Cuando tuve la información del reconocimiento que se había hecho a uno de los establecimientos referentes en la alimentación de nuestra provincia, llamé a José Manuel Ballesteros “Pascualín”, me respondió únicamente con las palabras; constancia, constancia.

Pero además de la constancia, si no hay un buen saber hacer detrás de un trabajo bien hecho, de nada sirve el esfuerzo que podemos realizar, si falla una base suficientemente sólida, para conseguir el objetivo que nos hayamos propuesto.

En estos momentos en los que los formatos comerciales han ido cambiando de una forma desmesurada, procurando satisfacer las necesidades de unos tiempos en los que se han ido cambiando los valores que proporcionamos a las cosas, mantener las tradiciones resulta siempre algo digno de destacar.

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La familia Ballesteros, ha consolidado en Tábara, una trayectoria digna de las mejores alabanzas, porque se han convertido en un referente de lo que hacen, no sólo en la comarca, también en la provincia y en el resto de España.

“Los Pascualines” como todo el mundo los conoce, han sido desde que se los recuerda, gente emprendedora y hace un siglo, la primera generación, los bisabuelos de los que actualmente gerencian la empresa familiar, contaban en Tábara con una posada de postas, en las que acogían a los viajeros que por aquí transitaban.

Fue Manuel Ballesteros Gutiérrez, quien en los años 50 fundó la primera carnicería, con el objetivo de satisfacer las precarias necesidades que en esos momentos había en las familias del pueblo, de procurarse el sustento necesario para que cada familia pudiera obtener los recursos necesarios para alimentar a los suyos.

José Manuel Ballesteros Cornejo, se empapó de lo que su padre le había enseñado y se dedicó en cuerpo y alma al negocio familiar creando la empresa Pascualin CB para comercializar y mejorar lo que producía y ampliar la zona de distribución de los productos que con mimo estaba criando y muy pronto, el pueblo se le fue quedando pequeño y comenzó a distribuir a otras comarcas y a toda la provincia de Zamora. Contaba con un producto que los clientes valoraban porque confiaban en lo que Pascualin les estaba proporcionando.

La tercera generación representada por sus hijos José Manuel y Ricardo, se implicaron desde pequeños en el negocio familiar y esta generación que según todos los estudios que se hacen de los negocios familiares, es la que acaba destruyendo lo que han heredado, no siguió la estadística, habían bebido en buenas fuentes y conocían lo que tenían entre manos, por lo que fueron desarrollando y ampliando ese negocio familiar que sus mayores habían establecido.

Crearon la ganadería en la que se dedicaron en cuerpo y alma al lechazo castellano y en la actualidad, cuentan con más de 2000 cabezas de ganado y poseen la segunda ganadería más grande en la cría de la raza castellana negra, que es autóctona y se encuentra en peligro de extinción.

Los nuevos gestores de la empresa familiar, buscaron el crecimiento, siempre teniendo como base lo que habían aprendido de sus mayores; la calidad y el control en todo el proceso de elaboración del producto que tenían en sus manos. Para ello se encargaron de buscar los mejores pastos, porque consideran que la alimentación es una parte primordial y realizaron un proceso de selección mejorando la raza, también se esmeraron para encontrar nuevos puntos de distribución en los que poder dar a conocer lo que ellos criaban en sus explotaciones, llegando a mantener 10 empleos directos en sus negocios.

Son conscientes que se encuentran en una zona privilegiada, seguramente la mejor para los animales que están criando y han establecido una marca diferenciadora que se conoce como Lechazo de la Sierra de la Culebra, un producto autóctono donde los haya.

A través de las nuevas tecnologías, están mostrando a los distribuidores y comercializadores, que cuentan y proporcionan un producto de inmejorable calidad y a través de la página web que han creado, la distribución de su producto está llegando a todos los rincones de España.

También se van adaptando a los nuevos tiempos y de sus instalaciones están saliendo alimentos precocinados con un preasado al horno, que el consumidor tiene casi listo para poder degustarlo.

Son 70 años, tres generaciones en las que ha sabido mantener la esencia de la calidad y esa trayectoria, es la que se ha tenido en cuenta en la XV edición de los premios que la junta de Castilla y León entrega anualmente al comercio tradicional, para que la carnicería Pascualin, haya sido digna merecedora de ese primer premio que se ha entregado a los establecimientos zamoranos.

Sin duda, un acierto a la hora de otorgar este premio, porque la esencia de lo autóctono y de lo tradicional, después de tanto tiempo, se sigue encontrando y conservando en lo que los hermanos Pascualín hacen en esta tierra.

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