Escuchando recientemente las manifestaciones, más bien las considero justificaciones, el señor director general de patrimonio natural, hablaba sobre los recientes incendios que han asolado y devastado una buena parte de esta provincia, no podía por menos que pensar que lo que estaba escuchando, representaba un insulto a la inteligencia.
Es un insulto a la inteligencia de nuestros mayores, quienes siempre tuvieron muy claro, cómo debían prevenir que la naturaleza no se mostrara implacable con los bienes naturales que representaban su principal medio de subsistencia.
Es un insulto para la inteligencia de todos aquellos, que incluso con el riesgo de ver comprometida su posición laboral, han venido manifestando públicamente lo mal que se ha gestionado esta crisis por parte de quienes tenían la competencia para solucionarla.
Resulta un insulto a la inteligencia de todos los que se han implicado para solucionar un problema que otros tenían que haber prevenido y solucionado, arriesgando sus vidas, incluso perdiéndola, para evitar que la tragedia resultara todavía mayor.
A través de estas declaraciones, algunos tenemos la sensación de que estaba llamándonos tontos, a la mayoría de los que las estábamos escuchando y leyendo, porque en esta provincia tan desolada, abandonada y dejada de la mano de Dios, muy pocos albergan alguna duda, de quiénes son los verdaderos responsables de la tragedia que se ha producido.
Es incomprensible, que en esas manifestaciones se siga viendo una prepotencia y una falta de humildad, que llega a resultar preocupante, porque viendo el tono de las declaraciones en las que se asegura que todo se hizo a la perfección, tenemos la percepción de que nos encontramos en unas manos, que difícilmente van a ser capaces de solucionar una nueva catástrofe cuando llegue a producirse.
Que contamos con una sequía acumulada, es algo que todos los técnicos venían denunciando y nadie de los que tenían que tomar una decisión, hizo nada para evitar la tragedia. Igual lo que tenemos acumulado es un gobierno que lleva demasiado tiempo en sus puestos y han llegado a ese punto, en el que se sienten inmunes a toda la crítica que se les pueda hacer y ha llegado a adquirir algunos vicios que les hacen encontrarse por encima del bien y del mal.
Claro que en toda Europa y en toda España la situación ha resultado extraordinaria, pero mientras en Zamora se ha quemado la mitad de la masa forestal que tenía la provincia, en otros lugares los incendios no han causado tanto daño, como el que han originado en esta tierra abandonada por nuestros gobernantes.
Representan un insulto a la inteligencia, esas manifestaciones que lógicamente no podían ser de otra forma, porque asumir la realidad demostraría que no lo han hecho bien y que tendrían que haberse marchado a sus casas hace mucho tiempo, no solamente el que hace estas declaraciones, sino su inmediato jefe superior y el jefe supremo que mantiene a quienes haciéndolo bien, como están diciendo han causado una tragedia de proporciones impensables, porque lo que ha ocurrido hasta ahora con los dos incendios es la punta del iceberg, el problema para los que toda la vida han vivido de esto vendrá a partir de ahora, cuando vayamos viendo las dimensiones de esta tragedia.
La tierra se ha muerto, la vida tardará en resurgir y pasará mucho tiempo para ver crecer la hierba, para que la micología se recupere, para que la polinización que hacen todas las abejas vuelva a florecer y dar fruto a los árboles. Tenemos el consuelo de que sabemos que la naturaleza es sabia y acaba regenerándose, lo cual no podemos decir de nuestros dirigentes.
Continúen insultando a nuestra inteligencia, que igual de esa forma, consiguen que la memoria no sea tan frágil y dentro de cuatro años, nos acordemos del desastre que se ha producido por lo bien que lo han hecho.