Isaías Santos Gullón – 13 de octubre de 2018.
Publicado en la página seis CORREO DE TÁBARAen El Correo de Zamora de 9/10/1974.
En mesa redonda dialogamos agradablemente con los monitores y recogemos amplia información sobre los diversos cursos que actualmente están impartiendo el SAFPPO en nuestros pueblos.
CURSOS DE PROMOCIÓN DE LA MUJER RURAL
Son dos cursos simultáneos, en Tábara, en la planta baja del Ayuntamiento. La monitora es doña Caridad Prieto Bahillo; sus destinos, dentro del P.P.O., han sido sucesivamente Tarragona, Valladolid y ahora Zamora por primera vez.
– ¿Qué duración tienen estos cursos?
– Son de tres meses y medio, a tres horas diarias.
– ¿Cuántas alumnas son?
– Un curso de 18 y el otro de 16.
– ¿Ofrecen buenas cualidades?
– Cualidades muchas. Un ama de casa se pasa todo el día sin dejar de trabajar; así y todo se organizan para dedicar tres horas diarias a aumentar sus conocimientos.
Asimismo, el esfuerzo y el tesón que ponen en conseguirlo es grande, teniendo presente que la mayoría son señoras de 40 años y hace tiempo que dejaron de asistir a la escuela.
– ¿Se encuentran, aunque sea esporádicamente, casos de alumnos “genio” dignos de una formación mucho más especializada por sus cualidades?
– Sí que los hay. Y pasa que al no estar cultivados, ignoran que tienen esas cualidades. Te encuentras con casos que a lo mejor nunca habían cogido un bolígrafo, porque no se había dado la casualidad, pero les toca hacer un dibujo y lo hacen a la perfección. Se dan casos en todas las materias.
– ¿Cuál es el contenido del curso?
– El curso consta de: Cocina, conservería y alimentación, corte y confección, trabajos manuales, y primeros auxilios.
– ¿Qué método de enseñanza adoptáis? ¿Contáis con medios suficientes?
– El método de aplicación directa. Usamos unos cuadernos que tiene el programa y con ellos nos desenvolvemos. Los medios de que dispone el P.P.O. son varios, sin carecer de nada que precisen los alumnos: monitores, material de prácticas…
– ¿Qué posibilidades nuevas se abren a las alumnas con el curso?. ¿Se logran, según su experiencia de otros cursos, objetivos concretos y positivos?
– Yo le diría que muchas. Si un ama de casa es la que gobierna su hogar, indiscutiblemente al poner en práctica los conocimientos adquiridos su economía se verá aumentada, su hogar será más agradable, y por lo tanto la estancia en él será más grata; de donde se deduce que se encuentran más seguras de sí mismas, capaces de realizar nuevas tareas. Estoy tan segura que de lo contrario me dedicaría a otro profesión; al volver a visitar los pueblos te encuentras con sorpresas dignas de estudiar.
– Los conocimientos adquiridos en estos curos intensivos, ¿hasta que punto capacitan al alumno para el trabajo profesional?
– Bastante, debido a que se hace con mucho interés y ahínco; hasta que una práctica no está totalmente terminada no se pasa a otra; así la llevan a la perfección.
– Las prácticas y conocimientos adquiridos, ¿serán suficientes para cambiar la forma de vida de las familias y hasta la constitución o estructura externa del pueblo?
– Si siguen con interés y ahínco, sí. Pero se necesita la colaboración de todos; aunque ellas pongan mucho interés en quererlo cambiar, si no colaboran con ellas, no. Pero por los conocimientos que adquieren, por descontado.
– Muchas gracias, doña Caridad, por todo y que el curso siga con éxito.
CURSO DE ALBAÑILERÍA EN FERRERUELA
Don Dulcinio Martín es el monitor del curso de Albañilería que se está desarrollando en Ferreruela de Tábara. Dura cinco meses y se da de 7 a 11 de la noche.
Son trece alumnos.
– ¿Don Dulcinio, entre qué edades están comprendidos sus alumnos?
– De 18 a 52 años.
– ¿Tienen mucha ilusión?
– Mucha y mucho interés.
– ¿Hay problemas de adaptación de los alumnos a la enseñanza?
