Así de rotundo se mostraba el presidente de la diputación de Zamora, criticando el comportamiento de los responsables de la seguridad y desarrollo de nuestro entorno rural, que cobardemente han permanecido sin dar la cara, en los momentos de máximo riesgo en el segundo incendio, que se ha producido en esta tierra tan ultrajada y tan abandonada.

Seguramente, la prudencia les ha llevado a comportarse de la manera que lo han hecho, porque en el incendio que se produjo hace tan solo un mes, el despliegue por las zonas afectadas fue constante de todos los cargos públicos, con el objetivo de conseguir esa instantánea, que demostrara que se encontraba al pie del cañón y que se preocupaban por la situación que se había producido, debido a su irresponsabilidad.

Cuando llegaron a uno de los pueblos que se había visto afectado por el terrible incendio donde los vecinos lo habían perdido todo, la comitiva de coches oficiales, al ver al pueblo sublevado, optaron por no detenerse y alejarse cuanto antes de aquel inhóspito lugar. No estaba el horno para bollos y lo más prudente, era alejarse cuanto antes de aquellos que ya no confiaban en las huecas y vacías palabras que iban a pronunciar.

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No hemos aprendido nada, en menos de un mes la situación ha vuelto de nuevo a repetirse por la irresponsabilidad de quienes tienen la obligación de protegernos y el pueblo se encuentra indignado, porque sabe quiénes son los responsables de la situación a la que hemos llegado y han dejado de callarse, ahora ya señalan con el dedo a los que tienen que velar por nuestro bienestar y no lo están haciendo y lo que es peor, se están convirtiendo en un peligro para todos nosotros.

El presidente, criticaba además de la gestión que se ha hecho con este segundo incendio, la falta de sensibilidad que todos los culpables han tenido con este pueblo, porque en ningún momento, se han acercado a los lugares en los que se encontraba la gente evacuada, para dar la cara y aceptar esas críticas y reproches que más de uno les iba a hacer. Pero ya resulta imposible sostener ciertas miradas cargadas de indignación que iban a tener que soportar y era mejor permanecer en la comodidad de sus despachos.

Ha llegado ya el momento, en el que personas que ocupan cargos intermedios de responsabilidad, sean valientes y denuncien todo lo que no se ha hecho bien, para de esa forma destapar la irresponsabilidad de algunos y no ser cómplices necesarios en una situación parecida, que de no tomar medidas, seguro que más tarde o temprano se va a volver a repetir.

Ya no sirven justificaciones ni paños calientes para tratar de esconder una realidad que todos estamos viendo. La ineficacia en la gestión de muchos, no puede convertirse en un peligro para la población y es necesario que cada uno sea consecuente y si no está capacitado para el cargo que ocupa, tenga la decencia de marcharse a su casa, porque todos lo agradeceremos.

Si esto no llega a producirse, que será lo más normal y aquellos incompetentes que nos han llevado a la situación en la que nos encontramos continúan en su puesto, por elevación hay que buscar la responsabilidad en quien les ha colocado en el lugar que ocupan y si no se producen ceses inmediatos, tampoco el máximo responsable sirve para el cargo que tiene y es imperativo que se produzca una catarsis, para que podamos continuar viviendo sin sobresaltos.

La historia es para que aprendamos de ella y por lo que hemos visto en este último mes, algunos son incapaces de aprender las lecciones que nos va proporcionando y cuando obviamos estas lecciones, estamos condenados, tarde o temprano, a repetirlas.

En estos momentos, los zamoranos están indignados con aquellos que dicen representarnos y remontándonos de nuevo a la historia, no debemos olvidar lo que ocurrió años atrás por una simple trucha. Ahora la situación es más seria y preocupante, porque el futuro de mucha gente de esta tierra se encuentra en peligro.

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