almeida – 1 de febrero de 2016.
Si el sábado fueron casi cien los peregrinos que llegaron a Tábara haciendo su primera etapa del Camino Sanabrés,
ayer domingo Tábara se vio invadida por peregrinos leoneses y fueron necesarios tres autobuses para desplazar a los 130 peregrinos que recorrieron la primera etapa de este Camino.
Afortunadamente para ellos, el día amaneció mucho mejor que el anterior y desde primeras horas, el sol rebasaba las nubes y fue haciendo que la temperatura del ambiente subiera de forma considerable ofreciendo un día de esos que buscan los peregrinos para caminar.
La primera avanzadilla fue llegando a Puente Quintos hacia las once de la mañana y pronto fue accediendo el grueso del grupo que tuvieron que esperar su turno para pasar las rocas que hay al comienzo del camino después del puente porque se encontraban algo resbaladizas y buena parte de los peregrinos eran ya veteranos por lo que debieron duplicar la precaución para salvar el primer obstáculo.
Daba gusto desde la carretera ver cómo el sendero que hay junto al embalse se encontraba lleno de peregrinos que lentamente se dirigían hasta el Castillón donde hicieron la primera parada para recuperar las fuerzas que habían dejado atrás mientras contemplaban el espléndido paisaje que se puede ver desde esa atalaya.
Las largas rectas que conducen hasta Faramontanos, pronto se vieron llenas de caminantes que ansiaban llegar al pueblo para ese café o esa cerveza tan necesaria después de haber estado caminando veinte kilómetros.
Algunos acusaron el esfuerzo y dos mujeres de las más veteranas, con pena debieron ser recogidas para hacer los kilómetros que les separaban de Tábara, pero cuando el camino dice que no se puede seguir hay que tener la inteligencia de comprenderlo y dejarlo para una ocasión más propicia.
Poco a poco, después de la una, Tábara se fue llenando de los integrantes de la Pulchra Leonina (Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León), la asociación leonesa que organizaba esta jornada del Camino. Cada uno se afanaba por buscar un lugar donde recuperar las fuerzas y las mesas de los bares se fueron llenando de peregrinos que degustaban algunas de las excelentes tapas que les servían o daban buena cuenta de los bocadillos que se habían traído.
Casualmente, don José Manuel, el párroco de Tábara al ver los autobuses, los identificó como los de una empresa de su provincia y al saber que había 130 paisanos, no quiso perder la ocasión de estar un rato con ellos cosa que éstos agradecieron porque tenían prevista a las cinco una visita a la torre y nadie mejor que quien más conoce de la historia de los beatos para hacer de improvisado y excelente guía.
José Ramos, alcalde de la localidad dio la bienvenida a tan nutrido grupo de visitantes y le cedió la palabra a don José Manuel que fue ofreciendo una amplia información de lo que estaban viendo y de la importancia que los beatos tuvieron en el arte medieval. Fue una improvisada y muy amena charla que los peregrinos supieron agradecer por la profusión de datos y de detalles que expone quien habla sobre un tema que conoce a la perfección.
Hacia las seis de la tarde, los tres autobuses abandonaron Tábara y en su interior iban más de un centenar de peregrinos que habían disfrutado de una jornada inolvidable por el tramo del Camino que habían recorrido y por la visita que tuvieron la oportunidad de realizar a uno de los lugares en los que la historia se junta con el arte y el resultado ha sido ese patrimonio que atesora Tábara por ser la cuna de algunos incunables que serán irrepetibles.
Pronto estos amigos peregrinos leoneses volverán para retomar su camino donde lo dejaron, pero antes que esto ocurra, algunos de ellos volverán para ver con más detalle algunas de las cosas que por la premura de tiempo no pudieron contemplar como a ellos les hubiera gustado.