– En este curso concretamente sí. En la parte teórica hay una mitad que encuentran mucha dificultad, pero les contrarresta su gran interés.
– ¿Qué método de enseñanza suelen seguir?
– Activa; que sepan trabajar. Al mismo tiempo, los conocimientos necesarios para poder defenderse en la profesión.
– ¿Qué nos dice de la trayectoria de los cursos que usted ha impartido?
– Son muchos. Ha habido cursos en que se ha hecho una labor muy buena. Otros, por circunstancias, no han sido tan satisfactorios. Pero en general, muy bien.
Esta ha sido la conversación con don Dulcinio, hombre serio y de hablar reposado. En Ferreruela sigue entregado de lleno a sus alumnos, adaptado a las circunstancias de vida propias de estos pueblos y creando inquietud en su alrededor.
CURSOS DE ELECTRICIDAD EN FERRERAS DE ABAJO
– Usted, don José, que anteriormente ha estado en Tábara, según las impresiones o conocimientos que tenga ya de esta zona, ¿cree que el PPO encuentra aquí campo abierto a una labor decidida?
– Creo que sí, porque la formación profesional es indispensable para todo mundo, más con arreglo a la vida moderna. Hay que saber para alcanzar un nivel más alto de vida, de recursos económicos… Esta zona, en cierto modo, es bastante atrasada, y, por tanto, necesita una labor más urgente, porque hasta ahora se le ha dado menos facilidades de estudiar y llevar a cabo una profesión.
Por eso aquí habrá que trabajar más.
– ¿Influye la emigración en esta urgencia?
– Pues sí debiera poner una nota especial, porque en vez de salir la gente sin preparación ninguna, podía llevar una formación profesional aunque fuera elemental, por lo menos empezar a formarse para alcanzar un nivel más alto.
– ¿Qué cursos dirige ahora en Ferreras?
– Son dos cursos de electricidad rural que hemos empezado el 8 de julio y el 2 de septiembre, respectivamente, y cuya clausura se prevé para el 7 de febrero del 75. El de jóvenes lo tenemos por la mañana de 10 a 13 horas; el de mayores de las 16 a las 20. Alumnos son doce en cada curso; mayores: Josefa Villalón, Concepción Vara, Santiago Andrés (electricista de Ferreras de Arriba), José María Diego (electricista de Ferreras de Abajo), Nicolás García, Antonio Ramos, José Remesal (de Ferreras de Arriba), Manuel Santamaría, Olegario Taboada, Juan José Vara y Francisco Ferrero. Jóvenes: María del Carmen Ferrero, Claudia Vara, Joaquín Crespo, Jesús Ferrero, Manuel Folgado, Gonzalo González, Tomás Gullón, Marcelino López, Manuel Sardá, José M. Vara, Pero Vara y Juan Vara.
– ¿Cuál es, en esquema, el contenido del curso?
– El curso consta de cinco partes: 1.ª Electricidad general, alumbrado incandescente y fluorescente, conmutaciones, alumbrado automático de escaleras, instalaciones de timbres. 2.ª Instalación y reparación de aparatos electrodomésticos. 3.ª Aparatos de medida, instalaciones con motores trifásicos, mando automático de motores trifásicos. 4.ª Instalaciones de electrobombas centrífugas, de bombas electromagnéticas, interruptores automáticos de boya. 5.ª Instalación, orientación y reparación de antenas de T.V. Para todo ello disponemos de cuadernos y material suficiente según las dos partes teórica y práctica En Ferreras, pues, sigue don José Rodríguez Pata con la disponibilidad y empeño que le caracteriza. Muchas gracias en nombre de todos los tabareses.
CURSO DE ALBAÑILERÍA EN TÁBARA
– Alumnos son 15, nos dice don Gonzalo Hidalgo; propiamente debían de ser 10; pero teniendo en cuenta el gran interés y sacrificio que tienen que realizar para poder asistir al curso es por lo que hemos admitido esos cinco de más.
– ¿Cuál es la duración?
– Son cuatro horas diarias repartidas entre teórica y práctica. Hemos comenzado el 2 de septiembre hasta el 7 de febrero; pero tendremos un anexo posterior de solado alicatado de un mes aproximadamente.
