almeida – 27 de enero de 2019.
Como en pocas ocasiones, las calles de Tábara, se han visto inundadas de colorido y en el ambiente, los sones de las dulzainas, los tambores y las gaitas lo llenaban todo, en un día que la meteorología se ha mostrado benévola, para que esta celebración brillara de una manera muy especial.
Hoy en Tábara, se celebraban las águedas, una festividad en honor de Santa Águeda, una joven cristiana que decidió entregar su virginidad a Jesús y para doblegar su voluntad, fue enviada a un lupanar donde siguió siendo virgen. Viendo que su fe no se doblegaba, ordenaron que la cortaran los pechos, pero la fe se mantenía si cabe más intacta y fuerte que nunca por lo que el día 5 de febrero del año 235 fue arrojada a unos carbones al rojo vivo donde su martirio se completó.
Cuenta la leyenda que un año después de su muerte acaeció la erupción del volcán Etna y los moradores de Catania suplicaron a la joven mártir que intercediera por ellos y la lava se detuvo a las puertas de la ciudad.
Es ante todo un día de las mujeres y cientos de ellas, ataviadas con las mejores galas, con sus trajes tradicionales han venido desde todos los pueblos de la provincia, para celebrar su día, el día en el que ellas, son las protagonistas.
Por medio de coches particulares y en 22 autobuses, han ido llegando desde primeras horas a Tábara y después de acicalarse y poner sus trajes vistosos y sin ninguna arruga por el viaje, se han ido acercando hasta la plaza del pueblo, inundándola con el colorido de sus trajes y con los sones de los instrumentos musicales que no han cesado de sonar en toda la mañana.
En cada uno de los grupos que se iban formando en la plaza, se podían percibir muchos pequeños detalles, desde la confección de los vestidos de las mujeres y los hombres a ese niño que todavía necesitaba el chupete, vestido con la capa parda alistana o los dos valientes de más de 90 años, que no querían perderse esta fiesta tan especial.
Las que ya sus hijos habían crecido y deseaban mostrar los trajes que un día sus madres les hicieron, habían puesto el traje a una muñeca o un muñeco y según afirmaba una de ellas, cada prenda contaba con su significado y la que les cubría la cabeza, estaba pensada para ahuyentar el mal de ojo.
Hasta el párroco se había contagiado de esta exhibición de tradiciones y don Fernando el sacerdote de varios pueblos de la zona de Sanabria, vinculado a la escuela de folklore, en la que participa en bailes y en la sección de ritmo con la pandereta, venía ataviado con un traje clásico y en su cabeza lucía un sombrero clásico de teja, de ala ancha y copa semiesférica.
Pendiente de la organización ha estado José Manuel Rojo, quien se mostraba muy satisfecho de la respuesta obtenida por todos los pueblos de la provincia que se han sumado a esta iniciativa de la Diputación y que hace cuatro años se retomó, ya que durante unos años había caído en desuso y por la respuesta que se ha tenido, se ve que la gente desea esta celebración.
Algunos portaban estandartes de los pueblos de los que procedían: (Casaseca de las Chanas, Corrales de Toro, Valdeperdices, San Frontis, Toro, Villalpando, Tábara,….), otros venían agrupados por la comarca de la que venían, entre los cuales había media docena de mujeres de Venialbo.
Un poco después de la hora prevista, porque las campañas de la Iglesia ocultaban lo que se podía decir, José Ramos San Primitivo, vestido con la clásica Capa Castellana, tomó la palabra y dio la bienvenida a los asistentes y pidió un minuto de silencio en memoria del pequeño Julen, del que unas horas antes se había conocido su rescate con las peores consecuencias que se podían esperar.
El silencio se hizo en todas la plaza y solo fue roto con un sonoro y emotivo aplauso de todos los asistentes.
El alcalde recordó que se encontraban en el mismo lugar en el que nació uno de los poetas grandes que ha dado nuestra literatura, León Felipe supo como nadie cantar por medio de sus rimas el sentimiento del pueblo. Tábara es además, un cruce de caminos y un refugio para los peregrinos que se dirigen a mostrar sus respetos al Apóstol que está en Compostela y también es el pueblo en el que hace once siglos, Magius iluminó algunas de las páginas más hermosas del arte medieval y a unos metros de donde nos encontramos vieron la luz tres de los beatos más importantes que se conservan en el mundo.
Echando una vista a la plaza, veía muchas aguadas, de toda la provincia y de todas las edades, aunque echaba en falta a dos, a Leticia y a Laura a quienes unas alimañas miserables las arrebataron de nuestro lado y aunque no se encuentran físicamente con nosotros, están en nuestros corazones y en nuestro recuerdo y quería en nombre de todos enviar un mensaje de fuerza y de cariño a las familias de estas dos mujeres, que como la mártir sufrieron una muerte injustificable.
