Javier Andrés Miranda – 21 de mayo de 2017.
Y al verte encontré una casa en ruinas, flores esparcidas, una puerta de madera quebrada y cerrada, ventanas tapiadas y piedras luchando por sostener tu calma en el vaivén de la brisa encendida de la primavera.
El sol iba y venía, las nubes amarradas y tus palabras; tus palabras me ardían.
¡Cuánto hubiera dado por ser el cerrajero de tu alma y no ladrón de mi derrota!
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