- Ayer, sábado 24 de agosto, el pueblo de Tábara se llenó de una energía especial, fruto de la reunión de los quintos del 74, quienes se congregaron para celebrar juntos sus 50 años de vida. Fue una ocasión memorable en la que se rindió homenaje a una generación que, a lo largo de las décadas, ha mantenido el vínculo con su tierra y sus raíces.
La jornada comenzó a las 12 del mediodía, cuando los participantes, fácilmente reconocibles por un polo escogido especialmente para la ocasión, comenzaron a recorrer las calles del pueblo. Este distintivo, más que un simple atuendo, simbolizaba la unidad y el cariño que une a estos amigos de infancia, quienes, a pesar de los años y las distancias, siguen encontrando en su grupo de quintos un motivo para celebrar.
El primer acto del día fue un recorrido por los bares más emblemáticos de Tábara, en un tour diseñado tanto para romper el hielo como para revivir viejos tiempos. El grupo visitó El Roble, pasó por el Palacio y también por el Scriptorium, lugares cargados de historia y memorias compartidas. A medida que avanzaba el tour, se podía sentir cómo la camaradería y la alegría se acrecentaban, preparando el terreno para el siguiente gran momento del día: la comida.
El almuerzo tuvo lugar en el restaurante Las Cumbres, donde los quintos del 74 disfrutaron de una deliciosa comida en un ambiente cargado de anécdotas y risas. La conversación fluía, recordando aventuras pasadas y celebrando el presente, en una atmósfera donde el tiempo parecía haberse detenido. Sin embargo, la jornada estaba lejos de terminar.
Ya entrada la tarde, la fiesta continuó en la Taberna de Mani, donde los asistentes fueron sorprendidos con un emotivo video elaborado por Mari Toñi, una de las integrantes del grupo. A través de la pantalla, se proyectaron imágenes que llevaron a todos a un viaje en el tiempo, desde su niñez hasta la adolescencia. Fue un momento cargado de nostalgia y agradecimiento, donde más de uno no pudo evitar las emociones contenidas.
La tarde dio paso a la noche, pero la energía del grupo se mantenía intacta. La música, el “refresco” y el “picapán” hicieron que la celebración continuara más allá de la medianoche. Como Cenicienta, los quintos del 74 se resistían a dar por finalizado un día que, sin duda, quedará en la memoria de todos los presentes.
Esta reunión fue mucho más que un simple encuentro; fue una reafirmación de la nostalgia y los lazos que los unen. Aunque no estaban todos los que son, sí son todos los que estaban, y cada uno aportó lo más importante: su presencia.
Gracias a todos por el esfuerzo y el cariño puesto en esta celebración. La ilusión por volver a encontrarse quedó en el aire, y ya se espera con ansias la próxima reunión, donde se espera que sean muchos más.
Marta M.C.
¡Hasta la próxima, quintos del 74!
Galería de fotos por cortesía de Marta Conquero