
No cabe ninguna duda, que el título que se ha dado al concurso de decoración de fachadas que se está celebrando en Tábara, Navidades con ilusión, ha conseguido captar de forma muy nítida, el mensaje que bajo ese titular se pretendía conseguir con la participación de todos los vecinos implicados en el proyecto, porque la ilusión se ha desbordado en este pequeño pueblo entre aquellos que han participado en esta iniciativa con el entusiasmo que han puesto en el trabajo que han realizado, pero también entre los vecinos que se han detenido para ver cada uno de los trabajos, donde se veía el orgullo y la satisfacción de lo que se ha hecho en su pueblo.
En una sociedad tan impersonal, en la que prima lo grandioso que se consigue con muchos medios, cada vez observamos más esa carrera, por ver cuál es la ciudad que más dinero se gasta en decorar sus calles, aunque al final solo nos quedemos con la cifra más alta. Porque el buen hacer que se construye generalmente con mucho tiempo y paciencia, lo que ha puesto en valor que significa y representa la artesanía en su más puro estado y lo más importante es que ha conseguido demostrar, que no todo se hace con dinero, eso cualquiera puede conseguirlo si cuenta con los medios necesarios, lo que al final más vale en esta vida es aquello que se consigue con el esfuerzo personal.
Durante las noches, algunas fachadas de las calles de Tábara, lucen con ese brillo que se desprende de cada una de las bombillas que engalanan las fachadas, pero es por el día, cuando podemos detenernos para comprobar en detalle, todo lo que algunos han conseguido que llegue casi a tener vida propia.
Esos hierros inertes a los que se ha ido dando forma, ahormándolos hasta conseguir una perfecta carroza en la que papá Noel va recorriendo las casas de todos los niños; esos árboles secos que se encontraban en cualquier rincón del término y se les ha dado una forma que los hacen especialmente bonitos; una estrella confeccionada con ramas secas de árboles; un belén natural en donde hasta el musgo, se encuentra perfectamente integrado en la obra que representa; los troncos de árboles a los que se va dando forma hasta que van conformando animales que pueblan nuestros campos, o las macetas que van conformando esas figuras de los Reyes Magos, sólo se consiguen con el interés y el buen saber hacer, que cada uno de los que ha estado confeccionando la decoración de su fachada, dedicando mucho tiempo y sobre todo, con mucha paciencia, han conseguido plasmar su talento, en lo que estaban realizando.
Es un orgullo para los que vivimos en Tábara, comprobar que las tradiciones siguen mamando en la esencia de la tradición popular y fieles a estas raíces, se ha conseguido que como en pocas ocasiones, una buena parte del pueblo, por no decir la totalidad, se encuentre satisfecha de un proyecto y como se viene manifestando a través de las redes sociales, se sientan orgullosos de lo que sus vecinos han conseguido crear para que el pueblo presente una vitalidad que resultaba tan necesaria en estos momentos.
Debe ser un ejemplo que cunda y que el próximo año sea imitado por otros pueblos, de esa forma se puede demostrar que los proyectos tienen que surgir desde la base, para que consigan aunar el entusiasmo de quienes los pueden llegar a contemplar.
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