– ¿Cómo lleva la enseñanza?
– Es totalmente directa y activa, a base de láminas proyectadas, pizarra… y práctica con material de construcción.
– ¿Ya conoce a sus alumnos personalmente por el nombre?
– Pues, sí: Paulino, Manuel Vara, Manolo Casas, Julián el de San Lorenzo, Paco, Miguel el de San Lorenzo, Ramón, Máximo Gallego, Juan Peña, José María Clemente, Gaspar de Dios, José Vicente, J. Francisco y…
– …y Antonio Jorge y Gaspar Fincias. ¿Realizado el curso, hasta qué punto queda el alumno capacitado para trabajar profesionalmente?
– Como oficial de segunda perfectamente, siempre cuando él aplique los conocimientos. Con el tiempo, yo tengo alumnos que hoy están de encargados y cobrando más que yo de sueldo; pero son señores que se han preocupado después. Esto prácticamente es como una iniciación; luego son ellos quienes tienen que responder. Un oficio necesita la vida entera. Hay que desarrollarse, porque si estos alumnos ahora vuelven al campo, no hemos hecho prácticamente nada.
– Gracias, don Gonzalo.
Seis cursos y 86 alumnos en plena marcha. Los datos hablan por sí mismo. Labor sumamente provechosa para todos. Y no olvidemos que el SAF-PPO tiene otros cursos programados y quiere programar más, ofrecer nuevas oportunidades a todos.
ALUMNNOS TABARESES
“Estamos muy agradecidos y dispuestos”
Apenas llevan un mes en el curso de Albañilería en Tábara. Ya han pavimentado el piso y han realizado diversas pruebas de construcción de pared. Nos acercamos a cada alumno interrumpiéndoles:
– ¿Qué piensas del PPO, J. Francisco; opinas igual ahora que antes?
– Yo creo que no está mal esto porque siempre se aprende.
Algo más de idea tendré.
– ¿José María, qué habéis hecho hasta ahora?
– Arrancar la tabla, poner el piso…
– ¿Por qué os habéis inscrito a este curso vosotros, Gaspar, José, Paco, Juan?
– A mí, por ejemplo, porque me interesa, porque es una cosa que es muy buena, y, en fin…
– A mí –dice Juan-, porque me llama este trabajo…
-¿Sabes, José, que el Ministerio de Trabajo, a través del
PPO, imparte constantemente cursos de este tipo. ¿Te gustaría asistir a alguno más?
– Pues sí, voluntariamente.
– ¿De qué tipo?
– Aparte de éste, por ejemplo, el pasado de electricidad.
– Paco, ¿qué dirías a los que desaprovechan la oportunidad de apuntarse a un curso del PPO?
– Que hacen una tontada con no venir. Yo lo veo por mí.
– ¿Tú, qué estás sacando de este curso?
– ¡Hombre!, todo lo que pueda para mi futuro.
– ¿Crees que el curso va a cambiar vuestra forma de mirar el futuro?
– Si aprendemos lo suficiente y podemos salir por ahí… Yo creo que teniendo un oficio o cualquier cosa siempre es algo bueno para salir, es una salida. Al ir al extranjero, al que va con diploma siempre lo acogen mejor en cualquier parte.
– ¿No os parece que así va a desaparecer el peonaje?
– ¡Claro!, si aprendemos, yo creo que de peones…
– ¿Y tú, Miguel, por qué te has apuntado a este curso?
– Porque tenía ganas de trabajar; y por aprender algo.
– ¿Te gustarían otros cursos?
– Pues sí, de maquinaria, tractor…
– Julián, está encontrando en el curso lo que buscaba?
– Sí, sí.
– ¿Tiene interés por algún otro curso?
– Sí. Estoy pendiente de uno de cocina, para ir a Marbella.
– Se nota que es tu afición, porque preparas en el bar unas tapas muy ricas.
– Muy bien. Gracias a todos.
Nos dirigimos ahora a la Plaza Mayor, a las señoras del curso de Promoción de la Mujer Rural. Todas están ocupadas en sus labores. Ya tienen una mesa con muestras de cocina que abren el apetito a cualquiera. Ahora están con trabajos manuales muy curiosos.
