Pienso, luego digo – 12 de abril de 2019.

                Como si se hubiera producido un hipotético disparo de esos imaginarios que dan la salida para que los candidatos a las elecciones comiencen legalmente a hacer su campaña, porque soterradamente venían haciéndolo desde que se dijo oficialmente la fecha, pero parece que son como los hombres de Eliot Ness y nadie se atreve a meterse con ellos.

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                Ahora, ya es legal comenzar a escuchar todos los exabruptos sobre el contrincante, decir mentiras sobre lo que a cada uno le parezca bien, porque ¿Quién va luego a pedir cuentas?, en fin, antes de comenzar la Semana Santa, ya entramos en una semana de pasión que por lo que se ve, va a ser bastante larga.

                En este tiempo de penitencia, el pobre pueblo no va a tener más remedio que soportar a través de todos los medios de información y comunicación slogan que acabará aborreciendo, porque en todos se despotricará sobre los rivales y se verterán todo tipo de falsedades, que al final nos acabaremos convenciendo que son verdades como puños, porque los dice una persona que puede llegar a ser el presidente del gobierno y cómo va ser capaz de mentirnos alguien tan importante.

                Pues nos mienten de una forma descarada y si no, solo hay que fijarse en el sembrado que han ido dejando tras ellos, desde el momento que han estado gobernando, me da igual el color que representen porque la historia y el tiempo, nos han demostrado que solo miran para ellos y antes de llegar al poder, nos parecen hasta honestos y sinceros y cuando ya se encuentran en él, resulta que nos acaban demostrando todo lo contrario y aprendemos a verlos sin la careta que se ponen cuando nos lanzan sus mensajes.

                Circulaba estos días por las redes sociales un mensaje que decía que para acabar con la corrupción, el paro y la mala situación que hay en este país, era conveniente cesar a todos los que están en esos puestos que se dicen de servicio público y se están convirtiendo en servicio propio. Sin duda una medida un tanto drástica y radical, yo lo aplicaría únicamente al 90% para de esa forma poder tener bien controlado a ese restante 10% y evitar que se desmande.

                Pero somos fuertes y al final seguro que nos acabamos acostumbrando como nos hemos ido acostumbrando a cada uno de los desmanes que sin ningún pudor han venido cometiendo en los últimos tiempos los que llegaban a la poltrona.

                Siempre nos quedará la tranquilidad de ese solitario pueblo de la España vaciada al que afortunadamente en casos como estos, no llega la línea de Internet, ni en ocasiones la señal de teléfono y la televisión suele contar con periodos de sombra en la que no se llega a ver bien la imagen y todo lo que nos llega lo hace distorsionado y en esos pueblos aislados podremos encontrar esa paz que en cada periodo electoral acaba por invadirlo todo.

                Pero viendo el resultado de las encuestas, se me antoja que eso también va a ser imposible, porque según los últimos sondeos, el voto rural va a resultar decisivo para muchas formaciones de cara al resultado final y la consigna desde arriba es buscar cada voto donde sea preciso, o sea que en la tranquilidad de nuestros pueblos de esa tierra que nos han vaciado, se va a perder, lo único que nos quedaba y acaban también por robárnoslo.

                Comenzarán esos aterrizajes de los que aspiran a ser sus señorías que se perderán por los pueblos y se mezclarán con la gente humilde hasta conseguir esa foto que les haga pasar por uno de ellos, bien sujetando la azada del labrador o dándole ese beso al pequeño que se encuentra en brazos de su abuela y llora como un descosido viendo a un desconocido del que no se fía, que le arrebata de los brazos que le son seguros, aunque al final por el lloriqueo le deje la mejilla del beso llena de mocos, si la foto es buena, habrá merecido la pena.

Resultará muy divertido ver de nuevo como se recrea Delibes al comprobar que su premonición se hace de nuevo realidad viendo cómo sus señorías se van disputando el voto de cualquier sr. Cayo olvidado de los pueblos que ya se creían perdidos.

                Pero al final, nos quedaremos con el slogan, que seguro que aparecerá allí donde menos nos lo esperemos, incluso donde el Sr. Cayo se retiraba a veces para meditar.

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