Pienso, luego digo – 03 de febrero de 2019.

La reciente noticia que un médico más, decide abandonar esta tierra, creo que a nadie nos ha cogido de sorpresa, es una sangría constante que va haciendo que desgraciadamente nos acostumbremos a este éxodo que ya va resultando preocupante.

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                El valle del Tera, se queda sin otro especialista en mantener una calidad mínima en la vida de los cada vez menos vecinos que habitan los pueblos de esta tierra que se desangra por todos sus costados.

                Analizando cual puede ser la raíz del problema para que este goteo no cese, se me ocurren únicamente dos explicaciones que pueden tener un cierto sentido.

                La primera es, que los profesionales de cada uno de los sectores de actividad que todavía mantienen ese hilo de productividad, en una tierra cada vez menos productiva, se van dando cuenta que su trabajo, además de no ser valorado como debiera, se encuentran sometidos a un plus de productividad que es imposible poder asumir, porque cada día que pasa, cuentan con más trabajo y menos medios para poder realizarlo.

                La falta de profesionales, está haciendo que cada profesional de la medicina tenga que tratar a más enfermos no solo en el lugar que cada uno tiene asignado, ahora deben hacerse cargo de aquellos lugares que se han ido quedando sin facultativos y en ocasiones deben cubrir varios pueblos sin que por parte de la administración haya una compensación al exceso de trabajo que están soportando y optan por ir a otros lugares en los que se encuentren mejor considerados y no tengan que sufrir el stress que ahora están soportando.

                Por otro lado, están los que tienen que planificar la sociedad que nos hemos dado y vemos que son incapaces de hacerlo. Es posible que no puedan porque se cercenan los medios con los que cuentan, o no tienen capacidad para dar una solución al problema porque se les queda un poco grande y en ninguno de estos supuestos parece que tienen la dignidad de hacer lo que todo el mundo haría en estos casos que es dejarlo y marcharse a su casa cuando se percibe que en lugar de arreglar el problema que están creando, consiguen lo más difícil, que es enquistarlo un poco más.

                La solución no parece nada fácil, pero lo que creo que resulta imposible es que esto puedan arreglarlo aquellos que nos han abocado a la situación preocupante en la que nos encontramos.

                Todo se resume en poner parches y paños calientes a una situación que se está convirtiendo en un clamor por parte de quienes lo padecen y lo único que nos queda por escuchar, aunque todo llegará, es que desde los que tienen que buscar una solución al problema, nos aconsejen o nos prohíban que nadie caiga enfermo.

                Es una situación que no vemos en otras zonas en las que la sanidad es algo prioritario, porque estamos hablando de la salud y el bienestar de las personas y esos lugares que ahora envidiamos, además de contar con profesionales en el cuidado de la salud, cuentan también con profesionales en la gestión de este cuidado.

                Creo que las cosas no son fáciles, pero afortunadamente contamos con muchos ejemplos de buena gestión, solo es cuestión de ver lo que está funcionando y aplicarlo en la zona en la que se tienen competencias y sobre todo, responsabilidad para que los administrados cuenten con algo tan básico como es la salud y el bienestar de los administrados.

                Si los profesionales que están al cuidado de la gente no se encuentran contentos con los servicios que tienen y eso es algo que se puede palpar, nadie en su sano juicio es capaz de negarlo porque los mismos profesionales lo han expuesto públicamente manifestándose contra el modelo de sistema que tienen que aplicar, pues en ese caso, lo que dice el sentido común, es que lo más sencillo es reunirse con ellos y entre todos buscar el modelo que solucione el problema.

                Quizá sería conveniente estudiar por qué no se encuentran satisfechos con el trabajo que desempeñan y habría que buscar fórmulas para que se encuentren bien. Representa el chocolate del loro en una actividad básica para quien está pagando una cantidad importante con sus impuestos, por algo que no tiene.

                Pero claro, esto precisa de unos conocimientos que llego a pensar, que no los tienen aquellos que están dirigiendo esto de una forma tan deplorable.

rerode 2019.

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