almeida 4 de abril de 2017.
Maius Memento: un sarcófago tardoantiguo en Tábara
Fernando Regueras es catedrático de Historia, arqueólogo y un gran especialista en Arte.
Representa como presidente al Centro de Estudios Benaventanos Ledo del Pozo, coorganizador de estas jornadas y además es un entusiasta del tema que estamos abordando y fruto de ese entusiasmo que nació hace veinte años son estas ponencias de las que ahora estamos disfrutando.
Fernando basará su exposición en los restos de un sarcófago tardoantiguo aparecido en Tábara en el que se puede ver la forma en la que Magius firmaba, Maius Memento, lo que ratifica su vinculación con el monasterio de San Salvador y su participación en todo lo que en su Scriptorium se llegó a crear.
Cuando el rey Alfonso III conquista los territorios ocupados a los árabes, encarga la fundación de centros monásticos en los territorios reconquistados en los que intervienen San Froilan futuro obispo de León y San Atilano que regirá la diócesis de Zamora.
Se cree que en esas fechas se llegaron a fundar dos monasterios, uno en Tábara dedicado a San Salvador que debió contar con 600 monjes y el primer abad del que se tiene constancia es Arandisclo y el segundo monasterio estuvo bajo la advocación de San Miguel y contó con 200 monjes y su emplazamiento se supone que fue en la cercana Moreruela de Tábara.
Hay numerosos restos alto medievales de un asentamiento tardoantiguo de tipo castral y vamos a centrarnos en dos de estos restos que aparecieron en diferentes obras realizadas el siglo pasado.
El primero de ellos es un capitel visigodo de mármol probablemente del siglo VII con una decoración un tanto ambigua que se encontró en los años 60 en las obras que se realizaron en la iglesia donde anteriormente estaba ubicado el monasterio y el segundo apareció en el palacio de Tábara mientras se acarreaba material y probablemente es del mismo origen que el anterior y pertenecen a una misma pieza.
En ambos, analizándolos detalladamente, nos damos cuenta que presentan capiteles idénticos y tienen el mismo remate, incluso algunos elementos que aparecen en ambos como las vides son idénticos.
Observando el reverso podemos apreciar un quiebro vertical al plano con un límite decorado que implica un cierre lo que nos conduce a desarrollar una hipótesis para la reconstrucción de un sarcófago con estas dos piezas.
Presenta temas dionisiacos (vides) en clave funeraria y los nichos son similares al sarcófago de Hellín de la segunda mitad del siglo IV.
El fragmento tiene un espesor menor con un similar arco rebajado y la longitud sobrepasa ligeramente los dos metros y en la cara lateral hay elementos decorativos de cálices trífidos y un tema soqueado habitual de los mosaicos.
Este tipo de sarcófagos tardo antiguos únicamente se conocen en Galaecia y son ejemplares excepcionales y muy raros y los principales son los encontrados en:
-Sepulcro de Braga (Ithacio)
-Palacio de Villa Gicedo en Gijón
-Sepulcro de Portosin
En el antiguo panteón de los reyes de la Catedral de Oviedo hay un ejemplar similar al de Tábara que presenta muchas concordancias como cráteras gallonadas en torno a un eje central, acantos y pámpanos y una moldura sosegada.
Está construido en mármol de borba estremoz del Allentello que era el habitual que se utilizaba en la elaboración de sarcófagos hispanos.
Si seguimos los hallazgos de estos sarcófagos; Tábara, Gijón, Oviedo, nos damos cuenta que siguen el trazado por el que discurre la vía de la plata y eso nos lleva a formularnos varias preguntas:
- ¿Se trataba de la creación de un obrador Emeritense?
- ¿Cómo llegó hasta Tábara?
- ¿Dónde se hizo?
- ¿Con quién estaba relacionado?
- ¿Existió una villa tardorromanica próxima?
Demasiadas preguntas sin respuesta para poder arrojar algo de luz sobre las dudas que van surgiendo según se profundiza en la investigación y en el análisis de estos restos.
Lo que sí se conoce es que al lado del Castillón se encontraron restos de un sarcófago en la dehesa de Misleo, aunque se desconoce si los restos del sarcófago se corresponden con los que se conservan en la iglesia.
Una pieza semejante solo podía ser para una persona notable, por lo que podemos suponer que el sarcófago de Tábara con la cruz sepulcral alfa y omega pudo ser el epitafio de un abad del monasterio de San Salvador, quizá del primero del que se tiene constancia, Arandisclo.
Pero en el colofón del Beato de Tábara, en el folio 167 podemos leer:
“En verdad bienaventurado tú que yaces en el claustro enterrado en un sarcófago” (palabras de Emeterius a su maestro Magius.
“Presbítero y converso Magio distinguido y maestro pintor”
La torre alta et lapidea que aparece en una de las láminas del Beato de Tábara, no deja de ser un homenaje de Emeterio a su maestro Magius que no llegó a ver culminada la realización de su obra maestra.
Según podemos ver en el códice Vigiliano Albeldense, algunos monjes que permanecían durante toda la vida en el monasterio llegaban a ser abades del mismo.
La conclusión a la que podemos llegar es que Magius pudo ser al final de sus días Abad del Monasterio de San Salvador y ocupar después de su muerte el sarcófago cuyos restos han llegado hasta nosotros.