• Ayer en Tábara, el reloj marcaba la medianoche cuando la Iglesia Parroquial se llenó de vida y espiritualidad. Vecinos de todas las edades se reunieron para celebrar la tradicional Misa de Gallo, un evento que no solo marca el inicio de la Navidad, sino que también resalta la riqueza cultural y espiritual de esta región de Zamora.

La ceremonia, conocida por su singularidad y arraigo, tiene como protagonista a una pequeña cordera que, con su presencia, simboliza la pureza y la humildad de la Nochebuena. Este año no fue la excepción: el Canto de la Cordera, un momento profundamente emotivo, resonó en el templo, llenando los corazones de los presentes con una mezcla de nostalgia y devoción. Acompañada por un grupo de pastores y zagalas vestidos con atuendos pastoriles típicos, la corderilla fue guiada hasta el nacimiento, donde se llevó a cabo su simbólica ofrenda al Niño Jesús.

En Tábara, la tradición no solo se vive, sino que se viste. El coro parroquial, con la distintiva Capa Alistana, transportó a los asistentes a tiempos remotos, cuando estas prendas eran el abrigo indispensable de los pastores en los campos de la comarca. Este detalle, junto con los cantos ancestrales entonados por las voces del coro y el personaje del Ángel, evocó la esencia de las raíces tabaresas.

La Misa de Gallo no es solo un acto religioso; es también un momento de comunidad. La iglesia, se convirtió en un espacio de encuentro donde generaciones se unieron para compartir un instante de paz y reflexión. El simbolismo de la corderilla, el canto y la ofrenda refuerzan los valores de unidad, gratitud y humildad que definen a este pueblo zamorano.

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“Es una tradición que hemos heredado de nuestros abuelos y que esperamos que nuestros hijos también preserven”, comentó emocionada una vecina, mientras sostenía una vela que brillaba con la misma intensidad que sus ojos llenos de esperanza.

La noche culminó con un sentido ¡Feliz Navidad! que resonó en las paredes de la iglesia y se extendió por las calles de Tábara. En esta Villa, la Navidad no es solo una fecha: es un legado vivo que cada año renueva su significado, fortaleciendo los lazos entre los vecinos y conectándolos con sus orígenes.

La Misa de Gallo de Tábara es un recordatorio de que las tradiciones, cuando se viven con pasión y devoción, tienen el poder de trascender el tiempo y unir corazones. Una celebración que permanecerá grabada en la memoria colectiva de quienes tuvieron el privilegio de presenciarla este año.

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