Organizado por La Fundación Leticia Rosino, ayer, a las 18:30 de la tarde, la plaza mayor de Tábara se convirtió en el epicentro de un acto conmovedor y simbólico en conmemoración al Día Internacional contra la Violencia de Género. Un numeroso grupo de personas se congregó para expresar su repulsa a los actos que han cobrado la vida de 52 mujeres en toda España este año.

El evento fue encabezado por el Ayuntamiento de Tábara, representado por la teniente alcaldesa Dña. Francisca Gutiérrez, quien leyó un manifiesto que instaba a la reflexión y la acción contra la violencia de género. Este acto no solo recordó a las víctimas, sino que también sirvió como un llamado a la acción para combatir esta lacra social que afecta a mujeres de todas las edades y clases sociales.

Los datos presentados durante el acto revelaron la cruda realidad de la violencia de género en España. Según estudios de 2022, se evidencia un aumento del 10,7% en comparación con el año anterior. El Observatorio de Violencia Doméstica y de Género reportó una media diaria de 483 víctimas y 499 denuncias. Las órdenes de protección emitidas por los órganos judiciales aumentaron un 5,2%, alcanzando la cifra de 32.842.

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Un dato especialmente preocupante es que el 44% de las 52 mujeres asesinadas este año habían denunciado previamente a sus agresores. Esto representa un incremento significativo respecto a años anteriores, resaltando la importancia de los mensajes de sensibilización para alentar a las mujeres a denunciar situaciones de violencia.

Educación en igualdad: La clave para un cambio duradero

En medio de este sombrío panorama, la necesidad de una educación en igualdad se destacó como el pilar fundamental para erradicar la violencia de género. La importancia de trabajar en la comunicación y publicidad para inculcar nuevos valores fue subrayada como parte de un esfuerzo colectivo para construir un futuro sin miedo ni discriminación.

En este contexto, tres niñas del colegio de Tábara leyeron un manifiesto elaborado por ellas mismas, demostrando que la educación en igualdad comienza desde temprana edad y es esencial para cambiar las percepciones y actitudes.

La historia de Leticia Rosino: Una realidad que no podemos ignorar

El acto en Tábara también recordó la trágica historia de Leticia Rosino, una joven asesinada en 2018, cuyo caso conmocionó a la localidad. A pesar del horror de la situación, el agresor podría salir de la cárcel en tan solo tres años, lo que destaca la urgencia de revisar y fortalecer las leyes que protegen a las víctimas de violencia de género.

El grito de las víctimas y sus familias.

El momento más emotivo del evento fue la lectura de los nombres de las 52 víctimas mortales de este año. Vecinas del pueblo llevaron velas al centro de la plaza mayor, formando el número total de las víctimas. Inmaculada, la madre de Leticia Rosino, leyó un manifiesto de la Fundación Leticia Rosino, destacando la importancia de cambiar la percepción social sobre la violencia de género.

Inmaculada también hizo un llamado a la modificación de la ley del menor, enfatizando la necesidad de ajustar las condenas para los agresores, especialmente cuando son menores de edad. Su mensaje resonó con fuerza entre los asistentes, recordándonos que todos debemos contribuir para poner fin a esta lacra social.

Un llamado a la acción colectiva

La jornada concluyó con un minuto de silencio en memoria de las víctimas y un mensaje claro: la violencia de género no puede ser un capítulo más en nuestras vidas. Es una batalla en la que todos debemos luchar para ganar juntos. El cambio comienza con la educación, el respeto mutuo y la igualdad de oportunidades. La lucha contra la violencia de género no es solo responsabilidad de las mujeres, es una cuestión de humanidad que requiere la participación de toda la sociedad.

Hoy, más que nunca, Tábara alzó su voz en solidaridad con todas las víctimas y en busca de un presente y un futuro libres de miedo. Este grito no es solo para ellas, sino para cada persona que ha sentido el peso de la discriminación y la violencia. El cambio está en marcha, y la luz de las velas en la plaza mayor de Tábara simboliza la esperanza de un futuro donde la igualdad y el respeto sean la norma, no la excepción.

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