Se cumple un año, desde que una alimaña en forma de ser humano, se cruzó con Leticia y de una forma violenta y cruel acabó con su vida.
Ha sido un gran vacío el que este desalmado ha provocado en su familia y en todos aquellos que la conocían y la apreciaban, 365 largos días en los que no ha pasado nada nuevo que pueda garantizar a jóvenes como Leticia, poder pasear tranquilamente por su pueblo sin el temor de sentir que pueden casi impunemente arrebatarles la vida.
Inma, su madre, nos ha recordado en una emotiva carta, al final de la misa en su honor, lo que ha significado para ella y su familia esta irreparable pérdida.
“Sin Ti, Leticia
Señor, no entendemos por qué has querido llevarla contigo tan pronto.
¿Era tan imprescindible a tu lado?
Aquí también es insustituible, ¡nuestra querida Leticia! Por su carisma, por esa vitalidad y cariño que nos dabas a todos, por esa sonrisa alegre, sincera, eterna. ¡Por su gran corazón!
Poseías esa belleza interior invisible que irradiaba luz, bondad, generosidad que sale del alma y que solo algunas personas como tú son capaces de proyectar.
Los que hemos tenido la suerte de conocerte, hemos percibido esa nobleza de espíritu y de corazón.
Esa belleza inalcanzable, ese magnetismo que fluía con objetivos claros, hacía que afrontaras y resolvieras cualquier situación de una manera sencilla y acertada. ¡Has dejado tanta huella en nuestra vida!
Señor, solamente Tú sabes cuánto la necesitamos, ¡cuánto ha cambiado nuestra vida! ¡Nada es igual!, ¡Qué vacío!
Se ha ido con ella mucho de nosotros, nos ha dejado maravillosos recuerdos en los que nos refugiamos en estos momentos de tanto dolor.
Era parte de nuestra vida, de nuestro ser. Daríamos lo que fuera por volverla a ver, abrazarla, oír su voz.
Señor, Tú puedes aliviar nuestro sufrimiento y darnos fuerza, fuerza para tener ESPERANZA y volver a sonreír.
No dejes que nuestro corazón abatido por la amargura y el desconsuelo, caiga en odio, rencor, crispación.
Solo Tú puedes guiarnos, rescatarnos de nuestro naufragio y convertir nuestros días oscuros en días de luz, para que dejemos de preguntarnos, ¿POR QUÉ?
Ten paciencia con nosotros y ayúdanos a levantarnos, a llevar nuestra pesada Cruz para que aprendamos a vivir sin ella y no perdamos nuestra fe.
Soñamos con volver a vernos al otro lado del camino, poder abrazarnos, reír, disfrutar.
¡SOLO TÚ PUEDES CONSOLARNOS! ¡CONFIAMOS EN TI!”