almeida – 26 de diciembre de 2014.
Los sones de la dulzaina, daban el pistoletazo de salida a una fiesta que todos los vecinos de la localidad esperan durante un año en Pozuelo de Tábara, el Tafarrón.
El ritmo corría a cargo del tamboril y del bombo y con esta sencilla y tradicional banda musical, daba comienzo el pasacalles que iba animando a los vecinos a salir a la calle en la fría tarde de invierno y unirse a la comitiva.
Esta fiesta pagana, se pierde en los tiempos, nadie puede asegurar a ciencia cierta desde cuándo se viene celebrando, como tampoco lo saben en algunas otras localidades en la que esta representación se ha convertido en una seña de identidad de los pueblos que realizan esta mascarada en la que el personaje central simboliza al mismo demonio o al mal, según las versiones que se consulten.
La comitiva se va acercando hasta la primera casa de la que sale uno de los mayordomos, uno de los personajes de la fiesta que ataviado con la típica capa castellana y un sombrero del mismo tono, se incorpora a la comitiva que poco a poco se va haciendo cada vez más numerosa.
La música va haciendo que los vecinos vayan abandonando sus casas y participan en la comitiva
Cuando los seis personajes se han incorporado a la comitiva, todos se dirigen a la casa del alcalde del pueblo y juntos se encaminan hasta la Iglesia en la que se cantarán las vigilias interpretadas por un coro femenino y todos los asistentes que se encuentran en el interior de un templo abarrotado de gente.acompañando al cortejo que va pasando por las casas de los cuatro mayordomos y los dos alcaldes que han sido elegidos para las representaciones de los personajes de la fiesta.
Este ha sido un año de cambios, los tiempos y sobre todo la necesidad, van haciendo que algunas tradiciones vayan cambiando motivados principalmente por las necesidades.
Esta fiesta tradicionalmente masculina ha ido viendo como se incorporaban las mujeres debido principalmente a la falta de jóvenes que puedan tomar el relevo para mantener la tradición.
Primero fue la incorporación de las mujeres en el canto de la vigilia que siempre estuvo interpretada por voces masculinas, aunque el cambio más significativo ha sido la incorporación de las mujeres a los personajes de la celebración que siempre fueron un coto cerrado masculino y en esta edición es una mujer, Ana María Sánchez, la que representa el personaje principal.
Se especulaba con un nuevo cambio en esta edición que consistía en realizar el canto de las vigilias en castellano cuando siempre se había interpretado en latín, pero a pesar de los ensayos que se habían realizado previamente se ha mantenido la tradición y la lengua de Cicerón se volvió a escuchar en el interior del templo.
Después de los salmos y los himnos establecidos y las ofrendas que los mayordomos y los alcaldes realizaron en el interior del templo, los asistentes salieron a la puerta de la iglesia y esperaron la llegada de los principales personajes de la fiesta, ya que al tratarse de seres demoníacos, no les está permitido acceder al interior del templo.
A través de un amplio pasillo que se formó en el exterior de la iglesia, todos esperaban ansiosos la llegada del Tafarrón y la Madama que el día antes de la fiesta en honor del patrón de la localidad San Esteban, intercambian sus papeles y la persona elegida como Tafarrón hace de Madama y la Madama ejerce de Tafarrón.
Danzando y haciendo sonar las castañuelas y los cencerros se abalanzan sobre los otros personajes de la fiesta que les esperan inmóviles a pesar de la velocidad que llegan a adquirir amagando un encontronazo que no se llega a producir.
Esta acción se realiza repetidas veces hasta que se da por finalizada ante los vítores y los aplausos de los asistentes por el énfasis que se ha puesto en este imaginario encontronazo y la gracia y agilidad con la que van desplazándose los dos personajes principales de la fiesta.
Finalmente, toda la comitiva, a los sones de la música y alguna escaramuza del Tafarrón que golpea con la bola que lleva en una de sus manos a quienes se le acercan, todos se dirigen hacia la casa del alcalde donde el Tafarrón lanza los vivas establecidos en el acto (a los mayordomos, a los alcaldes, al cura, al alcalde, a las autoridades, a San Esteban, al Tafarrón y al pueblo de Pozuelo), dando de esa forma por finalizado este primer acto de la fiesta tras el cual el alcalde del pueblo agasaja en su casa a todos los asistentes con vino, pinchos y dulces.
Pero la fiesta no se acaba aquí, por la noche, se celebra una verbena con orquesta que dura hasta altas horas de la madrugada. Aquí participan los Tafarrones de ediciones anteriores que van entrando al recinto ataviados con los trajes característicos de la fiesta, mientras interpretan el personaje que representaron, hasta que llega el último de los Tafarrones, el de la edición que se está celebrando y es en ese momento cuando se da por finalizada la verbena.
Aunque los personajes principales de la fiesta deben dosificarse ya que el día del patrón, la costumbre les obliga a visitar a todos los vecinos que hay en el pueblo para despertarles invitándoles a que participen en la fiesta.
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