Sin poder evitar un cierto punto de emoción que se estaba formando en mi garganta, haciendo ese nudo invisible que surge cuando sientes algo que es especialmente bueno o hermoso, mientras escuchaba el relato de uno de los muchos pacientes que ya habían abandonado uno de los hospitales que en estos momentos se encuentran a rebosar y compartía con nosotros, uno de esos momentos en los que tuvo que permanecer en esa reclusión involuntaria a la que se han visto sometidas miles de personas.
Los enfermos que se encontraban en esa planta, a las ocho de la tarde, como se venía haciendo habitualmente desde que comenzó la epidemia, salieron a los pasillos para con sus aplausos rendir ese sentido homenaje a los profesionales de la medicina que les estaban cuidando y atendiendo y cuando terminó esta manifestación espontanea de cariño, los médicos y las enfermeras comenzaron a aplaudir a los enfermos y entre estos aplausos surgió la voz de uno de ellos, que les aseguró “Os vais a poner bien”
Pensando en ese momento, no me cabe la menor duda que todos los que se encuentran afectados por el maldito virus, se van a poner bien porque cuentan con esos profesionales que están dando lo mejor de sí mismos, para que este problema se solucione cuanto antes y en ese afán lo están dando todo, hasta arriesgan su bienestar y algunos su salud, para que al final esto sea así.
La mayoría de estas personas, son vocacionales, están haciendo de su profesión la vocación que siempre habían soñado ejercer, en la que sirven para cuidar y para curar a los demás y de ese compromiso que adquirieron en el momento que obtuvieron su graduación, va surgiendo el entusiasmo con el que realizan su trabajo.
Y lo hacen a pesar de las condiciones en las que se encuentran obligados a hacerlo, porque nadie se podía esperar algo como lo que ha ocurrido, bueno sí, algunos ya lo advirtieron en su momento (Félix Rodríguez de la Fuente, Bill Gates,…) y tantos y tantos hombres de ciencia que no han sido ni tenidos en consideración y que sus planteamientos fueron despreciados.
También, los propios profesionales que hasta hace unos días se movilizaban en todo el estado, denunciando las precarias condiciones en las que se encontraban desarrollando su trabajo y algunos hasta tuvieron la desfachatez de despreciar los argumentos que plateaban. Pero el karma o el destino, acaba poniendo a cada uno en el lugar que le corresponde.
Qué lástima, que los que se dicen servidores de lo público, esos a los que se les llena la boca cuando aseguran que su vocación es la de servir a la sociedad, no tomen nota de lo que es una verdadera vocación. Esa que dignificaron sus precursores en la vida política, los que accedían a ella por una verdadera vocación de servicio público para poner lo mejor de ellos al servicio de los demás y no como desgraciadamente ocurre en la actualidad, que salvo una honrosa y exigua minoría, la gran mayoría solo esperan medrar y poder ir ascendiendo en ese Olimpo de los dioses que van buscando, para cuando acceden a él, estar por encima del bien y del mal.
No me cabe la menor duda de que se van a poner bien, mejor dicho, que os vais a encargar de que se pongan bien, porque cuando se realiza una labor con el entusiasmo que lo estáis haciendo, al final, no hay nada que resulte imposible.