– ¿Esperanza, cómo has venido tú al curso?
– Porque me interesa promocionarme como mujer y aumentar mis conocimientos.
– ¿Qué opinas ahora del curso desde dentro?
– Que cada vez está más interesante y me gusta. Realmente no pensaba aprender tantas cosas. Estoy muy contenta de éste y me gustaría poder asistir a otros cursos del PPO:
– ¿Qué es lo que más te gusta de las materias de este curso?
– Lo que me resulta más interesante es la cocina y el corte.
– ¿Estás encontrando aquí lo que pensabas?
– Yo intento sacar todo el provecho que puedo. Como no soy muy lista pongo mucho mayor interés.
– Sra. María, ¿por qué se inscribió usted al curso?
– Para aprender cosas nuevas que no sé y porque como mujer me llama mucho la atención el aprender algo más.
– ¿Les dan ciertamente cosas nuevas?
– Pues sí, cosas maravillosas que yo no sabía.
– ¿Si hubiese otros cursos, Mari, te gustaría asistir a alguno?
– Sí me apuntaría; sobre cualquiera de las materias que estamos dando: Cocina, corte, manuales.
– ¿Te parece demasiada materia para tan poco tiempo?
– Eso, me gustaría sólo una o dos especialidades y aprenderlas bien. No obstante, así todo en conjunto se coge un poco más completo.
– Pili, ¿estás sacando cosas de provecho?
– Sí, estamos aprendiendo bastante de todo.
– ¿Qué les diríais a las que desaprovechan estas oportunidades del PPO?
– Es una bobada lo que hacen. Algunas porque no sabían el contenido del curso; otras porque ya anduvieron tarde.
Pero otras es porque no tienen tiempo.
– ¿Qué opinión te merecen estos cursos?
– Yo pienso, si se abre otro, volver a asistir.
– ¿Isabel, todo lo aprendido se puede llevar a la práctica en casa?
– Muchas cosas sí, otras menos. Sobre todo la cocina es extraordinaria.
– Filo, ¿por qué te has apuntado al curso?
– Para perfeccionar más lo que una sabía y aprender algunas cosas nuevas que aún no se sabían.
– ¿Se encuentran muchas cosas nuevas?
– Sí, muchísimas.
– ¿Cuál es la que más te gusta?
– Las llevamos muy variadas y todas son muy interesantes.
Creo que en el ama de casa la cocina es fundamental.
Luego, los trabajos manuales son también muy bonitos.
– Sra. Julia, ¿qué opina ahora del PPO?
– Que se aprenden muchas cosas que no se saben, porque yo esto no lo sabía hacer y hoy ya sabemos, y muchas cosas más. En corte vamos muy bien; ya sabemos cortar algo… Si seguimos así lo vamos a aprender todo.
– Lucía, desearías asistir a otros cursos?
– Sí, si este me sale bien iría a otros, de corte, cocina…
– ¿Estáis encontrando, Luisita y Paquita, lo que esperabais?
– Sí; además hemos venido con mucha ilusión de aprender sobre todo de cocina.
– ¿Por qué os habéis inscritos, Sra. Consuelo, Chencha…?
– Porque queríamos aprender más de lo que sabíamos que es una cosa conveniente para la mujer de casa; o sea, que no sabíamos la mitad de las cosas, y esto está muy bien.
– ¿Qué nos dice del curso ahora, Sra. María Josefa?
– Que ahora resulta más fácil y bonito. Nos gusta mucho y estamos todas muy contentas y deseando de aprender mucho.
– ¿Qué tal la teoría? ¿Entienden bien?
– Muy bien. Nos explican muy claro. No tiene inconveniente la monitora en repetir a cada una las veces que haga falta hasta que lo entienda.
Con esta sencillez y, en parte, monotonía, hemos recogido la variedad de opiniones cada una de las cuales encierra matices especiales, sobre todo conociendo un poco a cada persona. En cuanto a la edad son jóvenes y mayores, entre veinte y cuarenta años. Todas ofrecen, pues, posibilidades de consecuencias prácticas inmediatas. El esfuerzo que están poniendo es grande y sin duda que los frutos los recogerán en gran abundancia. Este es nuestro deseo.