Redacción – 27 de septiembre de 2014.

Hoy estoy exultante de alegría y gozo por varias cosas importantes: por la vida, el sol, el medicamento nuevo para eliminar la hepatitis C, los amigos, Etc… pero sobre todo y fundamentalmente, por un amigo muy entrañable que hoy cumple 100 años.
Desde aquí le envío 100 besos respetuosos, una tarta virtual con 100 velitas, cada una de ellas y su llama es un buen deseo de paz y felicidad y mil albricias por la vida que, al menos a mí, me ha enseñado: GERARDO GARCÍA GARCÍA, un hombre de los pies a la cabeza. Con un porte distinguido y caballeroso. De aspecto serio en su rostro, donde un bigote oculta su sonrisa pero con un corazón de algodón y una voluntad férrea como buen militar que es, porque hay vocaciones que imprimen carácter y la vida castrense lo hace.
Hago una semblanza de él para los que no lo conocéis pero me quedaré corta en mi apreciación ya que me emocioné de tener a un tabarés honorable, egregio, decente y honrado que fue capaz de llevar a Rusia el amor a su patria chica( nuestro pueblo ) y el de España.
Recuerdo cuando paseaba con su esposa, Dª Maruja (tan agradable y bella) y sus hijas Maribel y Ana María acompañadas estas por sus maridos formaban una familia unida.
La vida, como a todos, también le pasó factura que él ha superado con fe, espiritualidad y entrega a los suyos y a todo el que a él se acercaba.
¡Buen lector y excelente conversador de todos los temas! ¡Qué envidia llegar a esta edad con la mente organizada y el corazón abierto para todos! Desde mi simplicidad y con regocijo te digo, querido Gerardo, felicidades y gracias por los ratos de charla, por el perfume de Loeve que usabas, por las uñas limpias y arregladas que siempre te vi (diréis que son bobadas pero a mí me importa), por la idea que desde niña tenía de un caballero español y tú me lo recordabas siempre que te veía.
Contaría muchas cosas pero sería descubrir mi alma y como me da vergüenza la guardo en mi armario.
Ana, felicidades a ti, también a Mariano, tu marido, por ser como sois y cuidar a tu padre como lo que es: La joya de la corona.
¿Quién será el siguiente de hacer un siglo?