Hay ocasiones en las que nos encontramos con despropósitos, que, si no están hechos adrede, resulta difícil comprender cómo algunas personas pueden llegar a hacer determinadas cosas, sobre todo, cuando para la mayoría resultan del todo incomprensibles.
Cada vez estoy más convencido, que algunas personas cuando acceden a un cargo o a un sillón y se sientan sobre él, se olvidan por completo de la procedencia que tienen y lo más importante y preocupante, se olvidan de aquellos que se encuentran bajo su custodia y a los que aseguran representar.
Nos encontramos en una provincia tradicionalmente abandonada a su suerte y al destino que le vaya viniendo, porque aquellos que deberían velar por mejorar la situación de los que dicen representar, se han olvidado de su cometido y únicamente, buscan una proyección personal independientemente de las consecuencias que cada uno de sus actos, pueda llegar a tener para sus representados y tampoco les preocupa si éstos son capaces o no de poder hacer lo que ellos ordenan.
Cada vez, resulta más acuciante la necesidad de revertir la situación en la que esta provincia se encuentra y uno de los problemas fundamentales es la galopante despoblación a la que nos han ido sometiendo y la falta de oportunidades para quienes superviven esta tierra, les ha llevado a la mayoría a tener que emigrar a otros lugares en los que poder vivir dignamente.
Para los pocos que quedamos, vemos cada vez más difícil poder seguir contando con unos medios mínimos que permitan acceder a esas necesidades básicas que tenemos cada día, porque el crecimiento vegetativo cada vez es más negativo y como consecuencia de ello, el envejecimiento de la población resulta tan galopante que ya se van haciendo previsiones del año en el que Zamora será la provincia más envejecida de toda Europa.
A pesar de esta situación, los que tienen la responsabilidad de trabajar por nuestro bienestar, van reduciendo algunos servicios, que para la población resultan imprescindibles y uno de ellos, como consecuencia del envejecimiento al que se ha sometido a la poca gente que todavía vive en Zamora, ha sido prescindir de la persona que atendía sus problema cuando acudía a un centro médico.
Ahora para poder ser atendido por un facultativo, es necesario concertar una cita previa a través del teléfono o por Internet. Imagino que quienes han tomado esta medida son conscientes de que hay muchos, demasiados pueblos en la provincia, en los que resulta una utopía poder establecer una conversación telefónica, porque no han dotado a una gran parte de las zonas que debía proteger de esa cobertura necesaria en las comunicaciones.
En otros casos la consulta debe realizarse a través de Internet, suponiendo que exista cobertura para acceder a este medio, lo que muy pocos han pensado es que la persona generalmente de avanzada edad, disponga de unos conocimientos a una tecnología que para ellos es de otro planeta y si consiguen encontrar uno de estos aparatos, el milagro sería que supieran cómo conectarlo, lo de navegar a través de él, sería noticia de primera página en cualquier medio de comunicación pero a pesar de ello, la forma en la que tienen de acceder a esa cita previa para que el médico les atienda, es a través de un sistema que la gran mayoría desconocen.
Es de esperar que en poco tiempo, para que se vea el avance que nuestra maltrecha sociedad tiene, a algún iluminado se le antoje que se establezcan estas operaciones en inglés, de esa forma además de presumir de las bajas incidencias que existen entre la población por el reducido número de consultas que no se pueden hacer, también podríamos argumentar el conocimiento de idiomas que nuestros mayores tienen.
Seamos coherentes, para una persona de esta tierra de 80 o de 90 años, lo que necesita es acudir a su centro médico y decirle a la persona de recepción lo que precisa y dónde le duele, lo demás es poner palos en las ruedas, buscando soluciones que únicamente resultan un despropósito.