Pienso, luego digo – 06 de febrero de 2019.
Hay realidades que no es necesario analizarlas ni profundizar en estudios sobre ellas, porque llegan a ser tan visibles que se palpan y todos somos conscientes de ellas, tan solo los que son muy ciegos o muy inútiles son incapaces de poder verlas.
La España que se va quedando vacía y desahuciada, la que languidece muy despacio y cada día que pasa se muere un poco más, se encuentra muy definida en dos grandes manchas que se pueden ver claramente en el mapa de la piel de toro. La primera es la conocida como Serranía Celtibérica (Teruel, Soria, Cuenca) y la otra se conoce como la Raya que la conforman las comarcas que limitan con Portugal (Cáceres, Salamanca y Zamora).
Cada una de ellas cuenta con sus peculiaridades y sus problemas y también arrastra algunas de sus miserias, (un grado alto de conformismo y apatía, gente de avanzada edad y sobre todo la asimilación de la gran miseria que se les viene encima).
Zamora, es una de estas provincias, de las más desfavorecidas de Castilla y León que languidece mientras se va muriendo lentamente sin que nadie se atreva a levantar la voz para detener esta sangría que llega a ser lacerante e indigna.
Tímidamente se van alzando algunas voces que no pueden ni quieren asimilar el destino al que se ven abocados, pero cualquier intento de conseguir salir del pozo en el que se encuentran, se ve ahogada por aquellos que deberían poner todo su conocimiento en revertir esta situación, porque para eso han sido elegidos entre los suyos para que les representen y cada vez nos vamos dando cuenta que cuando llegan al poder, se olvidan de todas las promesas que realizaron para conseguirlo y se muestran ciegos ante situaciones que todos los demás vemos cada día y si no es así, son tan inútiles que deberían tener la dignidad de, si no saben solucionar los problemas de la gente, habría que exigirles la honestidad de dejarlo todo e irse a sus casas.
Zamora se está quedando sin los servicios básicos necesarios para mantener una calidad de vida digna. Faltan médicos, maestros, empresas,…… cada año que pasa, la situación es cada vez más preocupante y ya no sirve poner paños calientes, se precisa urgentemente contar con gente capacitada que agarre el toro por los cuernos y solucione el problema al que nos han ido abocando.
Algunos que se han atrevido a levantar la voz, le han transmitido a sus representantes más cercanos, que ya es hora de implicarse en el problema, deben tomar medidas drásticas para que la situación no vaya cada vez a peor ejecutando algunas políticas de discriminación positiva con aplicaciones de tratamientos fiscales e incentivos diferenciados y la respuesta por parte de quienes tienen la facultad de remediar estos males, ha sido que eso no se puede llevar a cabo.
Pues sí señores, se puede y se debe hacer, algunas personas con capacidad para hacerlo han dicho que hay que buscar esta discriminación a favor de los más desfavorecidos, entonces ¿Por qué no se hace ya?
Un estudio presentado recientemente por la Red de Áreas escasamente pobladas del Sur de Europa recomienda que debe aplicarse un trato de discriminación positiva para aquellas zonas que corren riesgo de una exclusión total a los servicios mínimos y entre estas provincias se encuentran (Teruel, Soria y Cuenca), pero se ha excluido a Zamora, porque se la equipara con la vecina Valladolid y los que dicen representarnos, no han sido capaces de protestar, se han quedado callados, se han mostrado ciegos o como nos tememos no sirven para representarnos.
Valladolid tiene casi una cuarta parte del PIB de la Comunidad (22,2%), frente a la miseria de cifras que ofrece Zamora con tan solo el 6,5% del PIB. Según datos del año 2015, la capital administrativa de Castilla y León ocupa el puesto 25 en el ranking de los índices del PIB de todo el estado y nuestra provincia se encuentra a la cola, ocupa el puesto nº 46.
No se puede negar la evidencia, si nos encontramos en la situación que estamos, es gracias a la incapacidad de los que tienen que defender nuestros derechos, que o bien no quieren hacerlo o desgraciadamente no saben hacerlo mejor.
Ahora vienen los exámenes y de nuevo cuando vean las notas, todos habrán aprobado, se sentirán satisfechos con el resultado que obtengan porque seremos incapaces de ponerles la nota que realmente se merecen.
Pero, la memoria en ocasiones es muy terca y no olvida algunas cosas y se va encargando de poner a cada uno en su sitio y tarde o temprano, cada uno deberá rendir cuentas de su comportamiento y sus actuaciones.
Y sobre todo, es necesario tener presente la desafección cada vez más acusada que algunos están sintiendo cuando ven cómo el trato es desigual en las diferentes provincias de esta comunidad y cada vez hay más voces que piden una reordenación del territorio para que la bonanza de algunos no sea siempre en detrimento de los mismos.