Los fieles de Tábara, tradicionalmente asisten a las celebraciones religiosas en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que se encuentra en la plaza mayor de Tábara y es en ella, donde habitualmente se realizan todos los oficios religiosos para la comunidad.

Sin embargo, Tábara es conocida mundialmente por la torre de la iglesia de Santa María, cuyos restos se erigen sobre lo que fue el antiguo monasterio de San Salvador, donde estuvo el antiguo scriptorium que iluminó algunos de los beatos más importantes que se conservan en el mundo.

A finales del siglo IX, después de la victoria que el rey Alfonso III el Magno tuvo en la batalla de Polvolaria, encargó a dos monjes entusiastas, Froilán y Atilano, la construcción del que sería uno de los más importantes monasterios en los albores de la edad media, haciendo reformas importantes en la iglesia y fundando otros monasterios.

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El monasterio que construyeron en Tábara, llegó a acoger a 600 monjes y monjas, que además de las labores del culto, realizaron una tarea importante en su scriptorium, hasta que, en su avance hacia Galicia, Almanzor destruyó todo lo que habían construido.

Dos siglos más tarde, en el siglo XII sobre los restos del antiguo monasterio, se levantó la actual iglesia de Santa María, en estilo románico, conservando parte de su construcción original, es de especial relevancia la torre original que se conservaba en una de las ilustraciones más representativas del Beato de Tábara.

Froilán procedía de Lugo y durante una parte de su vida fue un ermitaño en tierras del Cebreiro y del Bierzo y después de la labor que realizó en tierras leonesas, fue nombrado obispo de León dirigiendo esta diócesis y a su muerte fue santificado.

Atilano había nacido en Tarazona y su labor pastoral tuvo gran importancia en tierras leonesas donde acabó siendo obispo de Zamora y a su muerte, también alcanzó la santidad para la Iglesia.

Los dos monjes realizaron una labor muy importante en las órdenes monásticas incipientes que el reino de León estaba tratando de implantar y su trabajo y buen hacer ha quedado para la posteridad.

Con el tiempo esta iglesia tan emblemática, quedó relegada para el culto por la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, más cercana al palacio que los señores de Tábara tenían en la localidad.

A pesar de haber perdido su relevancia para el culto, dos días al año hay una celebración muy significativa en el interior de este templo. Una de ellas es el día de San Froilán, el 5 de octubre y la eucaristía se hace memoria de los dos santos que levantaron el templo. La otra celebración es el día 18 de diciembre, coincidiendo con la festividad de Santa María y los fieles pueden participar de la eucaristía, en un templo que se levantó para que los fieles se congregaran y participaran juntos en esta celebración.

Galería de Fotos cedidas por Sonsoles Rosado Romero

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