almeida – 28 de diciembre de 2015.
Sin lugar a dudas, es una de esas manifestaciones culturales que cuentan con una aceptación que cada año va creciendo un poco más y ayer, día de San Juan Evangelista,
la plaza de Venialbo se fue llenando de visitantes que no deseaban perderse esta representación, una cita a la que cada vez acude un mayor número de personas que disfruta contemplándola.
Las capas castellanas en los hombre y los vestidos tradicionales en las jóvenes y en las mujeres se van extendiendo porque es el momento de poder mostrarlos que para eso es uno de los días grandes del pueblo.
Enseguida la iglesia se fue quedando pequeña para acoger a todos los vecinos y personas venidas de otras localidades que no querían perderse ni un solo detalle de lo que se había preparado en esta jornada tan especial.
A las doce en punto, don Manuel, cura de la localidad, dio comienzo la eucaristía en un templo abarrotado de una mezcla de fieles y curiosos, porque según se deducía de sus palabras, es una lástima que gran parte del año, la bonita iglesia de Venialbo no acoja a tantos fieles como los que se concentran en los días grandes, pero ya sabemos que a veces es preciso algo más que el fervor para conseguir arrastrar a la gente.
Las notas que ponía el coro mixto, realzaban la eucaristía, un coro que con altibajos siempre había tenido la población porque según nos comentaba Julia Almeida que es quien lo dirige, hubo un lapsus el siglo pasado en el que dejó de amenizar las misas de los domingos y días grandes y antiguamente recordaba por comentarios de sus mayores como las mujeres cantaban en las misas dominicales y los hombres lo hacían en determinadas celebraciones algo más especiales.
Pero el coro se disolvió y estuvo unos años en los que las eucaristías eran sobrias hasta que Julia retomó la idea de relanzarlo y a pesar de las reticencias que podía poner don Isidro, un cura de los de antes, al final aceptó lo que le proponían y se formó un nuevo coro mixto que en la actualidad cuenta con docena y media de miembros de los que un tercio son hombres.
Es una celebración en la que las notas de la música castellana suenan en todas las interpretaciones, son composiciones principalmente zamoranas, aunque también hay alguna influencia de las provincias limítrofes. El mérito de esta agrupación coral, es que ninguno de ellos tiene conocimientos musicales y todos cantan de oído y a capela y se reúnen todos los sábados entre los fríos muros del templo para ensayar y cada domingo las mujeres amenizan la celebración de la misa y el coro al completo solo se reúne en los días grandes como San Juan, las Candelas y el día de Nuestra Señora.
Los niños y niñas fueron haciendo las ofrendas y de esta forma terminó la primera parte de la celebración dando paso a lo que todos esperaban, el baile del Niño que se desarrolla principalmente por la calle Tajada, la principal arteria del pueblo que lo atraviesa longitudinalmente con la particularidad que se trata de una cuesta importante y los bailarines tienen que hacer todo el recorrido bailando de espaldas sin perder la vista a la imagen del Niño que procesiona sobre unas andas.
Marcos, uno de los impulsores de este baile en los últimos tiempos, nos comenta las dificultades del mismo porque los ensayos, él lo define como entrenamiento, se hacen en la calle con más desnivel del pueblo para que todos los participantes puedan soportar el esfuerzo físico que supone ir bailando casi dos kilómetros primero cuesta arriba y más tarde descendiendo el recorrido que han realizado.
Hoy se trataba de una celebración importante porque al coincidir la festividad en domingo, permitía que todos los bailarines pudieran estar presentes y también el público que asistía a presenciarlo era más numeroso que en otras ocasiones.
Los sones de la flauta y el ritmo del tamboril con el que Alberto Jambrina, uno de esos músicos que mantiene vivas las tradiciones de las raíces de estas tierras fueron sonando para dar comienzo a lo que todos esperaban, el baile del Niño.
En esta ocasión el número de bailarines estaba prácticamente al completo y las ocho parejas (Gabriela y Marcos, Loredana y David, Jaime y Miriam, Doru y Alba, Mari y Karina, Itziar y Lucia, Estefanía y Sheila y Nadia y Laura), fueron ocupando sus sitios a ambos lados de la carretera para comenzar esta dura prueba que tenían por delante.
En medio de las dos filas de bailarines se encontraba la pequeña Lorena Sahagún que con tan solo siete años fue el centro de las miradas porque soportó estoicamente todo el recorrido, aunque según nos confesaba al final, acabó bastante cansada como no podía ser de otra forma.
Buena parte de los trajes que las niñas exhibían, eran creación de Pilar Almeida que como en ocasiones anteriores cedió a las participantes parte de las creaciones que ha venido realizando los últimos años.
En respetuoso silencio, las aceras se iban quedando pequeñas para acoger a todos los que contemplaban esta manifestación que fueron haciendo el recorrido integro de la larga pasarela en la que se convirtió la calle Tajada.
Fue una edición más de la que el alcalde, Jesús Vara, se mostraba muy satisfecho porque como reconocía, a pesar de no ser originario de la localidad, estaba muy orgulloso de esta manifestación cultural que trataba de mantener y sobre todo era consciente de su responsabilidad para proteger algo tan importante como es esta representación.
Ahora el objetivo, es que se declare como bien de interés turístico porque según los estudios que están recogiendo para tal fin a través de José Manuel Matellanos, su origen se remonta a tiempos ancestrales, se cree que las venias que se intentan recuperar proceden de la época romana y hay constancia que el baile tiene mucha similitud con algunos que se hacen en países árabes por lo que en la época de la invasión musulmana ya era conocido e interpretado.
Ahora están tratando de recoger los testimonios de los más ancianos del pueblo para conocer cómo se realizaba a principios del siglo XX y que esa memoria no se pierda cuando ellos se vayan.
Para el alcalde, uno de los objetivos es recuperar la religiosidad que encierra esta manifestación, porque algunos son de la opinión que formaba un conjunto con las manifestaciones que había en Sanzoles y en esta localidad se quedó la parte pagana que se manifiesta a través del Zancarrón y en Venialbo se quedó la parte religiosa y puede ser un complemento de las dos expresiones para relanzarlas turisticamente.
Por lo que pudimos ver ayer en Venialbo, el interés de mantener las tradiciones es algo presente en todos los que se implican en esta fiesta y además cuentan con una buena cantera viendo la cantidad de niños y niñas que dentro de poco tomaran el relevo a los que ayer actuaron porque según nos confesaba con satisfacción el alcalde, este año la población se ha incrementado en siete vecinos y el año anterior lo hizo en once lo que es un buen síntoma cuando los últimos años ha sido lo contrario.
Felicitar a to@s los que hicieron posible que un año más hayamos podido disfrutar con esta manifestación en que la tradición y la cultura, hacen que todos nos sintamos orgullosos de las cosas que tenemos.
Momentos de la procesión – Foto: almeida | Momentos de la procesión – Foto: almeida | |
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