Este año la festividad de San Isidro ha estado un tanto desordenada.

Por tradición, esta festividad daba siempre comienzo con el canto del ramo y continuación la Santa Misa, para terminar con la procesión, la bendición de los campos, la subasta de bollos y ramos y por último el ágape que los labradores agasajan a todo el pueblo. Pues bien, este año la sorpresa ha sido mayúscula, al cambiar el orden de la ceremonia sin previo aviso.

Tras el canto del ramo, se procedió a la procesión. Terminada ésta, todo el mundo esperaba la subasta, acto tradicional que da ese toque diferente a cualquier otra festividad. Junto a San Mamés y el Bendito cristo, San Isidro tiene esta categoría en Tábara y todo el mundo esperaba este momento con impaciencia. Sin embargo, D. Carlos, Continuó hacia el templo con el Santo, mientras todo el mundo esperaba que diera comienzo la subasta, se queda atónito al ver que se llevan el ramo para la iglesia y ven que da comienzo la Santa Misa. Algunos feligreses, perezosamente fueron entrando hacia la Iglesia, mientras la mayoría se fue desperdigando hacia bares y otros lugares sin saber si iba a haber subasta y sobretodo sin saber si iba a haber “piscolabis” o por el contrario, la tradición se rompía definitivamente.

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La gente estaba totalmente desconcertada ante este proceder, al no saber lo que estaba ocurriendo en cada momento, ya que no sabían si al final había Misa, y sobre todo, si el resto de actos iba a tener lugar o se habían eliminado.

El sacerdote tiene toda la autoridad para cambiar nuestras costumbres, pero entendemos que antes debería informar del cambio para que la gente pueda, o no, aceptar sus cambios. Los tabareses están haciendo todo lo posible por mantener sus costumbres, un pueblo que pierde sus tradiciones, termina desapareciendo.

Al final, sí que hubo subasta, muy mermada, claro está, y el ágape tuvo lugar, como de costumbre, igualmente mermado en asistencia, ya que muchos pensaban que ya no lo habría.

Esperamos que esto haya sido producto de un error y en el futuro se respete nuestra tradición, que será poco religiosa, pero en Tábara ha sido, es y deberá ser respetada por cuantas autoridades recaben en nuestro pueblo, aunque no las compartan.

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