SAF – 26 de abril de 2015.
A pesar de que los pronósticos del tiempo para este día no auguraban sol, más bien nubes y algo de agua, no fue impedimento para que el pueblo de Granja de Moreruela, fiel a su tradición,
acudiese en pleno a la pradera en la dehesa de Quintos para celebrar la festividad de San Marcos y honrar a la Virgen de los Montes Negros en esta romería popular.
Si hacemos un poco de historia, recodaremos que el término de La Pedrera rayaba con el de Moreruela de Frades en el año 1143, según documento de donación de este último término para la fundación del Monasterio de Moreruela.
Es muy probable que la ermita que hoy conocemos fuera la iglesia del lugar o término poblado de “Pedrería”, o “La Pedrera”, situado en la parte sur de lo que hoy es la dehesa de Quintos. Dicho poblado se incluiría, allá por el siglo XIII, con su iglesia, en dicha dehesa donde permanece hasta hoy día, unificados como Dehesa de Quintos.
En Quintos hubo desde tiempo inmemorial, una aceña, un cañal para pesca y un batan para transformar tejidos. Administrativamente, esta dehesa siempre perteneció al pueblo de Santa Eulalia de Tábara (Zamora), pero la ermita pertenecía al obispado de Astorga y quien decía misa en ella y la administraba era el cura párroco de Bretó. La dehesa de Quintos siempre fue propiedad particular, sus propietarios han sido, el Marqués de Tábara, Duque del Infantado, Duque de Sotomayor y sus herederos.
En la ermita se venera la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de los Montes Negros, nombre con el que se conocían los montes de esta zona. Tuvo cofradía y el primer libro de cuentas es del año 1650 y termina en el año 1731. En esta ermita, el pueblo de Bretó celebra una romería el segundo lunes después de la Pascua de Resurrección. Los vecinos de Granja de Moreruela celebran su romería el día de San Marcos. Santovenia también peregrinaba a La Pedrera, y en Villafáfila existió la cofradía de Nuestra Señora de La Pedrera.
Esta tradición también relata que en este día de San Marcos se le pedía al Santo agua para los campos, y es frecuente ver cómo en este día suele hacer su aparición el agua. Este año no podía ser menos y el agua que estaba anunciada, en este caso por los metereólogos, también hizo su aparición al final de la jornada de forma que el Santo cumplió su palabra y ofreció una pequeña nube, justo al terminar el mago su actuación.
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