Eugenio Rosado Garrido – 16 de abril de 2018.
D. Pedro Pimentel Vigil de Quiñones (V Señor de Tábara) y su esposa Dª Inés Enríquez de Guzmán, tuvieron varias hijas y un hijo. El hijo fue D. Bernardino Pimentel Enríquez, que nació sobre el año ¿1482? en localidad desconocida (pudo ser en Tábara, en Villafáfila o en Valladolid); la infancia la paso en Villafáfila y la juventud en Valladolid, con periodos en Tábara y Benavente.
Restos Fortaleza Villafáfila.net las dos Casa Pimenteles |
En el año 1504 fallece su padre y D. Bernardino tiene que comenzar a dirigir las posesiones que tenía y desempeñar el cargo de regidor de Valladolid. En 1506 caso con Dª Constanza Osorio Bazán. En 1508 compra casas en Valladolid al Marques de Astorga y sobre ellas comienza a construir un palacio de estilo renacentista; en el nació Felipe II en 1527.
El 9-9-1541, el Rey Carlos I le concede el título de Marqués de Tábara, que conlleva el señorío jurisdiccional y territorial sobre la Villa y sus Lugares. En 1542 compra la Villa de Villafáfila a la Corona. Durante los reinados de Carlos I y Felipe II fue miembro de los Consejos de Estado y de Guerra. Sostuvo innumerables pleitos con Lugares, Monasterios, Clérigos y Vecinos. En 1541, en Tábara, inicia varias construcciones, entre ellas un Monasterio o Convento con su Iglesia y un Colegio; mediante escritura de fundación y donación, del 18-6-1559, Monasterio y Colegio son entregados a los Jerónimos.
Tuvo dos hijos: Pedro e Inés; Pedro hereda el mayorazgo que fundó su abuelo y el que fundó su padre.
Puerta Principal Palacio de Tábara
Ya enfermo, se dirige desde Valladolid a Tábara, pero tiene que parar en Villafáfila; aquí otorga testamento el 17-7-1559 ante el escribano Miguel de Carrascosa, y fallece el 19-7-1559.
El testamento, que es muy amplio, dispone de un preámbulo y muchísimas mandas; en el preámbulo indica que se le entierre en el Monasterio de Santa María de Jesús de Tábara, junto a su esposa Constanza (+1545) y a su hermana María, que lo están ya en la parte derecha del Altar Mayor.
Antes de 1541 ya debía de tener casi realizada la Iglesia del incipiente Monasterio, pues a ella el 1-2-1537, el 24-9-1537 y el 1-12-1538 fueron trasladados, desde el Monasterio de Montamarta, los restos de algunos de los antepasados de su madre [Dª Inés Enríquez de Guzmán (hija del I Conde de Alba de Liste)].
Altar Mayor de Iglesia del Monasterio de Santa María de Jesús en Tábara
Las mandas que contiene el testamento, en la actualidad resultan cuando menos curiosas; veamos algunas:
- Que en mis exequias solo se dispongan cuatro hachones y que solo acudan a ellas los frailes que hubiere en el Monasterio; lo mismo se dispondrá en mi cabo de año.
- Que se me digan un total de misas, distribuidas así: 400 en el Monasterio de Santa María de Jesús de Tábara (por mis padres y por mi), 100 en el Monasterio de San Francisco de Villafranca (por los sepultados allí y por mi), 50 en la Villa de Alcañices (por los sepultados allí y por mi), 50 en el Monasterio de Cabeza de Alba -en El Bierzo, cerca de Corullón- (por mi suegra y por mi), 150 en el Monasterio de San Francisco de Benavente (por los allí sepultados y por mi), 100 en el Monasterio de San Francisco de Zamora (por los sepultados en la Capilla de Santa Catalina y por mi), 50 en el Monasterio de Santo Domingo de Zamora (por las personas que tuvimos en algún cargo y por mi), 100 en el Monasterio de Santo Domingo de Benavente (por los sepultados allí y por mi), 100 en San Pablo de Valladolid (por el Papa Adriano VI y por mi), 50 en la Parroquia de Villafáfila (por las ánimas del purgatorio y por mi), 100 en San Francisco de Valladolid (por el estado de la iglesia y por mi), 100 en el Monasterio de la Villa de Tábara (por las personas que han muerto en nuestra casa) y 150 en el Monasterio de Nuestra Señora del Prado de Valladolid (por mi mujer, por mi hermana y por mi).
- Que se den 33 ducados a las Monjas de la Penitencia de Valladolid, para que rueguen por mí.
- Que se dé una limosna de 10.000 maravedíes a los frailes del Monasterio de San Roque de Valladolid, para que digan 100 misas (por los que estén en pecado y rueguen por mí y por mi esposa).
- Que se dé una limosna al Monasterio de Nuestra Señora del Prado de Valladolid, para que hagan un oficio similar al que hacen cuando un fraile fallece allí.
- Que el día que falleciere o al siguiente, todos los clérigos y religiosos que hubiese en la localidad, celebren por mí.
- El depósito de mi cuerpo en la parroquia donde muriere, se efectuara lo más sencillo posible; solo se me pondrá un paño de luto.
