Dirección – 18 de agosto de 2017
Solía asegurar uno de los políticos que llegó a ostentar los cargos más importantes del servicio a la vida pública, que cuando echaba la vista atrás en su trayectoria profesional, de la época en la que se sentía más satisfecho, fue cuando sus vecinos le eligieron como su representante en su pueblo para mejorar la vida de los que eran los suyos.
Para él, esta cercanía en los problemas de cada día y su resolución para mejorar las condiciones de vida de aquellos que conocía de toda la vida, representó el momento más satisfactorio de toda su larga trayectoria.
Al fin y al cabo, es tan sencillo como eso, porque la política es entendimiento y consenso y donde mejor se puede conseguir es en el lugar en el que se conocen los problemas y además existe la voluntad y el deseo de solucionarlos, porque se conoce a quienes precisan esa ayuda y se convive con ellos cada día.
Los vecinos generalmente no entienden de política, pero son conocedores de sus problemas y cuando hay unas elecciones para nombrar a los cargos públicos de la localidad, lo de menos son las siglas que hay detrás de cada persona, porque el vecino a quien elige es a la persona porque sabe cómo es, le conoce de toda la vida y deposita en él su confianza para que mejore las condiciones de su vida.
Así de sencillo y en ocasiones también así de complicado, porque es donde más sencillo resulta ponerse de acuerdo, porque con ligeros matices, los objetivos que se persiguen son siempre los mismos y el consenso en el acuerdo tiene que resultar muy fácil y para ello solo es preciso dejar cada uno unos pelos en la gatera para que lo que es bueno para la gente del pueblo salga adelante.
Esa es la política que se entiende en los pequeños pueblos en los que se busca atender y ayudar a los vecinos, pero de forma unida, con las lógicas discrepancias de matices que debe haber, pero nunca se puede hacer que un problema que surge en un momento determinado en lugar de encontrar una solución consiga dividir todavía más a las personas que solo quieren el entendimiento de aquellos que han elegido para que les representen, porque la división conlleva un desencuentro que tarda en cicatrizar y en ocasiones se va enquistando hasta que se llega a hacer imposible de solucionar.
La gente humilde de los pequeños pueblos, presume de disfrutar de una vida tranquila y cuando surge un problema, es consciente de que los representantes que han elegido para gobernar el pueblo serán capaces de solucionarlo. Da lo mismo de quien haya surgido la idea para arreglarlo, porque lo único que pide es que se expongan las soluciones y entre todos, de una forma unida se trabaje para buscarles una solución.
Cuando esto se consigue, se puede llegar a sentir orgulloso del trabajo realizado por y para el pueblo, porque al fin y al cabo, están en los cargos que ocupan, porque el pueblo es quien les ha puesto allí porque cuando lo hicieron eran conscientes que eran los más capacitados para solucionar cualquier problema que se les presentara.
Sería muy negativo para una sociedad local defraudar estas expectativas que en su día pusieron en cada una de las papeletas y en lugar de solucionar los pequeños problemas se cree el problema de la división que en ocasiones es irreversible.
Por eso la sensatez recomienda que hay que echar el resto en los momentos de desencuentro para buscar el consenso y a través del dialogo llegar a solucionar cada problema que se presenta, ahí se encuentra la verdadera altura de las personas y es cuando uno se puede sentir orgulloso de representar a sus vecinos, cuando se consigue que la crispación no vaya en aumento y esa división que es una lacra para la sociedad no se llegue nunca a producir, porque las consecuencias pueden llegar a ser muy negativas.
Señores políticos de este pueblo, sus vecinos esperan de ustedes que se sienten alrededor de una mesa y dejen al lado las diferencias que puedan existir para solucionar los problemas que hay en la actualidad que son muchos, para eso depositaron en Uds. su confianza, no les defrauden creando un cisma que puede llegar a tener consecuencias imprevisibles, porque si esto ocurre, no serán dignos de esa confianza de la que son depositarios.
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Fotos: SAF |