dinamismo cautivadores.

La «Sonata Undine op. 167» de C. Reinecke, con Elía Zuberti a la flauta y Sergei Bezrodny al piano, transportó al público a un mundo de ensueño y agitación a través de sus movimientos emotivos y cambiantes.

La magistral colaboración entre Diego Sánchez Mangas al violín y Sergei Bezrodny al piano en las «Variaciones sobre un tema original op. 15» de H. Wieniawski dejó a la audiencia sin aliento con su destreza técnica y expresividad.

La velada culminó con el «Concierto para violín en La M» de WA Mozart, presentando a Sofía Moya Barragán al violín, cuyo virtuosismo brilló en el Allegro Aperto. Finalmente, Diego Bermúdez Zhmaev y Sergei Bezrodny cerraron la noche con un toque apasionado en la «Fantasía Carmen op. 25» de P. Sarasate.

En conjunto, el concierto de solistas de los alumnos de la Academia Internacional de Música de Tábara demostró una combinación única de talento individual y colaboración artística. Acompañados por Sergei Bezrodny, estos jóvenes músicos han dado un paso audaz hacia un futuro prometedor en el mundo de la música de cámara. El aplauso prolongado y las ovaciones de pie fueron un testimonio del impacto y admiración que dejaron en el público tabarés.

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