SAF –04 de enero de 2016.

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Reproducimos la EDITORIAL del priemr número de «El Correo De Tábara».

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EDITORIAL

Sí. amigo lector: al ojear hoy, como lo hace diariamente, las páginas de este periódico, se ha detenido sin duda en ésta, un tanto extrañado,

porque no es para usted conocida: ¡¡TÁBARA» Sí: así se titula, ve la luz por primera vez el día de hoy y seguirá viéndola periódicamente.

TARARA; título corto y sencillo, quizás un tanto simple y despojado de adornos literarios, pero que sin embargo encierra tantas cosas… ¡Es nuestra Villa! Una ventana abierta, por gentileza de EL CORREO DE ZAMORA, a todo el ámbito provincial y nacional; una ventana, por la cual ustedes se asomarán a esta villa situada a 44 kilómetros de Zamora, en la carretera que conduce al Lago de Sanabria, en las estribaciones de la Sierra de la Culebra. Rodeada de montañas, de aridez y sequía por todas partes, es como un oasis de frescor en medio de ésta desértica zona. Un milagro del Sumo Hacedor que patentiza su Misericordia.

Conocerán a través de ella, su historia y tradición, enriquecidas con documentos escritos de incalculable valor; la vida y costumbres de sus gentes y las de su comarca, pues son 10 las localidades que se precian y enorgullecen de llevar su apellido: Santa Eulalia de Tábara; Moreruela de Tábara, Faramontanos de Tábara, Pozuelo de Tábara, Litos de Tábara, Abejera de Tábara, Ferreruela de Tábara, Sesnández de Tábara, Escober de Tábara y San Martín de Tábara; gentes sencillas y humildes; surcadas sus manos y sus frentes por amplias arrugas que han escrito las gotas de sudor arrancadas en un supremo esfuerzo por extraer a la tierra sus escasos frutos; de aspecto agreste, rudo y hermético, como la tierra montañosa, altiva y salvaje que les rodea, pero de corazón alegre, bondadoso, cantarín y risueño como los abundantes, cristalinos y frescos manantiales que brotan milagrosamente del suelo y discurren por parajes encantadores y a veces parece que hasta encantados, como La Folguera, el Bosque o Palomillo.

De espíritu firme, sereno, seguro y enhiesto como la magnífica torre de la iglesia de estilo románico con influencias árabes que se levanta majestuosamente hacia el cielo, junto a la carretera, declarada monumento nacional y que invita al caminante a detenerse para plasmar en su cámara o en la retina de sus ojos tal maravilla.

También por esta ventana los tabareses, y entendemos por tabareses a los habitantes de toda la comarca, se asomarán al mundo exterior; la curiosidad de leer algo de sus tierras les moverá a conocer y preocuparse de los problemas que les rodean y que son sus propios problemas.

A través de ella nos comunicaremos todos, pero sobre todo los hijos de estos pueblos que por una u otra circunstancia están alejados de ellos, tendrán la oportunidad de saber lo que pasa en sus añoradas tierras. Vaya principal, mente para ellos nuestro más sincero recuerdo y la seguridad de que siempre en esta página tendrán un lugar preferente.

Desde este «Editorial» en el que Tábara saluda a todos sus lectores, queremos agradecer a nuestras primeras autoridades y jerarquías provinciales y locales, la buena acogida que ha tenido por su parte, animándonos en la iniciativa y colaborando en entrevistas y trabajos escritos.

¡La villa de TABARA, siempre estará con ustedes!

 

… y en este primer número se iniciaba una sección -Tábara a sus hijos (1)-. I. Santos firmaba este primero artículo con el nombre

TU PUEBLO TE HABLA

TÁBARA envía un saludo profundamente cariñoso a todos sus hijos dispersos. Saludo que encierra un contenido muy complejo de alegría, añoranza, dolor, esperanza, cariño, ilusión… Al decir esto me acuerdo especialmente de los emigrantes, pues se ven envueltos en una problemática particularmente preocupante.

Pero quisiera que este saludó implicara una respuesta de compromiso por parte de nidos los hijos de Tábara. Desde este rincón que EL CORREO DE ZAMORA nos reserva, podremos fomentar un poco más nuestras relaciones, lo cual nos permitirá también compartir en familia nuestros múltiples problemas. Mas esto no puede consistir simplemente en un mero exponente de los problemas para saberlos sin más, sino que todos nos hemos de sentir comprometidos en ellos. Por esto, antes de nada, Tábara, cuna de nuestra vida, nos dirige una llamada de atención a todos para que tomemos conciencia de los lazos que nos unen y de Sus exigencias.

Sin duda, todos los tabareses sentimos In• quietud sincera por la promoción del pueblo y de la región, si bien cuando se nos propone no la aceptamos por cierto temor tal vez no del todo infundado. Pero llega la hora de tomarse las cosas en serio y esforzarnos en la lucha de sobrevivir dignamente. Esto exige la colaboración de todos en todo: colaboración de los que permanecen en el pueblo con su labor de constancia y de permanencia; colaboración de los estudiantes y demás jóvenes, principal-mente en actividades culturales, deportivas…; colaboración de todos los emigrantes a pesar de su problemática, y de todas las familias que se encuentran fuera y que tanto pueden aportar; colaboración en los proyectos del Ayuntamiento, en el campo religioso, en toda obra de agrupaciones de inquietudes sanas y nobles…

Como se puede intuir, nuestra labor a realizar es de amplias dimensiones y responde a una problemática que se extiende a todos los campos. Ante esto, nuestro pueblo o nuestra villa, nos dirige la palabra a cada uno de nosotros personalmente y nos dice:

—Jóvenes, que formáis un grupo tan numeroso, podéis hacer una gran labor si os lo proponéis, al menos en vacaciones. Es lógico que las primicias de los frutos de la formación que vais adquiriendo las entreguéis a vuestro pueblo. No tenéis derecho a venir a mí sólo para divertiros, pasar unas buenas vacaciones y protestar de lo mal que están las cosas. Si os unís haréis muchas cosas.

—Vosotros, los que os encontráis colocados dignamente en otros lugares: no podéis renegar de vuestro pueblo con la indiferencia ante sus problemas. No podéis convertirme en un mero lugar de veraneo, donde otros se encarguen de proyectar y hacer lo que no pueden. Se os exige algo más.

—Emigrantes, que con tanta ilusión pensáis en vuestra tierra: no os encerréis en vuestra problemática concreta, pues así nunca saldréis de ella. Esforzaos en trabajar por el pueblo y la nación en colaboración con todos, prestando vuestro hombro.

Y a todos nos dice que no esperemos a que nos den las cosas hechas, sino que nos prestemos personalmente, sólo así sabremos valorar todo lo que vayamos consiguiendo.

No significan, sin embargo, estas llamadas una exigencia de centrar exclusivamente nuestra atención en el pueblo, pues, al contrario, hemos de ser de espíritu universalista. Pero sí hemos de evitar el otro extremo, de vivir al margen de nuestros pueblos cuando son algo tan nuestro y ‘que tan profundamente nos afecta.

I. SANTOS

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