Pienso, luego digo – 26 de febrero de 2019
Anunciaban las próximas citas electorales que vamos a tener y con la noticia, nos informaban de aquellos territorios de nuestra Comunidad, que iban a contar con un menor número de electores, por la merma tan importante que estaba sufriendo la despoblación.
Zamora, como era de esperar, era una de estas provincias en las que descendía el número de personas que acudirán a las urnas, el milagro es que todavía se mantengan candidatos, porque si sigue este ritmo, llegará ese momento en el que no haya nadie que pueda representarnos, porque tampoco quedará gente a la que poder representar.
Esa noticia, me ha llevado a pensar en esta tierra que va a dos velocidades, una que va evolucionando y prosperando mientras que la otra desgraciadamente, se va quedando relegada al olvido y como se dice cada vez más, se está quedando vacía.
No es fruto de la casualidad que hayamos llegado a encontrarnos en esta precaria situación, es algo que tarde o temprano se veía venir y mientras que unos dicen que se trata de algo que se encuentra perfectamente planificado desde arriba, otros echan la culpa a la incompetencia de los que tienen que defender la tierra que dicen representar.
Sea como fuere, el caso es que Zamora siempre se encuentra a la cola del desarrollo y de cualquier innovación y solo encabeza ese ranking, en los que nadie desea aparecer.
Qué decir sobre la incapacidad de los que deben tomar decisiones para el desarrollo de la provincia, recientemente lo hemos podido comprobar con el caso de Gaza, una empresa puntera en el desarrollo de la provincia, que cuando anunciaba que se iba por la incapacidad a encontrar una solución al problema que tenía para su desarrollo y como no se encontraba, ha acabado marchándose.
Los unos les echarán la culpa a los otros y los otros se justificarán diciendo que no contaban con competencias en este tema. En estos casos, la gente y el sentido común nos dicen que todos los que tienen algún tipo de responsabilidad en el tema, tienen que dejar a un lado sus egos y buscar casi siempre en el otro lado a los culpables. Lo más sensato y operativo es sentarse en una mesa y hasta que no encuentren una solución, no salen de la reunión y si salen sin haberla encontrado, lo más honrado es irse a sus casas porque no sirven para esto.
Pero son muchos más casos que se encuentran en la mente de todos, porque cada uno lo aplica en su vida diaria. Si tienes varios hijos, siempre procuras ayudar al que esté más necesitado.
Si estás incomunicado, haces lo que sea posible para relacionarte con los demás, esa incomunicación que sufren algunas zonas, curiosamente son siempre las mismas, evita el desarrollo de quienes las habitan.
Cuando ves que algo no funciona, hay que buscar ideas imaginativas para que funcione, no vale seguir haciendo lo mismo y en el caso de estos territorios que se desangran, hay que plantear alicientes que permitan que la gente se quede en ellos y permitan que prosperen.
Es lo de siempre, para algunos no queda más que lamentarse viendo cómo se van quedando relegados, mientras otras zonas hermanas prosperan y solo nos queda sentir esa envidia sana de ver que nosotros, no contamos con la misma suerte o no contamos con quienes hagan que la tortilla de una vuelta de vez en cuando para que se haga por todos los lados.
Es posible que haya que dar la razón a quienes aseguran que hay una planificación para que existan estas dos velocidades y mientras unos, ven como se potencia la implantación de tejido industrial en su territorio para su desarrollo, otros nos vemos en ese olvido que cada vez es más atronador.
Lo dicho, perdemos cada legislatura afiliación para que el pueblo acuda a las urnas, y si sigue la tendencia, quizá llegue ese día en el que ya no sea necesario acudir, porque no tendremos a quien elegir o no habrá personas que puedan elegir a nadie.