Pienso, luego digo – 18 de marzo de 2019.

                Cuando se avecina una nueva cita electoral, percibimos la sensación que se va a producir ese desembarco de los que quieren posar durante un breve espacio de tiempo, el más corto posible, con los electores y descienden del pulpito en el que se han instalado para relacionarse con aquellos que tienen en sus manos y en sus votos la fuerza que suele proporcionar el sistema electoral que tenemos.

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                A veces da un poco la sensación que con tantos aterrizajes, el día menos pensado, nos van a sorprender con la noticia que lo próximo que nos prometen, va a ser la instalación de un aeropuerto, para que no les resulte a algunos tan complicado poder llegar hasta estas apartadas tierras.

                Primero fue el ministro que se encarga de los temas del campo el que nos honró con su presencia, aunque muchos de los asistentes, se quedaron con la pregunta en los labios y sin poder formularla, esa que llevan rumiando desde hace tanto tiempo que cuando se enteraron de su venida, lo dejaron todo para poder enterarse y sobre todo decir lo que tanto les preocupaba.

                Pero ya sabemos cómo son estas cosas de precipitadas, llegan se les ve, posan para hacerse la foto y lo antes posible se marchan dejando a sus subordinados para que sean los que traten esos temas farragosos que muchas veces suele plantear la gente.

En esta ocasión vimos todas las medidas que se van a implantar para que el mundo rural se encuentre dentro de esa conectividad que tanto se pregona como la panacea, aunque falla lo más importante, que es poder enchufar el ordenador, el teléfono o la televisión y que llegue la señal o la línea sin ningún problema y eso, en estos momentos representa una utopía para las gentes que se encuentran en esa penumbra tecnológica.

Aunque según comentaba alguno de los representantes de estas empresas también asistentes a la reunión, hoy en día todo resulta factible y es posible poder llegar a cualquier punto de la geografía a través de los satélites.

O sea, que conocemos uno de los problemas que se encuentra relacionado con la conexión a las nuevas tecnologías y técnicamente es posible hacerlo, entonces lo que no comprendo es por qué no se ha realizado ya y se tiene a miles de personas aisladas.

Más tarde vino la señora ministra que lleva las cosas del comercio y del turismo y nos habló de la promoción de los parques tecnológicos y el desarrollo de los polígonos industriales que van a generar un desarrollo muy importante para las zonas en las que se vayan a implantar y pensando en la multitud de polígonos que se han abierto en los últimos años y que en muchos de ellos no se ha llegado a instalar ni una sola empresa, me da miedo que de nuevo se vuelva a caer en el mismo error y antes de invertir en lo que representa el chocolate del loro que es hacer un estudio de viabilidad y de las necesidades que existen, se implanten superestructuras en las que se malgaste un dinero que es más necesario para otras prioridades.

Contamos en estos momentos con suficientes polígonos para que en lugar de hacer nuevos, se designe un plan que trate de dinamizar y rentabilizar los que hay en estos momentos, que pongan al frente de cada uno de ellos a una persona capacitada que vaya atrayendo a los que tienen alguna opción de asentarse en ellos, de lo contrario contaremos con más espacios que se van habilitando para que luego se queden desiertos.

Seguramente seguirán aterrizando de uno o de otro lado, personas que quieran compartir su tiempo con aquellos que luego les pueden elegir y de paso tratarán de conocer también sus preocupaciones e inquietudes, aunque en este caso, mejor que sean pocas, porque muchos no vienen hasta aquí para aguantar esas críticas contenidas y quién sabe si al final, también alguno se ofrecerá a ese innecesario aeropuerto para acoger al cuantioso desembarco.

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