Pienso, luego digo – 02 de abril de 2019.

                Para los creyentes y por qué no, también para muchos que no lo son, se va acercando esa semana de pasión en la que una buena parte de la sociedad disfruta a su forma, de unos ritos milenarios que con más o menos fervor, se vienen celebrando desde hace muchos siglos en la mayoría de los pueblos del país.

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                En esta ocasión, esa semana se va a alargar de una forma inesperada y es probable que en algunos casos, llegue a prolongarse durante casi un mes y muchos vamos a tener que sufrir esa pasión con propina extra aunque no lo queramos.

                Además de la Semana Santa que ya representa una tradición y se celebra con más o menos júbilo en unos sitios, y en otros es bastante mas sobria y recogida, vamos a tener como regalo unas elecciones, que también si lo miramos con un poco de distensión, van a representar un complemento inesperado a esa devoción con la que todos recibimos la Pascua.

                La coincidencia de un proceso electoral, en unos momentos de gran incertidumbre, va a hacer que desde cada una de las formaciones políticas nos bombardeen con todo tipo de mensajes, la mayoría de los cuales, son promesas que se hacen como si fueran un brindis al sol, porque quienes las formulan, saben que una buena parte de las cosas que se dicen, si luego no se cumplen, tampoco va a pasar nada, como no ha pasado nada en los años que llevamos soportándolas.

                Va a representar una dosis extra de esa pasión que se produce cada año y que al juntarse las dos, representará algunos momentos un tanto delirantes en la situación en la que nos encontramos.

                Aunque la verdadera pasión, va a ser esa larga noche electoral en la que se comiencen a visualizar los resultados y muchos se den cuenta que sus mensajes no han calado como ellos esperaban, entonces se dedicarán a buscar culpables de esa situación, porque lo curioso de esa noche, es que siempre se busca el lado positivo, aunque éste sea muy endeble y no se sostenga ni con pinzas, pero siempre lo encuentran y además, siempre se cuenta con la opción b, puede llegar la derrota y en estas situaciones, es bueno echar la culpa a los demás de cada uno de los errores propios.

                Pero la verdadera pasión para los que poco tenemos que ver en este invento, llegará el día después en el que tendremos que soportar cada una de las excusas que unos y otros van buscando para justificar por qué no han obtenido la cosecha que estaban esperando.

                El agricultor, sabe que para que se produzca una buena cosecha, primero tiene que hacer una buena selección de las semillas que va a plantar y que éstas caigan en una buena tierra en barbecho dispuesta para que germinen y es necesario regarla de vez en cuando y quitar las malas hierbas que van creciendo alrededor para que broten y crezcan con fuerza. Es algo elemental que muy pocos saben cultivar para que luego la cosecha sea como ellos desean.

                Pero estamos hablando de gente sabia como puede ser un humilde agricultor, que sabe lo que tiene que hacer porque cuenta con la experiencia y el conocimiento que se va adquiriendo con el paso del tiempo y para algunos que se creen por encima de los demás, esto es algo que ni tan siquiera se llega a considerar.

                Esperemos que estas semanas de pasión, no se alarguen demasiado, porque de vez en cuando también es bueno pensar en los pobres paganos que tenemos que soportar muchas de las irresponsabilidades de aquellos a los que elegimos para que actúen por nosotros y que en ocasiones nos damos cuenta que no valen ni tan siquiera para eso.

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