Eugenio Rosado Garrido – 24 de diciembre de 2018
Las circunstancias históricas hicieron que la Villa de Tábara, fuese la capitalidad de los lugares de su contorna, y en consecuencia en ella estaban ubicados los servicios; en general ejercidos por familias de la localidad.
Pero la actividad de la mayoría de las familias era la explotación de tierras y ganados; para el ejercicio de las mismas era necesario disponer de una serie de dependencias, donde guardar los distintos elementos empleados para su desarrollo, así como los productos obtenidos.
Generalmente las dependencias agrícolas, así como las relacionadas con la ganadería vacuna, asnal, cabria, porcina y aves, estaban situadas en torno a la vivienda familiar; frecuente era que todo lo anterior estuviera dispuesto alrededor de un corral o patio, al que desde la calle se accedía por un gran portón.
Pero los alojamientos para el ganado ovino, lanar o simplemente “ganado”, estaban situados fuera del casco urbano o en su periferia; todo ello debido por el distinto manejo que requiere el rebaño de ovejas, frente a los otros animales.
En tiempos pasados, los alojamientos para las ovejas eran sencillas construcciones, que en la zona se denominan CORRALES o TENADAS; en otras zonas se los llama: majadas, parideras, etc. Cuando el alojamiento ovino tiene una construcción más elaborada, se le denomina aprisco.
Los más antiguos tienen planta circular, pero los posteriores son más o me-nos cuadrados o rectangulares; a cierta distancia de las paredes, no muy altas, se colocaban unos pilares de madera y desde estos a la pared unas vigas; sobre ellas se extendían ramas de: brezo (urz), jara u otras y posteriormente placas, que formaban el tejado; el centro quedaba descubierto, así el corral se aireaba, pues carecía de ventanas. Si bien esta sencilla construcción, proporcionaba un cierto res-guardo a las ovejas, el manejo del rebaño era costoso para el pastor.
Estos corrales se levantaron en el centro de las más emblemáticas zonas de
pastoreo: Los Barros, Las Francas, El Encinar, Corneo, etc. De los corrales circula-res, poco frecuentes, apenas quedan vestigios; sin cubierta pueden observarse en El Casal. De los poligonales, los más numerosos, pocos quedan en pie, ya que se encuentran semiderruidos; principalmente se ubican en Los Barros, Las Francas, El Encinar y Corneo-El Bosque.
Las anteriores construcciones nada tienen que ver con los modernos y funcionales apriscos que tienen ahora los pocos ganaderos de ovino que mantienen la actividad en la actualidad: Pascualín, Carbajalino, Juanito, Aureliano, etc.
En recuerdo de aquellas familias tabaresas, que en sacrificadas condiciones, se dedicaron a la explotación de “ganado”, seguidamente se muestran algunos de sus antiguos corrales:
El Casal | LosBarros | |
LosBarros | LosBarros | |
Las Francas | El Tallar | |
El Rincón | El Encinar | |
El Encinar | El Encinar | |
Los Carrascales | Crta. Escober El Bosque | |
El Bosque Sur | Corneo | |
Corneo | Corneo | |
Corneo | Corneo | |
Bosque Sur | Bosque Comporta |
En su día, en los anteriores corrales se criaron magníficos corderos de raza castellana, alguno de los cuales fue protagonista el día de Nochebuena, en la Misa del Gallo, al cantarse en la Iglesia “La Cordera”. ¡FELIZ NAVIDAD!