El recorrido de la procesión, como de costumbre, estaba cubierto de esa alfombra oliendo a romero y lavanda y los balcones engalanados con la bandera nacional. Sin embargo, en esta ocasión no hubo altares, no había niños nacidos desde el pasado año. Esto desluce un tanto la procesión, sin embargo, y dado que ésta está siendo la tónica cada año por falta de nacimientos, deberían ponerse los altares como de costumbre, le dan a la procesión otro aire.

Una vez más la tradición de la Danza se cumplió, y los alumnos de Carlos Fresno danzaron varios lazos a lo largo de todo el recorrido, una bonita tradición que pocos pueblos pueden presumir de tener.

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