almeida . 6 de enero de 2018
La llegada de los Reyes Magos, suele estimular de una manera especial el ánimo de los más pequeños, quienes desde que da comienzo el nuevo año, ya sueñan con su venida.
Pero en esta ocasión todos se han alegrado de esa llegada, porque lo ha hecho envuelto en esas tan deseadas nubes cargadas de lluvia tan necesarias para los campos resecos y que en más de un caso han hecho peligrar el recibimiento que en todos los pueblos y ciudades les tenían preparado.
Pero la magia de sus majestades puede con las inclemencias y especialmente han sido benévolos en el caso de Tábara, donde el día amaneció cubierto por densas nubes que dejaban descargar el preciado tesoro que para el campo encierran en su interior y durante las horas que dura la cabalgata, el tiempo se alió con los buenos deseos y todos los niños que esperaban ansiosos ver a los tres reyes pudieron disfrutar del recorrido que se había dispuesto sin tener que usar sus paraguas.
Fieles a su cita, los Reyes Magos, fueron en primer lugar a la Residencia de Tábara, donde los mayores del pueblo, o seguramente los más niños, fueron agasajados por sus majestades, mientras en la mente y en la imaginación de alguno de los internos, los recuerdos de hacía tanto tiempo, fueron resurgiendo y de nuevo regresaron a esa niñez que solo ellos recuerdan tan bien.
Pajes y Reyes, fueron llenando la Residencia y repartieron una parte de todos los regalos que traían para quienes se encuentran en ese momento de sus vidas en el que la ilusión hace esbozar unas sonrisas nerviosas pero que se encuentran llenas de gratitud y sobre todo de ese cariño tan especial que solo los más mayores son capaces de saber mostrar.
Después de este emotivo recibimiento, cada uno de los Reyes fue subiendo a las carrozas que les esperaban en las puertas de la Residencia y fueron recorriendo las calles del pueblo en las que todos los niños iban caminando al lado de su rey favorito mientras los pajes iban repartiendo cientos de caramelos que los niños se apresuraban a coger del suelo y a guardar en las bolsas que llevaban en sus manos. Ya habrá tiempo para ir saboreando cada uno de los sabores de los dulces que iban acumulando.
Como habían asegurado horas antes sus majestades, el tiempo hizo una tregua para que la cabalgata se desarrollara sin mayores contratiempos y la lluvia remitió por unas horas, en esa tregua que dio tiempo hasta que todos se reunieran en el Cubo, donde cada uno de los niños iba a tener la oportunidad de estar unos minutos con su rey favorito y contarle esas cosas que luego se quedan entre los dos, mientras recibían los regalos que los Reyes habían traído desde Oriente para cada uno de los pequeños.
La sonrisa de los niños se volvía algo nerviosa al encontrarse ante la presencia de aquellos que ocupan parte de sus sueños a lo largo de todo el año, aunque los más pequeños, se mostraban un poco más inquietos, incluso algunos, se asustaban y recelaban de dejarse abrazar por los personajes con los que tanto habían soñado.
Cuando se terminó el recibimiento de los niños por parte de los Reyes Magos, todos regresaron a sus casas para disfrutar de esa noche en la que los sueños resurgen en la imaginación de cada uno, porque para los niños, es una noche especial, quizá la más especial del año en la que el sueño muchas veces se ve interrumpido por ese ruido en la casa que puede delatar la presencia de los magos, que han vuelto a dejar algún regalo quizá olvidado o a pasar ese momento en la casa de cada uno de los niños que hacen posible que cada año, lleguen a ser esa realidad con la que se sueña el resto del año.
Al final, todos tan contentos, porque un año más, todos pueden disfrutar de la magia, de esos momentos en los que todo puede llegar a ser esa realidad que nos hace disfrutar de los magos de oriente.
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