Hoy, en el día de las mujeres, quiso destacar que eran cada una de ellas las que mandaban, pero eso no debía limitarse a este día y deseaba que cada una reclamara el lugar que les corresponde en nuestra sociedad, porque la sociedad necesita de la presencia cada vez más importante de las mujeres en los puestos de responsabilidad.
Maite Martín Pozo, presidenta de la Diputación de Zamora, agradeció las palabras del alcalde y se congratuló de ver a casi dos mil mujeres de toda la provincia concentradas en la plaza de Tábara y se mostró satisfecha de que la Diputación que preside, hace cuatro años decidiera recuperar esta tradición que va creciendo cada año y hoy ha sido capaz de aglutinar a casi dos mil mujeres de todos los rincones de la provincia.
Aseguró que cada una de ellas representa un pilar fundamental en nuestra sociedad y en nuestros pueblos y con un grito de ¡Viva Santa Águeda! coreado por todos los asistentes dio de nuevo la palabra al alcalde de Tábara.
José Ramos, agradeció a la Diputación haber elegido este año a Tábara como lugar en el que hacer esta fiesta provincial y quiso mencionar a todos los que se habían implicado en la actividad para que se desarrollara como todos deseaban.
Para el alcalde, uno de los referentes en su vida política, ha sido Ildefonsa Salgado “Ilde”, por eso estaba doblemente satisfecho ya que Ilde había sido elegida Águeda Mayor y José Ramos le hizo entrega del bastón de mando municipal.
Ildefonsa Salgado, comenzó agradeciendo el nombramiento como Águeda Mayor y quiso dedicar este acto a las que ya no están con nosotros y en la mente de todos las imágenes de Leticia y Laura surgieron de nuevo.
Quiso aprovechar este acto para hacer algunas reivindicaciones que están en la mente de todos y que no quería que se olvidaran en un día tan entrañable para las mujeres:
- Reivindicación en el ámbito laboral para rebajar la brecha laboral que hay en la actualidad.
- Reivindicación en el ámbito doméstico para eliminar la violencia y poner fin a la discriminación
- Trabajar en la consecución de la igualdad
Para finalizar, Ilde deseó a todos los asistentes, que pasaran un buen día en Tábara y sobre todo, que disfrutaran de la fiesta, viendo las ganas de fiesta que tenía cada uno de los participantes.
Una interpretación del baile típico de Tábara, la danza del paloteo, que tan bien dirige Carlos Fresno, dio comienzo a la fiesta que iba a durar todo el día.
Fuera de los discursos protocolarios, Maite Martín se felicitó por haber recuperado esta tradición que es una forma de mantener esas raíces de nuestra tierra y la multitudinaria comida para mil doscientas personas, hubo que cerrar la inscripción porque no había espacio para acoger la demanda de los interesados, demuestra que hay tradiciones que cada vez están más vivas.
Para Ilde era un día muy especial por haber recuperado el bastón de mando que un día tuvo la responsabilidad de tener y quiso que la reivindicación de cada una de las mujeres sonara con más fuerza que nunca y espera y desea que el relevo generacional consiga que no se pierdan una parte de esas raíces que nos aferran a esta tierra.
Para José Ramos, además de estar satisfecho de cómo estaba transcurriendo la fiesta, quiso creer que el buen día que estábamos disfrutando, seguro que la santa algo tenía que ver en ello. Para él, representaba un honor recibir a todas aquellas mujeres de Zamora, que son la voz reivindicativa de todas las que hay en la provincia.
La iglesia, en la que se celebraba una misa mayor a la una, resultó incapaz de acoger a todos los que deseaban participar en la celebración y presentaba un colorido digno de los días especiales, de esos días grandes en los que todos quieren participar en todo. Había tanta gente que muchos escucharon la celebración de pie y de vez en cuando, alguna mujer de las que estaba sentada en uno de los bancos cedía durante unos minutos su sitio para las que parecían más cansadas.
Don Fernando tuvo un recuerdo y un agradecimiento para el cura titular don Carlos y en la homilía tuvo algunas frases ingeniosas, que no pasaron desapercibidas para los asistentes, primero poniéndose a los pies de las aguadas en gesto de humildad y parafraseando la canción popular que dice que el señor cura no baila porque tiene la corona, este cura baila porque sabe que Dios todo lo perdona.
El coro “La Turiela” de Faramontanos interpretaba algunas adaptaciones con letras para la celebración pero con la música de algunos temas tradicionales de nuestro folklore.
Tras la misa, por algunas calles del pueblo comenzó el desfile de todos los participantes que se iban dirigiendo hacia el polideportivo entre música, canticos y baile y sobre todo, mucha alegría.
Allí, en el polideportivo les esperaba una comida multitudinaria y para dar servicio a todos los comensales, seis grandes paellas de unas 200 raciones cada una, humeaban mientras se iban cociendo los ingredientes que habían puesto en cada una.
Una fiesta importante, con una organización digna de resaltar que como en pocas ocasiones hace que un pueblo brille y vibre de una manera muy especial con lo que la tradición es capaz de conseguir.
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