D. Bernardino instituyo como testamentarios a: Pedro Pimentel Osorio (su hijo), Alonso López de Texeda, Fray Antonio de Santo Domingo (Rector del Colegio de San Pablo de Valladolid), Sr. Fonseca y Antonio Alfonso Pimentel (VI Conde de Benavente.
Aunque las anteriores mandas testamentarias, hoy nos pueden resultar desconcertantes, para D. Bernardino eran lógicas, pues ya en la escritura de fundación y donación del Monasterio (con su Iglesia) y del Colegio de Tábara a los Jerónimos, realizada el 18-6-1559, en los pactos y en las cargas indicaba:
ü Que todos los Marqueses, sus hijos y descendientes se puedan enterrar en la Capilla Mayor o en otras partes del Monasterio.
ü Que todos los días y para siempre, el Prior y los frailes del Convento digan dos misas rezadas; una de ellas la dotaron mis padres y otra lo doto yo ahora.
ü Que el Prior y Convento hagan todos los años tres memorias solemnes: una por mis padres el día después del aniversario (con vigilia, misa y responso cantados), otra por mi y por mi esposa en la octava de los difuntos (con octava, vigilia conventual y responso cantado) y otra por mi hermana el lunes de Quasimodo (la vigilia) y el martes (la misa con responso cantado). Todos los responsos los dirán los frailes sobre las sepulturas.
ü Todos los sacerdotes que digan misa en los altares de la Capilla Mayor del Monasterio, rezaran un responso sobre las sepulturas. Los domingos y fiestas, al acabar la misa, el Prior hará que Rector y Colegiales digan un responso cantado sobre las sepulturas.
ü Que todos los lunes que hubiese oficio de difuntos, se diga el primero o el quinto responso sobre las sepulturas de los Fundadores, nombrándoles con oración competente.
ü En la primera renglera por fuera de la reja de la Capilla Mayor, sin permiso del Marques no se podrá enterrar nadie.
ü En el aposento que hay en el monasterio, solo podrán oír misa los señores de la casa; en el no podrá entrar ninguna señora de la casa, ni mujer alguna, ellas tienen su tribuna.
En 1620, el IV Marques de Tábara (D. Antonio Pimentel Toledo), construye una Cripta-Panteón bajo el crucero de la Iglesia del Monasterio; la misma tiene forma cuadrada, encontrándose en cada lado dos arcosolios, lo que hace un total de ocho huecos, si bien en uno de ellos se ubica la escalera de acceso.
A esta cripta son trasladadas, al menos algunas de las sepulturas que había en la Capilla Mayor de la Iglesia; después en ella se entierran algunos Marqueses y sus familiares.
Los huecos que tiene la Cripta son los siguientes:
Acceso
1 2
8 3
7 4
6 5
Según el Apeo del Palacio y Convento de 1748, en tal cripta había lo siguiente:
- 2.- Esta D. Pedro Pimentel Vigil de Quiñones +1504 (V Sr. de Tábara) y su mujer Dª. Inés Enriquez de Guzman +1533.
- 3.- No se dice nada.
- 4.- Están D. Antonio Pimentel Toledo +28-3-1627 (IV Marqués de Tábara), su mujer Dª. Isabel de Moscoso y Sandoval +4-10-1624 y sus hijos: Ana, Isabel, María, Antonio, Baltasar, Bernardo y Jerónimo.
- 5.- Están D. Enrique Pimentel Enríquez +1600 (III Marqués de Tábara) y su mujer Dª. Juana de Toledo y Colonna +1593.
- 6.- Hay un cuerpo incorrupto de una mujer.
- 7.- Cadáveres con la osamenta entera y sus vestiduras.
Durante muchísimos años la cripta, al estar abandonada y anegada, estuvo inaccesible. En septiembre de 1991 se inspecciona y se comprueba que su estado es muy precario, siendo necesaria una actuación global. Los correspondientes trabajos se comienzan en 1995 y a partir de 1997 se puede visitar desde la Iglesia de la Asunción de Tábara.
En el suelo del crucero, encima de la cripta, hubo una lápida indicativa de
los enterramientos de los Señores Marqueses de Tábara. Tal lapida, en un primer movimiento por reformas, fue trasladada a la entrada de la iglesia; posteriormen-te se volvió a trasladar, quedando instalada a los pies del Altar de Santo Domingo (ubicado en el crucero en la derecha del Altar Mayor), muy cerca de la escalera de bajada a la Cripta.
Lápida, por SAF
En el preámbulo de su testamento, D. Bernardino, indica que nació, vivió y pretende morir en la fe y creencia de la Santísima Trinidad, así como todo lo que tiene la Santa Iglesia de Roma, confiando participar de la redención de Dios; pide a la Virgen María y a los Santos Apóstoles, que enderecen su muerte para vivir la vida eterna.
Se desconoce si D. Bernardino, antes de su fallecimiento, se arrepintió totalmente de cuantas acciones ejecuto a lo largo de su vida; si ello así hubiese sido, su alma estará junto al “Padre”, pues su misericordia es infinita; más si no fue así, los doctos opinan que las 1.500 misas junto con el resto de las mandas piadosas que testamento, serán insuficientes para purgar los hechos que realizo o mando hacer.
Fundadores del Marquesado de Tábara
EUGENIO ROSADO GARRIDO: 14 de Abril de 2018