almeida – 22 de marzo de 2016.
Cuando el primer peregrino se abrió paso entre la maleza y pisó por primera vez sobre las plantas que lo inundaban todo, fue señalando esa senda que muchos que venían por detrás seguirían hasta que la maleza quedara yerma por los millones de pisadas que había tenido que soportar y fue naciendo ese camino que marcaba el itinerario que todos seguirían para llegar hasta su meta en el fin del mundo.
También seres anónimos y otros que afortunadamente la historia consiguió salvar del olvido, allanaron los lugares más inhóspitos para facilitar el paso de los que se esforzaban recorriendo aquellos lugares que acortaban los itinerarios que en ocasiones les desviaban excesivamente de la ruta más lógica que debían seguir.
Este naciente camino, fue el flujo que trajo la prosperidad y la cultura, en definitiva la riqueza a los lugares por los que transitaba y los pueblos florecieron y adquirieron un vigor que sin ese tránsito constante de peregrinos que caminaban por la arteria principal que va llevando alimento a todas las ramificaciones que tiene, difícilmente lo hubieran conseguido.
Este hecho es suficiente para dar a este sendero la importancia que el tiempo se ha encargado de proporcionarle. Pero como suele ocurrir, siempre cuando hay un bien que depende del ser humano, generalmente solo hace falta esperar que pase el tiempo para ver cómo va degradándose.
La importancia de las comunicaciones en el modo de vida moderno que nos hemos impuesto, hizo que sin ningún rubor por parte de los que tenían decisión para poder hacerlo, fueran sustituyendo estos caminos naturales por carreteras que enlazaban con mayor rapidez los pueblos. Era el progreso y nadie podía oponerse a ello, además los senderos antiguos estaban decayendo y ya eran poco transitados por lo que el asfalto fue sustituyendo estas arterias que nacieron del esfuerzo de los caminantes.
Cuando las carreteras fueron quedándose pequeñas para acoger a todos los vehículos que tenían que soportar, los políticos decidieron hacer de nuevo vías de comunicación más rápidas y de nuevo se olvidaron de ese patrimonio humano y fueron hiriendo el camino, no fueron actuaciones aisladas ya que las puñaladas mortales se podían ver por todos los lugares y con pena observabas como ibas caminando y de repente todo se encontraba alterado, se había levantado y movido la tierra, se habían talado los árboles y de nuevo el camino había vuelto a desaparecer.
Daba lo mismo la región en la que te encontraras y las ideas de quien gobernara en ella, ese afán por evolucionar de una forma descontrolada lo fue cambiando todo y en esta ocasión no se habían preocupado previamente de salvar o al menos desviar ese sendero que todavía seguías considerando como algo tuyo.
Son muchas las ocasiones en las que me he visto caminando entre carterpilar, excavadoras y camiones que iban trasladando toneladas de tierra y no tenía más remedio que hacerlo ya que el camino pasaba por allí, pero había sido invadido por el desmesurado progreso que los políticos se afanaban por dar por concluido antes que llegaran las próximas elecciones y poder hacerse una foto que saliera en todos los medios de comunicación cortando la cinta que inauguraba un nuevo camino de asfalto y hormigón, pero por donde no se podía seguir caminando. El camino había sido de nuevo herido de muerte y le habían dado un tajo del que no se recuperaría más porque ese tramo se había cercenado para el peregrino.
En Mañeru, en Gijón, en Monesterio, en O Pino, en …. Daba lo mismo el lugar, eran tantos que, es imposible recordar todos ahora; pero ya no tenía remedio, ya no volvería a ser igual porque el camino había desaparecido en esos lugares que los políticos solo debían custodiar, nunca fueron suyos para hacer con ellos lo que les diera la gana.
En los últimos tiempos parece que ya no prima el interés general tanto como el económico y los políticos de nuevo han cedido ante las presiones de don dinero, han mirado para otro lado o quizá, y eso es aún más grave, haya una coincidencia de intereses que no saben o no quieren explicar y han vuelto a ceder ante las presiones de los más fuertes volviendo a atentar contra el camino y tratando de darle la puntilla para que no pueda recuperarse más. Quizá sea tarde para que podamos volver a sentir esa magia que un día logro transmitir cuando fue enriqueciendo las regiones por las que discurría.
El golpe que tratan de asestarle en las puertas de Santiago con un monstruoso polígono industrial, el proyecto de la refinería que arruinara el tramo por el que discurre la vía de la plata, el proyecto de cementerio nuclear que un día quiso llevarse al camino de Madrid, el…..
En fin son tantos los proyectos que hay en marcha o los que están todavía ocultos e irán saliendo poco a poco sin que nadie llegue a ruborizarse, que me lleva a pensar en ocasiones que debemos olvidarnos de salvar el camino, y todos nuestros esfuerzos se encaminen a tratar de salvar a nuestros políticos, quizá así podamos conseguir que las personas que nos dirigen tengan el suficiente sentido común que cuando vean cualquier tropelía al menos sientan el rubor suficiente para que antes de firmar le tiemble la mano y le permita un momento de lucidez para darse cuenta de lo que está dispuesto a hacer.
Siempre he creído que muchos pequeños pueblos del interior de la península están volviendo a renacer porque hay gente que pasa por ellos y si herimos de muerte el camino, a los primeros entierros que deberemos asistir es a los de estos pueblos que con ilusión tratan de sobrevivir.