Durante esta primera Fiesta Rociera de Tábara, se disfrutó de un auténtico ambiente rociero. Donde las carrozas rocieras, caballos y los trajes típicos añadieron color y elegancia a esta fiesta que tanto han disfrutado los tabareses.

Las risas, los abrazos y las palmas crearon un ambiente de hermandad y unión entre los vecinos y visitantes, donde los lazos familiares y de amistad se fortalecieron aún más.

A los pies de la Sierra de la Culebra, las palmas y los taconeos resonaron en cada rincón, invitándonos a dejarnos llevar por el ritmo del flamenco, este arte que nace del alma y se expresa a través de la guitarra, el cante y el baile.

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Tábara vivió un día diferente de hermandad.

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