almeida –  18 de enero de 2017.

 

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            Tal debía ser el trato de San Antonio con los animales, que enseguida encontró su espacio en el romancero tradicional y algunos de los más hermosos romances fueron interpretados por los juglares medievales mencionando las virtudes de este Santo.

            Siempre se ha caracterizado a este Santo cristiano rodeado de animales porque durante su vida en el Egipto del siglo IV, se fue apartando cada vez más de quienes le rodeaban y encontró en las especies animales los seres con los que más a gusto se encontraba.

            Retirado de la vida mundana, este eremita se retiró para vivir una vida de soledad, contemplación, oración y de aislamiento y fue el precursor de un movimiento que más tarde otros siguieron y llamaron eremítico.

            Ha inspirado muchas historias como la que se describe en el romance que los juglares cantaban de plaza en plaza y de pueblo en pueblo cuando se acercaba la fecha en la que se celebra su festividad, que coincide con el día de su muerte; 17 de enero del año 356.

            Las costumbres con el paso de los años van evolucionando, pero en aquellos lugares que dependen de la agricultura y de la ganadería es frecuente que cuando llega su día, en la celebración que se hace en su recuerdo, se lleven algunos de los animales de los que las familias dependen, para que sean bendecidos por el sacerdote en representación del Santo.

            Tábara fiel a estas costumbres, celebra la festividad de San Antón de una forma tradicional y un tanto diferente a como se hace en muchos pueblos en los que únicamente se bendice a los animales en la misa celebrada en su honor, después, estos productos y los animales que han sido llevados para ser bendecidos son subastados y los beneficios que se obtienen son destinados a obras que la iglesia del pueblo prioriza.

            En esta ocasión el representante del Santo ha sido don Carlos, el párroco de Tábara que por primera vez ha participado en esta festividad y tuvo una mención especial durante la subasta por haber reservado una parte del día y celebrar esta tradición con los fieles.

            Los productos que generosamente las gentes del pueblo han destinado para este fin, se encontraban en la iglesia. Unos sobre el suelo del templo y como la tradición dice, los rosarios colgando de la imagen del Santo y los animales han sido más silenciosos que en otras ocasiones, quizá también debido a que la cantidad que se han ofrecido ha sido menor que otras veces.

            Una vez finalizada la misa, los vecinos de Tábara, se fueron concentrando en el edificio del Reloj, en el salón que hay encima de la biblioteca donde se había dispuesto un ágape para todos los asistentes.

            Manolo “el carnicero”, es quien se encarga todos los años de coordinar las diferentes pujas que se realizan y su buen saber hacer, permite sacar siempre unos pocos euros más de lo previsto, porque sabe cómo vender el producto que está subastando, aunque este año se ha introducido una pequeña variación para ratificar un poco más la tradición de estos actos que como decía Manolo, representan una seña de identidad de los pueblos que no debemos permitir que llegue a perderse.

            Esta vez, el bueno de Manolo apenas se tuvo que pelear con los animales vivos mientras los sujetaba para exhibirlos y durante toda la puja, su pelea la centró con los cables del micro que hacían una mala conexión y en ocasiones no llevaban su voz a través de los altavoces, pero para alguien con experiencia eso no supone ningún problema y alzando un poco más la voz, ésta llegó hasta el fondo de la sala.

            Comenzó la puja con los rosarios que hábiles manos fueron confeccionando con productos de la tierra y bien por producto de la cosecha de este año que ha mermado la producción de frutas o porque la situación es menos boyante que en otras ocasiones, únicamente se subastaron dos rosarios que alcanzaron los quince euros en la puja.

            Tres bollos maimones y diferentes lotes de bebidas y productos del cerdo fueron los siguientes que entraron en subasta hasta que llegó el momento en el que se buscó un método diferente a como se hace siempre este tipo de pujas. Fue Eugenio Rosado quien lo propuso basándose en una publicación de “Una tierra de Señorío”que recoge las costumbres de Tábara y fue presentado el pasado agosto en el pueblo.

            El sistema de esta forma tradicional de puja consiste en que se enciende una larga cerilla y la gente va pujando hasta que la vela se apaga y la última puja que se ha ofrecido mientras había llama es la que se lleva el lote. Hay que decir que la cerilla al poco de encenderse se apagó, pero Eugenio la encendió de nuevo y la puso de tal forma que se avivase la llama y permaneció encendida hasta que se consumió por completo.

