SAF – 15 de agosto de 204.

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El «Tabarés del año 2013» ,D. Juan Ángel Fresno Vara, fue el encargado este año de pregonar las fiestas y dar el chupinazo de arranque de los días de jolgorio y alegría más importantes de la Villa.

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D. Juan Ángel Fresno, realizó los estudios de licenciatura en la Universidad del País Vasco y obtuvo el grado de Doctor en Ciencias Químicas por la Universidad Autónoma de Madrid. Su trabajo de investigación se desarrolla en el campo de la Medicina Molecular, con el objetivo último de conseguir una auténtica medicina personalizada. Su equipo de investigación propone la integración de la información clínica con las características moleculares de los pacientes para hacer el tratamiento tan individualizado como la enfermedad.

Juanan hizo un repaso por los recuerdos de su infancia, porque, aunque no nació en Tábara, siempre la ha tenido como epicentro de sus vacaciones, pasando largas temporadas de pequeño, que recuerda con nostalgia. “En todo este periplo ha habido un centro de gravedad, un punto de equilibrio, un motivo común, cada verano, volvía a Tábara”, recuerda con añoranza.

Pregón de las Fiestas de Tábara , 14 de agosto de 2014

Juan Ángel Fresno Vara

¡Buenas tardes!

Vecinos de la muy noble villa de Tábara, visitantes y allegados, en definitiva, amigos,

Corresponde a este que os habla el honor de pregonar las Fiestas patronales del año 2014, de resultas de mi nombramiento el año pasado como Tabarés del Año. Como dije en el momento de recibir tamaña distinción, no cabe mayor orgullo para un hombre que ser reconocido en la tierra de sus ancestros. No soplan buenos vientos para la ciencia en este país, lo que hace si cabe más de agradecer que se acuerden de uno que se dedica a esos menesteres y encima en su pueblo. Ha sido una experiencia realmente interesante, algunos de los que me conocéis de toda la vida, de pronto habéis sabido algo de mi vida profesional, y mucha gente de mi entorno profesional ha sentido la curiosidad de buscar en el mapa nuestro pueblo.

Es un honor dar el pregón, pero también es un enorme compromiso. No es algo que uno haga todos los días y siempre te gusta quedar bien delante de tus paisanos. Así que he tratado de documentarme, que es lo que hace un investigador cuando enfrenta una nueva tarea. Los

pregones suelen ser una mezcla de relatos de experiencias personales y de loas a la historia de las localidades.

No voy a hacer un relato pormenorizado de pasadas aventuras de infancia, que las tengo y compartidas con algunos de vosotros, como suele hacerse en este tipo de actos, porque no quiero pisarle el pregón a ninguno de mis merecidos sucesores. Ni voy a glosar las glorias pasadas de una Villa preñada de Historia, porque creo que es de sobra conocida por todos nosotros…o debería. Pero si os conmino a compartirla y os animo a dar a conocer con orgullo a vuestros amigos y conocidos las virtudes de esta maravillosa tierra de la que tantos estamos enamorados. Que vengan y que disfruten con nosotros de ella, de sus veranos y de sus inviernos, de sus paisajes y de sus costumbres.

Pero sí es cierto que, mientras buscaba algo que diera enjundia a este pregón, empezaron a brotar recuerdos de mis veranos en Tábara, que me gustaría compartir con vosotros. Veréis, por casualidad, nací en Madrid, hace ya de esto…pero en realidad me he criado en Santurce. Cuando terminé la carrera, volví a Madrid a desarrollar mi vida profesional. En todo este periplo ha habido un centro de gravedad, un punto de equilibrio, un motivo común, cada verano, volvía a Tábara. El pueblo de mis padres, de mis abuelos, de mis…antepasados, de mi mujer y de mis hijas…de mi familia y de mis amigos…en definitiva, mi pueblo.

De niño empezaba el verano trillando y lo terminaba casi el día antes de volver al colegio. Veranos eternos y calurosos, aprendiendo a nadar en el bosque, o en la compuerta, o incluso en la desvencijada piscina de la Folguera. Jugando al fútbol con chapas…ay, aquéllos balones…Noches de cháchara y pipas en la farola de la plaza o en la torre…La sempiterna pregunta: ¿y tú de quién eres, majo? De Juanjosé y de Angelines, la Kika, que fue lo que me dijeron que tenía que responder. Y el punto culminante de cada verano era La Fiesta. ¿Os acordáis de las plazas de toros de carros, de los gigantes y cabezudos, de las bombas japonesas y aquel paracaidista de plástico que todos esperábamos a codazos, del baile vermú en Palomillo, de la chocolatada en el bosque, de la primeras peñas…? Ay…creo que me estoy haciendo mayor. Me gustaría hacer una mención especial a mis compañeros de peña. Espero que no se nos pase el Síndrome de Peter Pan y nunca nos hagamos del todo mayores.

En un verano conocí a mi mujer, otro verano me casé con ella, pasado el tiempo, bauticé a mis hijas, hicieron la comunión, siempre en Tábara y también en verano. Mirando hacia atrás en el tiempo, tengo la sensación de que mi vida ha sido lo que ha pasado entre verano y verano en Tábara, entre Fiesta y Fiesta.

¡Basta! No voy a ser prolijo, porque entiendo que el protagonismo de este acto no está en su pregonero, que ha de ceñirse a su papel de maestro de ceremonias, si no en los vecinos de la villa que tienen ante sí unos extenuantes días de fiesta… y creedme, sé de lo que hablo.

Solo queda, pues, dar las gracias al Ayuntamiento, a la Asociación de Peñas Tabaresas y a cuantos habéis colaborado en su organización.

Queridos tabareses, autoridades y visitantes, calle ya el pregonero y den comienzo las Fiestas de Tábara del año 2014.

¡¡Viva Tábara!!

¡¡Viva la Fiesta!!

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