Ferreras de Arriba, es una de esas poblaciones donde los vecinos que viven en ella, sentían cada mañana lo que la naturaleza les había regalado. En pleno corazón de la Sierra de la Culebra, rodeada de una vegetación y una naturaleza exuberante, representaba, para muchos de sus habitantes, ese lugar soñado en el que deseaban vivir.
Robles, Castaños, Encinas y una fauna y flora desbordante la llenaban de colorido y convertían cada una de las estaciones del año, en ese vergel que muchos podemos llegar a soñar, porque incluso en el centro del pueblo, se conseguía respirar la naturaleza, impregnándote con todos los aromas que cada época del año, solo con cerrar los ojos podemos imaginar el periodo en el que nos encontramos.
Pero los incendios ocurridos este verano, rompieron ese equilibrio que mantenía este idílico lugar y todo se tiñó de negro, daba la sensación de que la vida se había paralizado, porque la oscuridad y las sombras predominaban por todos los lugares en los que mirábamos.
Pero la ilusión de algunas personas y sobre todo, esa esperanza en devolver a la vida lo que se había muerto, permitió que un grupo de personas, buscara nuevas ideas para conseguir que la ilusión regresara de nuevo a toda la gente del pueblo, sobre todo a esos mayores, a los que le debemos tantas cosas y que no podíamos seguir viendo cómo se resignaban a que ese prematuro luto lo inundara todo hasta el resto de sus días.
Enseguida, los cinco que buscaban esa iniciativa ilusionante, estuvieron de acuerdo en que lo que había que conseguir era devolver el color que antes prevalecía en el pueblo y si la naturaleza se había teñido con las sombras que el fuego había dejado, ellos buscarían la forma de transformar esa penumbra en vivos colores.
Salieron al monte y comenzaron a seleccionar los árboles que habían sido afectados por el fuego, de los que solo quedaban el esqueleto del tronco y de las ramas, cubiertos por un manto de luto que querían transformar en algo vivo y sobre todo, plagado de colorido.
Comenzaron a compartir su iniciativa con las personas del pueblo y enseguida las señoras mayores, se ofrecieron para colaborar en lo que fuera necesario y con materiales recogidos en el lugar de la tragedia; piñas, piedras, ramas, etc. comenzaron a transformarlas, proporcionándoles ese colorido que siempre les había caracterizado y en algunas ocasiones, exagerándolo si cabe un poco, para que se viera que todo es susceptible de poder transformarse.
Comenzaron a establecer árboles con motivos temáticos. En uno estaba representada la matanza con los elementos característicos de esta tradición tan arraigada en esta tierra, otro árbol estaba dedicado a nuestros poetas, esos que supieron también cantar a los sinsabores de la vida para alegrar nuestro espíritu, había otro que recogía frases cargadas de ilusión y de esperanza, otro que trataba de visibilizar la vida interior de las personas y así hasta más de 30 árboles que se fueron distribuyendo en los lugares representativos del pueblo.
Algunos, al ver esta iniciativa, también querían participar colocando en la puerta de su fachada ese arbolito que, por el arte de la ilusión, se había transformado de una sombra en medio del monte a un elemento decorativo con vivos colores.
El objetivo de los que han tenido esta iniciativa, es inundar el pueblo de color, que en cada calle y en cada plaza, se pueda ver y comprender que lo que el fuego nos arrebató y que somos capaces de revertirlo, devolviendo a la naturaleza esos colores que antes tenía.
Todos los elementos que conforman esta ingeniosa decoración de las calles y plazas de Ferreras de Arriba, proceden del campo y se ha tardado un mes y medio en llevar a cabo este proyecto, en el de que una de las satisfacciones más importantes de los organizadores, ha sido la implicación de esa gente mayor que todavía mantiene viva la ilusión de que aún queda esperanza y eso, en estos días especiales les ha hecho un poco más felices.
La repercusión que esta iniciativa ha tenido para un pequeño pueblo como Ferreras de Arriba, ha sido importante, muy importante, porque todo el pueblo lo ha valorado de forma muy positiva, muchos de los vecinos se han implicado en el proyecto y se ha conseguido visualizar a través del arte, una situación que todos hubiéramos deseado que nunca ocurriera y a través de gestos como este, podemos esperar el futuro, con un poco más de optimismo.
Invitamos a todos los vecinos de los pueblos de las comarcas cercanas a Ferreras de Arriba, para que se acerquen y contemplen lo que se puede hacer con un poco de imaginación y de esa forma, seguro que todos podremos contemplar el futuro con un poco más de optimismo y de esta forma, viendo la repercusión que iniciativas como ésta pueden tener en los pequeños pueblos de esta tierra, anime a que esa imaginación de la gente que vive en ellos, continúe pariendo ideas tan originales como esta.
Galería de fotos por cortesía de Begoña