Como si de un paquete turístico más se tratara, comenzamos a ver en los diferentes medios de comunicación, el anuncio de que para algunos albergues de peregrinos ha llegado el fin de la temporada, por lo que echan el cierre durante cuatro meses.

Pero el camino es otra cosa, al menos los que estamos implicados en la acogida a los peregrinos, así lo entendemos y nos resulta muy difícil comprender cómo hay albergues que no tienen en cuenta el principal motivo por el que se han creado, que es el peregrino y este, tiene que buscarse como vulgarmente se dice la vida, para poder pernoctar en estas duras noches en que las inclemencias meteorológicas se hacen más acusadas.

Aquellos albergues privados que deciden cerrar durante los meses en los que la peregrinación baja de una forma considerable, están en su derecho de hacerlo, ellos tienen que mirar por la rentabilidad y la viabilidad del albergue que ponen a disposición de los peregrinos.

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Otra cosa muy diferente, son aquellos albergues municipales que nacen con vocación de servicio público y se crean para proporcionar un servicio a los peregrinos. En estos casos, resulta incomprensible y hasta inadmisible, que en los meses en los que decae el número de peregrinos, cierren hasta que de nuevo comience la temporada.

En el camino todos los meses del año, son temporada, porque hay peregrinos que buscan en su camino la ausencia de masificación y desean recorrerlo de una forma tranquila y para ello, eligen estos meses en los que pueden caminar sin el agobio que supone hacerlo en los meses en los que hay mayor número de peregrinos.

Además, cuando llega la época invernal, los días se acortan de una forma considerable, las horas de luz se reducen significativamente y si un peregrino tiene que recorrer 10 o 15 km más en su etapa, para encontrar un albergue abierto, muchos días se verá obligado a tener que caminar a oscuras, con el riesgo que eso supone y que todos queremos evitar.

Recientemente, por la parte que más nos afecta a los que firmamos este escrito, hemos visto el anuncio de que el albergue municipal de Benavente echaba el cierre hasta que el flujo de peregrinos se vaya incrementando y próximamente lo hará el albergue municipal de Santa Marta de Tera. Como si el camino del sureste y el camino sanabrés tuvieran que pararse durante estos cuatro meses, a no ser que el peregrino se vea obligado cada jornada a tener que buscar un lugar en el que poder descansar después de haber realizado su etapa.

Los peregrinos que recorren el camino en estos meses invernales, generalmente suele ser peregrinos veteranos y expertos que saben mantener los lugares en los que son acogidos y dejarlos como se los encontraron, por ello sugerimos a los responsables de estos albergues, que se replantean el cierre en los meses de invierno, que al menos dejen una llave a disposición de los peregrinos que necesiten un lugar donde pernoctar, para no tener que hacerlo a la intemperie o verse obligados a recorrer largas distancias.

Los servicios públicos están para eso, para cubrir las necesidades de aquellos de que demandan los servicios que ofrecen, por eso no podemos detener el camino durante unos meses, porque el camino es algo vivo que siempre contará con algún peregrino que se encuentre recorriéndolo.

Utilicemos el sentido común y facilitemos la acogida a los peregrinos en los lugares que fueron concebidos para ese fin.

      Rebeca Justo                                                             José Almeida

ACASSE – VALLADOLID                                              AZACS – ZAMORA

Asociación Camino del Sureste en Valladolid

Asociación Zamorana de los Caminos de Santiago

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