            No faltaron algunos productos, cuando menos curiosos, como una coneja blanca que según Manolo iba a ser una buena semental para obtener de ella buenas camadas y también una cabeza de cerdo de las recientes matanzas que se habían hecho en el pueblo.

            Como siempre, son los animales vivos los que despiertan la mayor curiosidad de los asistentes y también los que alcanzan la mayor puja y en esta ocasión fue un espléndido gallo de corral el que llegó a cotizarse en 46 euros.

            Una tradición que a las gentes les gusta cada año revivir y como decían los que dirigían la puja; en nosotros está que no lleguemos algún día a echarlas de menos porque habremos perdido algo muy importante de la esencia y la identidad que nos diferencia.

            No acaban aquí los actos en homenaje al Santo y el próximo viernes, el barrio de San Lorenzo celebrará su misa y la tradicional subasta de los productos que se lleven a la iglesia para ser bendecidos.

 

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Distintos momentos de la ceremonia y la subasta con Manolo, que lo hace genial – Fotos: SAF      

 

 

Milagros de San Antonio (romance)
Divino, glorioso, Antonio,   [Para que mejor yo pueda   Antonio les dijo a todos:
suplícale al Dios inmenso   cumplir con mi obligación,   Señores, nadie se agravie,
que con su gracia divina   voy a encerraros a todos   los pajarcitos no salen
alumbre mi entendimiento   en esta habitación.   mientras yo no se lo mande.
         
para que mi lengua   A los pajaritos   Se puso en la puerta
refiera el milagro   entrar les mandaba,   y les dijo así:
que en el huerto obraste   y ellos muy humildes   Hola, pajarcitos,
de edad de ocho años.   en el cuarto entraban.]   ya podéis salir:
         
Su padre era un caballero   Por aquella cercanía   Salgan cigüeñas con orden,
cristiano, honrado y prudente   ningún pájaro quedó,   águilas, grullas y garzas,
que mantenía su casa   porque todos acudieron   gavilanes y mochuelos,
con el sudor de su frente.   donde Antonio les llamó.   verderones y avutardas.
         
Y tenía un huerto   Lleno de alegría   Salgan las urracas,
donde recogía   San Antonio estaba,   tórtolas, perdices,
cosechas del fruto   y los pajarcitos   palomas, gorriones
que el tiempo traía.   alegres cantaban.   y las codornices.
         
Por la mañana, un domingo,   Al ver venir a su padre   Cuando acaban de salir
como siempre acostumbraba,   luego les mandó callar;   todos juntitos se ponen
se marchó su padre a Misa   llegó su padre a la puerta   aguardando a San Antonio
diciéndole estas palabras:   y le empezó a preguntar:   para ver lo que dispone.
         
Antonio querido,   Dime, tú, hijo amado,   Y Antonio les dice:
ven aquí, hijo amado,   dime tú, Antoñito,   no entréis en sembrado,
escucha, que tengo   ¿tuviste cuidado   idos por los montes,
que darte un recado:   con los pajarcitos?   y los ricos prados.
         
mientras tanto yo esté en Misa   El hijo le contestó:   Al tiempo de alzar el vuelo
gran cuidado has de tener,   padre, no esté preocupado   cantan con dulce alegría,
mira que los pajarcitos   que para que no hagan daño   despidiéndose de Antonio
todo lo echan a perder:   todos los tengo encerrados.   y toda la compañía.
         
entran en el huerto,   El padre que vio   El señor Obispo
pican el sembrado,   milagro tan grande   al ver tal milagro,
por eso te pido   al señor Obispo   por todas las partes
que tengas cuidado.   trató de avisarle.   mandó publicarlo.
         
El padre se fue a la iglesia   Acudió el señor Obispo   ¡Árbol de grandiosidades,
a oír Misa con devoción,   con grande acompañamiento,   fuente de la caridad,
Antonio quedó cuidando   quedaron todos confusos   depósito de bondades,
y a los pájaros llamó:   al ver tan grande portento.   Padre de inmensa piedad!
         
venid pajarcitos,   Abrieron ventanas,   Antonio divino,
dejad el sembrado,   puertas al azar,   por tu intercesión
que mi padre ha dicho   por ver si las aves   merezcamos todos
que tenga cuidado.   querían marchar.   la eterna mansión.
         
        Letra: popular.
        Música e interpretación: Joaquín Díaz.
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